Preguntar a amigos y familiares; es muy probable que nos digan que les gusta, aunque no sea así. El error es aún mayor si nuestros amigos y familiares no encajan con el perfil de nuestro cliente.
TRES OPCIONES QUE TENEMOS SI HEMOS CONSEGUIDO QUE NUESTRA IDEA DE
NEGOCIO SOBREVIVA
1. Antes de empezar a desarrollarla explicar la idea a
potenciales usuarios. Nos servirá para descubrir su
interés inicial y también posibles problemas de bulto que
seguramente estaremos pasando por alto
Error Evitable:
Preguntar a amigos y familiares; es
muy probable que nos digan que les
gusta, aunque no sea así. El error es
aún mayor si nuestros amigos y
familiares no encajan con el perfil de
nuestro cliente.
2. Poner en marcha la idea lo más rápidamente posible, aunque
sea de manera incompleta. Por ejemplo, se puede empezar a
vender online pidiendo al comprador que nos haga una
transferencia.
Error Evitable
Pensar que nuestra idea solo funcionará si la
implementamos al completo y con todos los extras que
somos capaces de imaginar. No se trata de dar un
servicio de mala calidad o roto, simplemente de ofrecer
una versión lo más simplificada posible que sigue
aportando el valor que queremos ofrecer al cliente
3. Observar y escuchar a los primeros usuarios y
clientes
Error Evitable
Dejar que nuestro deseo de
que la idea funcione nos haga
malinterpretar lo que está
pasando realmente. Cuanta
más presión externa tengas
para que la idea funcione
(porque ya has invertido
dinero, porque no te queda
tiempo, porque ya te has
comprometido con el
proyecto...), más riesgo hay de
que escuches lo que quieres
escuchar. Siguiendo estos tres
pasos y casi sin darnos cuenta,
estamos en pleno desarrollo de
la idea.
EN LUGAR DE:
Pensar durante mucho tiempo
Gastar muchos recursos en implementar
nuestra “visión”
Lanzar y ver cómo se recibe nuestra idea
cuando apenas tenemos margen de
maniobra
ESTAMOS:
Pensando bien, pero durante poco tiempo
Gastando pocos recursos en desarrollar y lanzar una
primera implementación
Descubriendo cómo se recibe nuestra idea
cuando todavía nos queda buena parte de
nuestros recursos para poder ajustar el
rumbo
Si nuestra idea funciona, ya tendremos tiempo de
añadir nuevas piezas, perfilar los detalles, pulir los
errores, mejorar el servicio... Incluso, si lo
necesitamos, podremos empezar a hacer previsiones
de ventas. Gracias a que llevaremos un tiempo
vendiendo, al menos tendremos puntos de referencia
reales de los que partir. Si hemos tenido la suerte de
llegar a este punto, será el momento de preocuparse
de buscar financiación. Como nos hemos centrado en
poner la idea en marcha y empezar a vender cuanto
antes, nuestros clientes estarán siendo nuestra
primera vía de financiación (quizás la única vía
necesaria, si no tenemos prisa para crecer o si la
demanda crece a buen ritmo).
Si tenemos o queremos crecer más rápido, tener
clientes nos dará más opciones de que bancos o
inversores nos abran la puerta. Buscar
financiación externa antes de tiempo es casi
imposible en los tiempos que corren. Y si la
conseguimos, usarla para construir la versión
más completa de nuestra idea puede ser el peor
comienzo posible.