Demostrar
que la
propaganda
del adversario
está en
contradicción
con los hechos
Si es posible hacer
que una foto o un
testigo, aunque sólo
sea en un único
punto, contradiga la
argumentación del
adversario, éste se
verá desacreditado en
su totalidad.
Se recurrirá entonces,
tanto como sea posible,
a investigadores o a
testigos cuyo pasado o
vinculaciones sean
garantía de
neutralidad.
Reconocer los
temas del
adversario.
Aislados y clasificados por
orden de importancia, los
temas del adversario pueden
ser fácilmente combatidos;
quedan reducidos a su
contenido lógico que es, por lo
general, pobre y, a veces, hasta
contradictorio. Podrá entonces
atacárselos uno por uno y
quizás oponerlos entre si.
Atacar los
puntos
débiles
Contra una coalición
de adversarios, el
esfuerzo deberá
cargarse y en él se
concentrará primero
la propaganda.
Cuando la
propaganda
adversaria es
poderosa, no
atacarla nunca de
frente
La discusión
racional de los
temas del
adversario se
interpreta
generalmente
como un signo de
debilidad.
Atacar y
desdeñar al
adversario.
El argumento
personal, como ya
hemos visto, va
más lejos, en esta
materia, que el
argumento
racional.
La "diversión personal" es
un arma clásica en la
tribuna del parlamento y en
las reuniones públicas o en
las columnas de los diarios;
la vida privada, los cambios
de actitud política y las
relaciones dudosas son sus
municiones ordinarias.
Ridiculizar
al
adversario
Caricaturizando su estilo
y sus argumentaciones o
haciéndolo objeto de
bromas y de breves
historias cómicas
La burla es una reacción
espontánea cuando la
propaganda se hace
totalitaria y suprime las
propagandas adversarias. A
veces entre los mismos
adeptos de éstos, la
convierten en un agente
corrosivo cuyos efectos no
son desdeñables.
Hacer que
predomine
el propio
"clima de
fuerza”
No dejar que el adversario
"tome la punta" y cree una
impresión de
unanimidad en su
provecho; él también
intenta imponer su
lenguaje y sus símbolos,
dotados en sí mismos de
potencia.