Durante el siglo XIX, la historia comenzó a adquirir mayor
rigor y una metodología de corte científico.
Los historiadores nacionales se preocuparon por estudiar los principales hechos y
procesos que definieron el desarrollo histórico del virreinato de Nueva España, aunque
se concentraron principalmente en los ámbitos político y económico.
Fue hasta mediados del siglo XX, en especial en las últimas décadas,
que los historiadores se ocuparon de estudiar la vida cotidiana.
Hoy conocemos los oficios más comunes en la
Ciudad de México durante el virreinato y otros
aspectos de la vida de sus habitantes, como
lugares de esparcimiento, medios de transporte,
formas de entretenimiento, fiestas y
celebraciones, entre muchos otros detalles.
Viaje y navegación del año 1622 que hizo la flota de Nueva España y Honduras. Antonio Vázquez de Espinosa.
“La ciudad es de las mejores y mayores del mundo, de excelente temple, donde no hace frío ni
calor, de maravilloso cielo y sanos aires, que con estar fundada sobre la laguna es muy sana.
Por las causas referidas y serlo la región, coge sitio de una muy populosa ciudad, tendrá de
circunferencia más de dos leguas, todas las casas de muy buena fábrica, labradas de una piedra
finísima colorada, y peregrina en el mundo, de que hay riquísimas minas junto a la laguna, la
cual es dócil de labrar y tan liviana que una losa grande o pequeña nada sobre el agua sin
hundirse, como vide por vista de ojos cuando estuve en aquella ciudad el año de 1612.
”Las calles son muy derechas, anchas y desenfadadas, que juntamente con la buena casería parecen bien, es
muy abastecida, abundante, barata y regalada. Por las calles hay anchas y hondas acequias de agua de la laguna
y puentes por donde pasan de unas partes a otras. Para el abasto de la ciudad entran de toda la tierra cada día
por la laguna más de mil canoas cargadas de bastimentos, de pan, carne, pescado, caza, leña, yerba que llaman
zacate y lo demás necesario, y por tierra todos los días más de 3 000 mulas cargadas de trigo, maíz, azúcar y
otras cosas a las alhóndigas; con que viene a ser uno de los lugares más abundantes y regalados del mundo.
”La ciudad tendrá más de 15 000 vecinos españoles y más de 80 000 indios vecinos que
viven dentro de la ciudad y en el barrio o ciudad de Santiago Tlatelolco y en los demás
arrabales o chinampas. Sin los cuales hay más de 50 000 negros y mulatos esclavos de los
españoles y libres con que la habitación de la ciudad es muy grande y extendida. Es de
mucha contratación así por la grosedad de la tierra y ser Corte de aquellos reynos como
por la grande correspondencia que tiene con España, Perú, Philipinas y con las provincias
de Guatemala y su tierra de Yucatán, Tabasco y todo el reyno de Nueva Galicia y
Vizcaya…”
¿Cómo era la vida de los habitantes de la Ciudad de México en la época colonial?
La Ciudad de México fue fundada encima de las
ruinas de México-Tenochtitlan. Con el paso del
tiempo se convirtió en la más grande de
América. A finales del siglo XVI albergaba cerca
de 90,000 personas, por lo que era más grande
que Roma, Sevilla o Lisboa.
En ella se encontraban los conventos o colegios más importantes, así
como las sedes de las principales instituciones virreinales. El mercado
estaba en la plaza central hoy conocida como la plaza de la constitución,
en la plaza se anunciaban las principales disposiciones reales y locales,
además allí se exhibía públicamente a los reos , en ella estaba la fuente,
que abastecía de agua a vendedores ambulantes y vecinos pobres.
En los hogares de la ciudad se fue configurando la identidad
colectiva expresada en las prendas de vestir, el amueblado
doméstico, los platillos culinarios las costumbres y tradiciones y
muchas otras manifestaciones populares.
Para el siglo XVII la Ciudad de México era un lugar de
vanguardia cultural y artística donde locales europeos de
diversas naciones producían música, pintura, literatura,
ciencia y filosofía acorde con los cánones occidentales,
sin embargo a finales del virreinato la ciudad no podía
ocultar sus grandes contrastes sociales ya que su
ilustrado y elegante centro y sus calles principales
estaban rodeados por barrios marginales y miserables.
Fuentes escritas que suelen ser empleadas por historiadores de la vida cotidiana
Las crónicas de Indias son todos aquellos relatos históricos
elaborados por conquistadores, religiosos o indígenas en los
que dan cuenta del proceso de conquista o de los primeros
años y décadas de la vida en Nueva España.
En los siglos XVI y XVIII se realizaron relaciones
geográficas, que consistían en preguntas formuladas
por las principales autoridades y respondidas por
funcionarios civiles y religiosos sobre diversos
aspectos de la vida en Nueva España.
Hasta nuestros días han llegado también leyendas novohispanas
ubicadas en la ciudad, como el “Callejón del manco”, el “Callejón del
muerto” o la “Casa de los hermanos malditos”, las cuales retratan
algunos rasgos de la cotidianidad.
La literatura de viajes, es decir, obras de
viajeros que escriben sus impresiones
respecto al lugar que conocieron, expone
también facetas del día a día en Nueva
España. Uno de sus principales exponentes
fue el alemán Alexander von Humboldt.
Algunas de las más importantes fuentes históricas directas.
Existen pinturas de ciertas partes de la
ciudad. En este tipo de fuentes se observan
diferentes escenarios capitalinos, como la
plaza, el mercado, los templos, así como la
convivencia de diversos personajes. Las
fuentes iconográficas muestran también
otro tipo de elementos de la vida cotidiana,
como el vestido, las fiestas, los oficios y las
costumbres.
Existen planos que dan cuenta de la evolución histórica de la
ciudad en el ámbito urbanístico, algunos de los cuales se
remontan hasta mediados del siglo XVI. Estas fuentes
representan de manera gráfica edificios, calles, calzadas y
plazas de la ciudad en un momento determinado, lo que
sirve para identificar lugares e interpretar diversos aspectos
de la dinámica de crecimiento de la urbe.
Debido a sus dimensiones actuales y a la labor de las instituciones dedicadas a preservar el patrimonio
nacional, la Ciudad de México es una de las que alberga mayor cantidad de construcciones de la época
colonial, entre las que destacan las sedes de instituciones, hospitales, colegios y academias, casonas
particulares, conventos y templos, así como la Catedral Metropolitana.
En diferentes museos, acervos y colecciones de nuestro país se preservan múltiples objetos
coloniales: vajillas, artículos de cocina, cubiertos, muebles de todo tipo, cofres, ropa, joyas,
monedas, medallas, relojes, lámparas, objetos devocionales, armas, libros, entre otros.
Existe una gran variedad de fuentes documentales
que puede brindar información sobre la vida
cotidiana en la época colonial. Por un lado, están
todos los documentos públicos, como actas de
cabildo, testamentos, bandos reales y cédulas
reales, documentos que manifestaban una orden o
decisión del rey, que implicaba una acción legal.
Por el otro, están los documentos privados, como
la correspondencia personal.