El sistema nervioso es un conjunto de células especializadas en la conducción de señales
eléctricas. Está formado por neuronas y células gliales. Las neuronas tienen la función de coordinar
las acciones de los animales por medio de señales químicas y eléctricas enviadas de un lugar a
otro del organismo. El sistema nervioso capta estímulos del entorno o señales del mismo organismo
(estímulos internos), procesa la información y genera respuestas diferentes según la situación. A
modo de ejemplo podemos considerar un animal que a través de las células sensibles a la luz de
la retina capta la proximidad de otro ser vivo. Esta información es transmitida mediante el nervio
óptico al cerebro que la procesa y emite una señal nerviosa que a través de los nervios motores
provoca la contracción de ciertos músculos con el objetivo de desplazarse en dirección contraria al
peligro potencial.
El aparato reproductor masculino es el encargado de garantizar la reproducción en el
varón. Está formado por órganos internos y externos. Los principales órganos externos
son los testículos, el epidídimo y el pene. Los testículos se alojan en el escroto o saco
escrotal, formado por un conjunto de envolturas que los cubren y alojan. Las
estructuras internas son los conductos deferentes y las glándulas accesorias que
incluyen la próstata y las glándulas bulbouretrales. Los testículos producen
espermatozoides y liberan a la sangre hormonas sexuales masculinas (testosterona).
Un sistema de conductos que incluyen el epidídimo y los conductos deferentes
almacenan los espermatozoides y los conducen al exterior a través del pene. En el
transcurso de las relaciones sexuales se produce la eyaculación, que consiste en la
liberación del líquido seminal o semen. El semen está compuesto por los
espermatozoides producidos por los testículos y diversas secreciones de las glándulas
sexuales accesorias.
El aparato genital femenino (o aparato reproductor femenino) se compone de dos
partes: el útero, que alberga el feto en desarrollo, produce secreciones vaginales y
uterinas, y traslada el semen a las trompas uterinas o de Falopio; y los ovarios,
que producen los ovocitos o gametos femeninos. Estas partes son internas; la
vagina es el canal que comunica con los órganos externos en la vulva, que incluye
los labios genitales, el clítoris y el meato de la uretra. La vagina está unida al útero
a través de la cérvix, mientras que el útero está unido a los ovarios vía las
trompas uterinas. La trompa y el ovario están próximos, pero no pegados. Se
encuentran unidos por un ligamento, pero las trompas tienen cierta capacidad de
movimiento para poder captar el óvulo que se expulsa a la cavidad abdominal.
Además, estas estructuras no están en plano, tienen forma de C, de manera que
los ovarios quedan por delante del útero.
Si durante el tránsito se encuentra con semen, un
espermatozoide o más puede introducirse y fusionarse con el
óvulo, fecundándolo. El equivalente en hombres es el aparato
genital masculino.Durante el proceso reproductivo, el óvulo no es
un recipiente pasivo, sino un participante activo en la
fecundación. Libera determinadas moléculas que son esenciales
para guiar al esperma que permiten que la superficie del óvulo
se una a la superficie del esperma. El óvulo puede entonces
absorber el espermatozoide y puede comenzar la fecundación.
La fecundación ocurre típicamente en los oviductos, pero también
puede ocurrir en el propio útero. Un cigoto se dividirá a lo largo de
suficientes generaciones de células para formar un blastocito, que
se implantará en la pared del útero, donde comenzará los
procesos de embriogénesis y morfogénesis. Cuando se haya
desarrollado lo suficiente para poder sobrevivir fuera del útero, la
cérvix se dilata y las contracciones propelen al feto por el canal de
parto, que es la vagina. Los óvulos son más grandes que el
espermatozoide, y terminan de formarse para cuando una persona
nace. Aproximadamente cada mes, la ovogénesis hace que un óvulo
maduro sea enviado por la trompa uterina unida a su ovario en
anticipación de la fecundación. Si no es fecundado, este óvulo será
descartado fuera del aparato a través de la menstruación.
Llamamos estímulos, sean internos o externos, a estos cambios que se producen en el
ambiente y que producen sensaciones en nuestro cuerpo, que provocarán acciones
que llamamos respuestas. Para ello, la información se recibe en los receptores
(órganos sensoriales) y se traduce a un lenguaje fisiológico. Después, se transmitirá al
Sistema Nervioso Central o al Sistema Endocrino para que actúen para producir la
respuesta más adecuada en los órganos efectores. Los estímulos se reciben a través
de las células sensoriales receptoras distribuidas por el cuerpo o, también, receptores
internos que captan información desde dentro de nuestro organismo.
La información recibida en el estímulo se transmite a través de nueronas
en forma de impulso nervioso hasta el Sistema Nervioso Central. Allí se
procesa la información y se emite una respuesta, que viaja también en
forma de impulso nervioso hasta el órganos efector que realizará la acción
de respuesta.