LA RAIZ: Las principales funciones de la raíz son las de anclar el vegetal y absorber y
conducir agua y minerales. La raíz debe transportar agua y minerales hacia el tallo y
las hojas, a la vez que recibe moléculas orgánicas que proceden de éstos. Además de
la absorción y la conducción, la raíz produce hormonas y otras sustancias que
regulan el desarrollo y la estructura del vegetal.
Un sistema radical axonomorfo o primario penetra más
profundamente en el suelo que un sistema radical fasciculado:
La raíz axonomorfa se desarrolla directamente a partir de la
radícula (raíz embrionaria) y produce raíces ramificadas
llamadas raíces laterales o secundarias. Éstas a su vez se
ramifican, lo que da lugar a un amplio sistema radical.
Monocotiledóneas, como las Gramíneas, poseen un sistema radical
fasciculado. En lugar de tener una gran raíz axonomorfa
desarrollada a partir de la radícula, esta radícula o raíz
embrionaria muere pronto, y surgen numerosas raíces desde la
parte interior del tallo.
El desarrollo de la raíz se produce cerca del ápice de la misma: . Las células
iniciales de un meristemo apical de la raíz se localizan en el interior de un
pequeño centro esférico en el meristemo, que suele tener un diámetro de 0,1
milímetro, donde las células se dividen a una velocidad relativamente lenta. En
un meristemo apical de la raíz, esta área central denominada centro quiescente.
Cuando una célula inicial se divide, una célula hija permanece como célula inicial
en el meristemo apical y el resto se convierte en células derivadas, listas para el
crecimiento y la diferenciación celulares. Si el meristemo apical se daña o
destruye, sólo se necesitarían unas cuantas células iniciales y sus derivadas para
reconstruirlo.
La zona meristemática consiste en el meristemo apical de la raíz y los
tres meristemos primarios. La zona de elongación es el lugar donde
las células derivadas interrumpen su división y comienzan a crecer en
longitud. La zona de elongación es el lugar de mayor crecimiento de la
raíz, pues la elongación de las células hace que la raíz crezca hacia el
interior del suelo. La zona de elongación se continúa con la zona de
maduración, donde las células empiezan a especializarse en estructura
y función, dando lugar, por ejemplo, a las células epidérmicas y las
células conductoras.
La cofia, caliptra o pilorriza protege el meristemo apical de la raíz y la
ayuda a penetrar en el suelo: Un típico meristemo apical de la raíz
produce una cofia, caliptra o pilorriza, que consiste en varias capas
celulares. La caliptra protege las células del meristemo apical de la raíz a
medida que la raíz se abre paso entre las partículas del suelo. En tanto la
raíz crece, las células de la caliptra se van deteriorando y mueren.
Entonces, son desechadas y sustituidas por nuevas celulas.
Toda célula vegetal posee la capacidad
genética de producir mucigel, pero
normalmente sólo las de la cofia hacen
patente dicho potencial. En el interior de
cada célula de la cofia, esta sustancia se
envasa y se transporta en las vesículas del
aparato de Golgi, que se fusionan entonces
con la membrana celular para libera
Toda célula vegetal posee la capacidad genética de producir mucigel, pero
normalmente sólo las de la cofia hacen patente dicho potencial. En el
interior de cada célula de la cofia, esta sustancia se envasa y se transporta
en las vesículas del aparato de Golgi, que se fusionan entonces con la
membrana celular para libera: La mayor parte de la importante absorción
de agua y minerales se produce a través de los pelos radicales, incluso en
árboles de gran tamaño. En los vegetales con un sistema radical
axonomorfo, los pelos radicales pueden aparecer a una profundidad
considerable.
La estructura primaria de la raíz se debe a su labor de obtención de agua y minerales disueltos: Los
botánicos examinan la estructura de la raíz y del tallo, seccionando dichos órganos en diversos planos
y analizando las finas secciones resultantes con la ayuda de un microscopio. Un corte horizontal en
ángulo recto al eje longitudinal se denomina sección transversal. La mayoría de las raíces presentan el
tipo más sencillo de estela, que también es el primero en evolucionar, conocido como protostela. En
toda protostela, el tejido vascular forma un sólido cilindro central que está rodeado de córtex, pero
la disposición del tejido vascular puede variar. En la mayoría de las raíces de Dicotiledóneas y
Coníferas, una sección transversal de protostela muestra la existencia de sólidos dientes o lóbulos de
xilema, entre los que existe floema.
