En 1904, para expulsar a Rusia del este de China se
dio la guerra ruso-japonesa y el descontento
interno pusieron al gobierno de Zar Nicolás II, en la
cuerda floja, pues el impero había crecido
demasiado, era muy costoso y su creciente
población estaba agobiada por las deudas y la
miseria.
En 1905, en Rusia se levantó una
primera revolución que demandó
reformas democráticas, fue
encabezada por la burguesía
apoyada por las masas
campesinas y obreras.
Karl Max había afirmado que
la revolución solo era posible
en países con un capitalismo
industrial avanzado y un
proletariado consciente de las
contradicciones de clase y
decidido a tomar el poder
político.
El partido socialdemócrata se había
dividido en dos fracciones: los
mencheviques, buscaban implantar una
democracia parlamentaria que
promoviera la modernización de Rusia,
y los bolcheviques, luchaban para que
las clases trabajadoras tomaran el
poder bajo la dirección de una elite
intelectual comprometida con el cambio
revolucionario.
Lenin creyó que el capitalismo
estaba liquidado con la Gran
Guerra y que la Revolución rusa
se extendería por todo el
planeta. Sin embargo no
surgieron otras y tuvieron que
retirar a Rusia de la guerra y
firmar la paz de brest-litovsk .
Los rusos blancos, apoyados
por las potencias europeas,
tomaron armas para intentar
restaurar el antiguo régimen.
Los mencheviques y otros
socialistas y liberales
democráticos también se
opusieron a los bolcheviques,
en 1918 procedieron a poner
en practica los principios
marxistas.
Las pérdidas humanas y territoriales de Rusia durante
la Primera Guerra Mundial y la guerra civil, sumadas al
atraso agrícola e industrial, al hambre y las amenazas
de los opositores, presionaron a los bolcheviques a
adoptar una política conocida como comunismo de
guerra.