Insurrección en Euzkadi, promovida por Euzkadi Ta
Azkatasuna (ETA)
La represión del movimiento se quiso saldar con el “Juicio de Burgos” (1971), donde seis
activistas de la organización fueron condenados a muerte. Bajo fuerte presión, Franco los
indulta, pero declara el estado de excepción. El problema de Euzkadi no hace si no
empezar.
España había emprendido en esta década el camino definitivo hacia la
modernidad
Los españoles emigrantes habían conocido Europa: la libertad, la cultura y el
consumo. La mayoría de españoles no había conocido la guerra y eran, por
tanto, más libres de pensar sin prejuicios. La necesidad de cambio era
política, pero también de estilo de vida y de valores.
El último lustro de la dictadura fue muy
duro.
Las distintas familias del régimen se enquistaron y se
negaron a cualquier cambio (el “búnker”).
Las exigencias del desarrollo económico y social entraron en
contradicción con el inmovilismo de las superestructuras
políticas.
A partir de 1972 se generalizaron las huelgas y protestas (ciudades enteras quedaron
paralizadas).
Carrero Blando, presidente de gobierno.
Debido a la presión “ultra” y la edad, en 1973 Franco dejó en manos de
su “delfín”, el almirante Luis Carrero Blanco, la Presidencia del
Gobierno, conservando la Jefatura del Estado.
La falta de coherencia dominó la escena política
oficial
El régimen ensayó una inútil política de aperturismo: el “Estatuto de
Asociaciones” (1974), patrocinado por el nuevo presidente, Carlos Arias
Navarro, sólo legalizaba a las corrientes políticas procedentes del
franquismo.
La muerte del régimen.
El nuevo monarca hubo de esperar siete meses para poder cambiar en la presidencia
del gobierno a Arias Navarro por Adolfo Suárez. Comenzaría así un largo proceso de
transición hacia la democracia.