En la raíz de la mayoría de las plantas con semillas, hay dos capas
celulares importantes que rodean la estela, llamadas periciclo y
endodermis. El periciclo es la capa más próxima que rodea la estela. Si la
función primera del periciclo es la de producir raíces secundarias, la
función de la endodermis es regular el flujo de sustancias entre el córtex y
el tejido vascula.
La endodermis se desarrolla a partir de la capa más interna
del córtex y consiste en una capa única de células apiñadas
que rodea el periciclo. A su vez, cada célula endodérmica está
rodeada por 4 de sus 6 lados de una banda de Caspary,
compuesta de suberina y ocasionalmente de lignina, que
impregna las paredes celulares y sella el espacio intercelular
Algunas raíces poseen funciones especializadas, además de anclar la
planta y absorber agua y minerales: Algunas raíces modificadas
proporcionan al vegetal sostén o anclaje adicional. Entre ellas se
encuentran las raíces aéreas, que son raíces adventicias que crecen a
partir del tallo. Las raíces aéreas son frecuentes en los epífitos,
vegetales que crecen encima de otros para obtener sostén, pero que
se procuran su propio alimento.
Las raíces tabulares o contrafuertes son raíces de
forma acampanada que se extienden desde el
tronco del árbol, contribuyendo a estabilizar el
vegetal de forma similar a la de los contrafuertes
en los muros de una catedral medieval.
Las raíces contráctiles de los lirios y otros vegetales se encogen literalmente para
introducir el vegetal más profundamente en el suelo. Algunas raíces modificadas están
implicadas en la reproducción asexual, como los vástagos adventicios comúnmente
llamados chupones, que se originan en la raíz y se abren paso a través del suelo para formar
nuevos vástagos.
Los neumatóforos, o raíces aéreas, proporcionan
oxígeno a aquellos vegetales que viven en áreas
pantanosas, donde la elevada tasa de
descomposición reduce el oxígeno del agua. El
mangle y el ciprés calvo generan neumatóforos
que sobresalen del agua para obtener oxígeno y
sustentar la respiración.
Algunos vegetales, como el muérdago, han desarrollado raíces
parásitas conocidas con el nombre de haustorios, que penetran en los
tallos y raíces de otros vegetales para obtener agua, minerales y
moléculas orgánicas. No ha de resultarnos extraño que una planta
parásita denominado Striga se haya convertido en una plaga agraria de
gran alcance. Todas las modificaciones radicales descritas
anteriormente reflejan los cambios evolutivos que en distintos medios
han tenido un resultado exitoso
Las raíces establecen relaciones cooperativas con otros organismos: A
menudo, las raíces establecen asociaciones mutualistas o de beneficio
mutuo con otros organismos. Las micorrizas, son asociaciones entre las
raíces de una planta vascular y los hongos del suelo, manifiestas en un 80%
de las especies. Los dos tipos principales de asociaciones son las
endomicorrizas y las ectomicorrizas.
En las ectomicorrizas, los hongos no penetran en la
raíz vegetal, sino que una red fúngica muy ramificada
rodea la raíz produciendo una cobertura conocida
como manto. En ambos tipos de relaciones
mutualistas, el vegetal incrementa la absorción de
minerales como el fósforo y, consecuentemente, no
tiene necesidad de producir tantos pelos radicales. El
hongo también puede ayudar a proteger al vegetal del
ataque de hongos nocivos y de nemátodos
(lombrices). Por su parte, el hongo obtiene azúcar y
otras moléculas orgánicas producidas por el vegetal.
Algunos vegetales establecen también asociaciones con
especies de bacterias que fijan nitrógeno, es decir, bacterias que
convierten el nitrógeno del aire en amoníaco, que luego se
añade a diversas moléculas orgánicas. Los vegetales pueden
entonces obtener el nitrógeno fijado por estas bacterias e
incorporarlo a sus aminoácidos, nucleótidos y otros
compuestos vitales que contienen nitrógeno
EL TALLO: Algunos vegetales establecen también asociaciones con especies de bacterias que
fijan nitrógeno, es decir, bacterias que convierten el nitrógeno del aire en amoníaco, que
luego se añade a diversas moléculas orgánicas. Los vegetales pueden entonces obtener el
nitrógeno fijado por estas bacterias e incorporarlo a sus aminoácidos, nucleótidos y otros
compuestos vitales que contienen nitrógeno.
