A finales del siglo XVII Anton van Leeuwenhoek, tallando lentes, pudo apreciar el mundo que por
su tamaño tan pequeño no era posible ver a simple vista: el mundo microscópico. Años más tarde,
gracias a la invención del microscopio óptico, el hombre pudo tener evidencia del gran mundo que
existía más allá de las lentes y descubrir así un universo inorgánico, como los cristales de la sal de
mesa o las sales de oxalato que se encuentran en la orina y cuya acumulación es la causa de los
cálculos renales.
ESTA COMPUESTO
Por unos lentes que
son los encargados de
ampliar las imágenes
que se enfocan y que
son muy pequeñas
para ser vistas por el
ojo humano.
SU EVOLUCION
EN EL SIGLO XVIII
Robert Hooke (1635-1703) utilizó el
microscopio para descubrir la unidad básica de
la vida y acuñar el término "célula", en una de
las observaciones que publicó en su obra
"Micrographia" (1665).
Al fabricante de microscopios Antoni van
Leeuwenhoek (1632-1723) se le atribuye el
desarrollo de lentes de distancias focales
más cortas para aumentar el nivel de
ampliación
EN EL SIGLO XIX
El microscopio había pasado a través de unas pocas
mejoras más bien mecánicas, tales como la creación de
plataformas y diapositivas para que la muestra
examinada pueda ser colocada en el equipo, y el
desarrollo de las lentes del objetivo para controlar la
amplificación de la muestra y la resolución.
EN EL SIGLO XX Y ACTUALIDAD
En 1903, Richard Zsigmondy (1865-1729)
desarrolló el ultramicroscopio, lo que le
permitió estudiar objetos por debajo de
la longitud de la onda de la luz.
En 1932, Fritz Zernike (1888-1966) inventó el
microscopio de contraste de fase para estudiar
los materiales biológicos incoloros y
transparentes.
En 1938, Ernst Ruska (1906-1988) desarrolló el
microscopio electrónico. Y los físicos Gerd
Binnig (nacido en 1947) y Heinrich Rohrer
(nacido en 1933) inventaron el microscopio de
escaneo y tunelización para ver objetos a escala
atómica.