Los botánicos han desarrollado la teoría de zonación y la teoría túnica-cuerpo para describir el
crecimiento del tallo: La teoría de zonación describe el meristemo apical del vástago como una
bóveda dividida en tres regiones: zona de células madre centrales, zona periférica y zona medular. La
zona de células madre centrales contiene células que raramente se dividen y dan lugar a las células
de las zonas periférica y medular. La zona periférica es un anillo de forma tridimensional que rodea
a la zona anterior, consistente en células de rápida división que dan origen a los primordios foliares
y a otras partes del tallo, suministrando además células a la protodermis, al procámbium y a la parte
del meristemo fundamental que produce el córtex. Bajo estas dos zonas se encuentra la zona
medular, que produce células que se convierten en parte del meristemo fundamental que origina la
médula.
La teoría túnica-cuerpo o tunica-corpus sostiene que las células
iniciales del meristemo apical del vástago forman varias capas
celulares, partiendo de la punta del meristemo apical. Las capas
externas de células iniciales dan lugar a la túnica, que equivale a la
parte más externa de la zona periférica.
La capa L3 y sus células derivadas forman el cuerpo, que equivale más o
menos a la zona de células madre centrales, a la parte interna de la zona
periférica y a la zona medular. Las células iniciales del cuerpo sufren división
anticlinal y también periclinal, es decir, paralela a la superficie. En la teoría
túnica-cuerpo, la capa más externa de la túnica produce la protodermis,
mientras que el cuerpo da lugar al procámbium y al meristemo fundamental
En el crecimiento primario de la mayoría de los tallos, el tejido
vascular forma haces independientes: El tallo de algunas plantas
vasculares sin semillas presenta una protostela, el mismo patrón
primitivo típico de la mayoría de las raíces. La protostela aparece en
los vegetales más antiguos de los que se tiene constancia fósil. El tallo
de algunas plantas vasculares sin semillas, como los helechos o los
equisetos, presenta una sifonostela.
En la sifonostela, que evolucionó a
partir de la protostela, el floema
aparece en la parte exterior del xilema
o a ambos lados del mismo. El cilindro
se rompe por la presencia de
intersticios foliares, donde el tejido
vascular se separa de la estela para
introducirse en las hojas.
En el tallo de la mayoría de las plantas con semillas, es decir, las
Gimnospermas y las plantas con flores, el tejido vascular forma haces
vasculares, bandas independientes de xilema y floema. Los haces
vasculares carecen de intersticios foliares. En cada haz, el xilema se sitúa
de cara al centro del tallo, y el floema de cara a la superficie del mismo.
En la mayoría de los tallos de Gimnospermas y Dicotiledóneas, los haces
vasculares forman un círculo alrededor de la médula, una disposición
que se conoce con el nombre de eustela.
Una región de transición asegura la continuidad vascular entre raíz y
tallo: Si la mayoría de las raíces presenta la protostela, y la mayoría de
los tallos posee diferentes disposiciones de haces vasculares, ¿cómo se
conectan los tejidos vasculares de la raíz y del tallo? La respuesta es
que hay una zona de transición entre la raíz y el tallo, en la que una
disposición se fusiona poco a poco con la otra.
La zona de transición se forma durante el crecimiento temprano
de la plántula y mide entre unos pocos milímetros y unos pocos
centímetros de longitud. Cabría preguntarse por qué la raíz y el
vástago de un mismo vegetal presentan diferentes disposiciones
de tejido vascular. Con todo, puede ser que la protostela no
proporcionase suficiente sostén a un tallo superficial, y por esa
razón se sustituyó gradualmente por la sifonostela o la eustela
de la mayoría de las plantas vasculares.
Los primordios foliares se originan en los laterales del meristemo apical del
vástago, según un patrón específico: Los primordios foliares se forman en
los laterales del meristemo apical del vástago en una disposición
ordenada y previsible, conocida como filotaxis o filotaxia (del griego,
«orden foliar»), diferente en cada especie vegetal. Existen tres tipos
básicos de disposición foliar, que se diferencian por el número de hojas
que hay en cada nudo: alterna, opuesta y verticilada
La disposición alterna presenta tan sólo una hoja por nudo. En un tipo
de filotaxis alterna, cada hoja forma 180º con la hoja previa y se
denomina dística. Una disposición opuesta consiste en dos hojas por
nudo. En una variación, cada par de hojas está orientado como el par
previo. En otra variación denominada decusada, cada par de hojas
forma un ángulo recto con el par previo. Una disposición verticilada
incluye tres hojas o más por nudo.
En otra variación denominada decusada, cada par de hojas forma un
ángulo recto con el par previo. Una disposición verticilada incluye
tres hojas o más por nudo. Hay dos tipos de teorías que tratan de
interpretar la disposición de los primordios foliares en el meristemo
apical: teorías de campos y teorías del espacio disponible. Las
teorías de campos o bioquímicas apuntan a las hormonas o a otras
sustancias promotoras del crecimiento como la causa.
Las variaciones en el tallo reflejan las diferentes tendencias evolutivas:
Tomemos como ejemplo dos tallos: el largo y fibroso de una palmera y el
corto y esbelto de una planta de trigo. Las palmeras son los vegetales más
altos cuyo tallo sólo presenta crecimiento primario. Aunque las palmeras
carecen de meristemos laterales (secundarios), el tronco sigue creciendo a
lo ancho como resultado de la división y crecimiento continuos de las
células derivadas del meristemo apical.
Las palmeras y el trigo son dos buenos ejemplos de cómo
diferentes medios pueden modificar el tallo evolutivamente
para cubrir diversas necesidades. Originarias de regiones
tropicales donde las heladas son escasas o inexistentes, las
palmeras gozan de una larga vida y deben competir con
muchos otros vegetales por la luz solar, a menudo en
exuberantes selvas tropicales.
El tallo del trigo y el de las palmeras difieren significativamente en el número
de entrenudos y en los patrones de elongación. Cada tallo del trigo produce un
vástago principal y de uno a tres vástagos auxiliares llamados hijuelos. La
mayoría de los entrenudos no se alargan desde el principio, de manera que
cada meristemo apical del vástago permanece cerca del nivel del suelo hasta
casi el final del ciclo vital. Gracias a la acción de los meristemos intercalares en
los entrenudos, cada vástago crece desde unos centímetros hasta un metro,
produciendo una inflorescencia que dará lugar a los granos de trigo cuando se
produzca la polinización.
Algunos tallos poseen funciones especializadas,
además del sostén y la conducción: Algunos
tallos modificados intervienen en la
reproducción. El tallo rastrero denominado
estolón es horizontal y superficial, como el de la
planta de fresa, y contribuye a la reproducción
vegetativa.
El tallo horizontal que recibe el nombre de rizoma es subterráneo.
Este tipo de tallo es típico de los lirios, donde los rizomas
desarrollan nuevas hojas y tallos cada año. Otros tallos modificados
almacenan nutrientes o agua. Un tallo que contiene una reserva de
nutrientes aumenta al acumular almidón en sus células
parenquimáticas. El tubérculo, como en el caso del boniato o
batata, es un tallo subterráneo compuesto principalmente por
células parenquimáticas llenas de almidón, que se originan en la
punta de un estolón o de un rizoma.
En un bulbo, como la cebolla, el almidón se acumula en las
hojas gruesas y carnosas adheridas al tallo. El bulbo sólido,
como el del gladiolo, es un tallo subterráneo de reserva que
presenta la forma de un bulbo, pero consiste más bien en tejido
del tallo que en hojas gruesas.
LAS HOJAS: Los primeros vegetales eran sistemas de tallos fotosintéticos,
y las hojas evolucionaron a partir de ramas situadas un mismo plano que
crecieron juntos. De este modo, las hojas se convirtieron en los
principales órganos fotosintéticos de un vegetal
Un primordio foliar se desarrolla mediante división, crecimiento
y diferenciación celulares hasta convertirse en una hoja: La
formación de una protuberancia en un flanco del meristemo
apical del vástago aporta el primer indicio de que aparecerá una
nueva hoja. A medida que el meristemo apical crece y se aleja,
las células de dicha protuberancia se alargan hasta que aparece
un primordio foliar plano.
El primordio se expande mediante división y crecimiento
celulares, dando lugar a un pecíolo delgado y a un limbo, que es
la parte plana de la hoja. Con frecuencia, los pecíolos presentan
dos pequeñas laminillas de aspecto foliar llamadas estípulas,
que están unidas al nudo.
Algunas hojas, denominadas sésiles, carecen de pecíolos y están
directamente unidas al tallo. Este tipo de hoja es muy común en las
Monocotiledóneas, donde la base de la hoja rodea el tallo formando
una vaina. En la región del primordio que da lugar al limbo surgen
protuberancias longitudinales de células divisibles que se
desarrollan a cada lado del primordio. Si estas dos protuberancias
producen nuevas células de forma pareja, el borde del limbo,
llamado margen, será liso y uniforme.
El mesófilo, tejido fundamental de las hojas, se
encarga de llevar a cabo la fotosíntesis: La
fotosíntesis en una hoja tiene lugar en el tejido
fundamental clorenquimático denominado mesófilo,
que se encuentra entre las capas superiores e
inferiores de la epidermis.
Las células del mesófilo contienen cloroplastos y están
especializadas en la fotosíntesis. Ocasionalmente, las
células del mesófilo muestran una forma alargada y se
alinean por debajo de la epidermis, en una disposición
conocida como mesófilo en empalizada, también
denominada parénquima en empalizada.
Las capas en empalizada suelen estar formadas por una
sola capa de células, aunque una luz solar intensa puede
dar lugar a múltiples capas. En muchas Dicotiledóneas,
las capas en empalizada aparecen justo por debajo de la
capa superior de la epidermis, que es la parte más
expuesta a la luz. Bajo el mesófilo en empalizada se
encuentra el mesófilo esponjoso, también llamado
parénquima esponjoso.
El tejido vascular de una hoja se dispone en
forma de nervios: El tejido vascular de cada hoja
se conecta con el tejido vascular del tallo. En cada
nudo del tallo suele haber dos o más haces
vasculares denominados rastros foliares, que
abandonan el tejido vascular principal del tallo y
atraviesan un pecíolo conector para llegar al
limbo.
Una vez dentro del pecíolo y del limbo, los
haces vasculares se dicen nervios foliares y
son una continuación de los haces vasculares
del propio tallo. Los nervios foliares se forman
debido a la influencia de hormonas vegetales,
en particular, de la auxina.
Existen asimismo dos disposiciones típicas de nervios foliares,
conocidas como nervadura reticulada y nervadura paralela. La
mayoría de las Dicotiledóneas y los helechos presentan
nervadura reticulada, en la que los nervios foliares forman redes
ramificadas. Las hojas de la mayoría de las Monocotiledóneas y
Gimnospermas presentan nervadura paralela, también conocida
como nervadura estriada, en la cual los nervios se disponen en
grandes líneas paralelas a lo largo de los bordes foliares.
La forma y disposición de las hojas obedecen a causas
medioambientales: La forma, el tamaño y la disposición de las
hojas ayudan a los vegetales a llevar a cabo la fotosíntesis y a
cubrir otras necesidades. Las diversas formas y estructuras
foliares, determinadas genéticamente, reflejan las características
que han permitido que los vegetales sobrevivan en diferentes
medios. Las hojas pueden ser grandes o pequeñas, numerosas o
escasas, gruesas o finas, y persistentes o efímeras, dependiendo
de la especie, de las necesidades fotosintéticas y del entorno.
Una hoja simple consiste en un limbo con el margen entero o bien
más o menos dividido en lóbulos o dientes. En una hoja
compuesta, el limbo está dividido en folíolos. En una hoja
compuesta palmeada, los folíolos están unidos a la punta del
pecíolo y se despliegan como los dedos de una mano abierta.
De manera general, las hojas grandes con limbos finos y lisos se
dan en ambientes con temperaturas bajas, niveles de luz bajos,
húmedos y carentes de viento. La mayor superficie compensa el
bajo nivel de luz. Las hojas pequeñas con márgenes variables se
dan en ambientes con temperaturas más templadas, niveles de
luz elevados, secos y con vientos fuertes.
Las hojas que crecen al Sol tienen una estructura interna algo
diferente a la de aquéllas que crecen en la sombra. Las hojas de
algunos vegetales pueden orientarse a sí mismas en relación con
la luz. La planta al compás (Silphium laciniatum o Lactuca
biennis) se denomina así debido a que el haz de sus hojas se
orienta hacia el este y hacia el oeste.
La zona de abscisión se origina en el pecíolo de
una hoja caduca: Las plantas que pierden todas
sus hojas en ciertas estaciones del año se conocen
con el nombre de caducifolios. En los vegetales de
hoja caduca, las áreas donde las hojas se separan
del vegetal se conocen con el nombre de zonas de
abscisión.
Estos cambios en el medio desencadenan la
producción de hormonas que inician una serie
programada de procesos químicos. Después de que las
pequeñas moléculas útiles regresen de las hojas al
tallo, las reacciones químicas dan lugar a la capa de
separación de la zona de abscisión, en la que las
laminillas medias y las paredes celulares se debilitan.
La mayoría de los pinos y otras Coníferas son árboles perennifolios, a
pesar de que pierden sus hojas gradualmente después de algunos
años. Se podría pensar que las hojas que persisten durante un año
requieren menos energía que las que se renuevan cada año. Con
todo, mantener las hojas durante una temporada fría o seca también
requiere energía y supone muchas restricciones en lo que a forma y
estructura foliares se refiere
Algunas hojas poseen funciones especializadas, además de la
fotosíntesis y la transpiración: Los vegetales han modificado las
hojas para que desempeñen una serie de funciones específicas.
Las hojas resistentes a las sequías presentan adaptaciones con
el fin de disminuir la pérdida de agua. Los vegetales que se dan
en ambientes secos y desérticos se conocen con el nombre de
xerófitos.
Las espinas son hojas o estípulas modificadas y afiladas. Algunas
espinas se describen como hojas modificadas, pero en realidad
son tallos modificados que surgen a partir de las yemas axilares
que se encuentran donde la hoja se une al tallo. Las capas de
células espinosas no son ni hojas ni tallos modificados, sino
protuberancias que desarrollan las células de la epidermis o del
córtex.
Algunas plantas trepadoras forman zarcillos, que son formas
finas y largas con capacidad de enrollarse en espiral, que e se
adhieren a una estructura de soporte. Los zarcillos siguen un
tipo de crecimiento llamado tigmotropismo.
Las brácteas son hojas modificadas que
aparecen en la base de las flores, pero no son
parte de las flores en realidad. Por ejemplo, las
flores de Pascua (Euphorbia pulcherima)
poseen brácteas rojas o blancas.
Las hojas carnosas, son características de las
plantas suculentas que crecen en el desierto de
Kalahari, en el sur de África. Estos vegetales
resuelven los problemas que conllevan las áridas y
calurosas condiciones del desierto enterrándose en
la arena, con sus hojas apenas sobresaliendo por
encima del terreno.
Las plantas de Begonia rex pueden reproducirse a partir de
discos foliares que se extraen de las hojas y se colocan en papel
de filtro humedecidos, donde las raíces surgirán a partir de los
nervios
La epidermis de la hoja proporciona protección, además de
regular el intercambio de gases: La epidermis de la hoja, que es
una capa única de células procedentes de la protodermis, evita
que la hoja pierda agua y la protege de abrasiones y de la
intrusión de hongos o bacterias causantes de enfermedades. La
epidermis también regula el intercambio de gases, como el CO2 ,
el O2 y el vapor de agua, que la hoja o bien necesita o bien
fabrica. Normalmente, la epidermis no es fotosintética.
En ocasiones, las células epidérmicas poseen numerosos pelos
foliares. Algunos de estos tricomas, que hacen que la hoja sea
pubescente (vellosa), la protegen contra la pérdida de agua y el
exceso de acumulación de calor. Otros contienen sustancias
tóxicas que repelen los insectos y otros animales que se alimentan
de hojas.
Cuando las células oclusivas toman agua, las bandas de celulosa de
sus paredes celulares hacen que se hinchen y se curven de manera
que el estoma se abre. Cuando las células oclusivas pierden agua, el
estoma se cierra. En la mayoría de los vegetales, la cantidad de agua
en una hoja es un importante factor para saber si los estomas están
abiertos o cerrados
La transpiración, o evaporación de agua a través de los estomas,
funciona como un mecanismo de succión que trae el agua y los
minerales desde la raíz hasta el tallo. De hecho, el vegetal debe perder
agua de las hojas para provocar la subida de agua desde la raíz. Como
la transpiración proporciona más agua de lo que el vegetal necesita, el
proceso supone una ganancia neta de agua para el mismo.