Los riñones son dos órganos en forma de
poroto o habichuela, de 12 cms. de alto, 6
cms. de ancho y 3 cms. de espesor.
Dispuestos en el plano frontal, su borde
medial, cóncavo, presenta el hilio del
órgano por donde ingresan la arteria
renal y los nervios, y salen la vena renal y
la pelvis renal.
Ureteres
Los uréteres son tubos delgados de músculo que
conectan los riñones con la vejiga y transportan la
orina a la vejiga. La vejiga es un órgano hueco,
musculoso y con forma de globo que se expande a
medida que se llena de orina. La vejiga se encuentra
en la pelvis entre los huesos de la cadera.
Glándulas
Sudoriparas
Estas glándulas secretan una
sustancia viscosa y oleosa
amarillenta inodora, que al ser
procesada por las bacterias en la
superficie de la piel, adquiere un
olor agrio. Las glándulas
sudoríparas apocrinas están
bajo el control de las hormonas
sexuales y por lo mismo solo se
vuelven activas desde la
pubertad.
Vejiga Urinaria
La vejiga es un órgano
hueco, musculoso y con
forma de globo que se
expande a medida que
se llena de orina. La
vejiga se encuentra en
la pelvis entre los
huesos de la cadera. Una
vejiga normal actúa
como un reservorio.
Puede contener de 1.5 a
2 tazas de orina.
Uretra
En los varones, la uretra mide
cerca de 20 cm de largo, pasa
por la glándula prostática y
luego a través del pene al
exterior del cuerpo. En el
varón, la uretra es un
conducto común al aparato
urinario y al aparato
reproductor, por tanto, su
función es llevar al exterior
tanto la orina como el líquido
seminal. Su movimiento es
voluntario
FORMACIÓN DE LA ORINA
Los riñones filtran sustancias no deseadas de la
sangre y producen orina para excretarlas. Hay tres
pasos principales en la formación de orina: filtración
glomerular, reabsorción y secreción. Esos procesos
garantizan que solo los residuos y el exceso de agua
se eliminen del cuerpo.
Filtración glomerular: La filtración glomerular es el primer paso en la formación de
la orina, y cabe destacar que se trata de un proceso pasivo en el cual la presión
hidrostática empuja a los fluidos y solutos a través de la membrana pertinente.
Este intercambio tiene lugar en las paredes semipermeables de los glomérulos, que
a su vez se encuentran rodeados por una envoltura externa que recibe el nombre
de “cápsula de Bowman”. Las arteriolas (ramificaciones arteriales muy pequeñas)
que llegan a los glomérulos (aferentes) tienen un diámetro más ancho que las
eferentes y, por tanto, la sangre que abandona el glomérulo crea una presión
hidrostática característica. Esta presión hidrostática glomerular “obliga” a los fluidos
y pequeños solutos a abandonar los capilares sanguíneos hacia la cápsula
glomerular, mientras que los cuerpos celulares y otras moléculas grandes se
quedan en el torrente sanguíneo. Al ser un proceso pasivo, no requiere gasto
energético.
El resultado es un líquido recién filtrado que contiene grandes cantidades de agua, electrolitos y sustancias
orgánicas, como glucosa, vitaminas y aminoácidos. Todo este proceso se ve representado por un valor
conocido como “tasa de filtración glomerular” (GFR), que generalmente oscila una cifra de 125 ml/min.
La reabsorción tubular es el proceso mediante el cual la nefrona elimina el agua y los solutos
del líquido tubular (preorina) y los devuelve a la sangre circulante.
ENFERMEDADES RELACIONADAS
1. Enfermedad renal crónica La enfermedad o insuficiencia renal crónica se define como la pérdida progresiva,
permanente e irreversible de la tasa de filtración glomerular a lo largo de un tiempo variable. Según estudios,
afecta aproximadamente al 10 % de la población adulta española y a más del 20 % de los mayores de 60 años.
Esta patología empeora de forma progresiva con el paso de los años y puede permanecer asintomática
durante sus primeras etapas, así que podría estar muy infradiagnosticada a nivel general. La hipertensión
arterial y la diabetes son las 2 causas principales de la enfermedad renal crónica. También puede verse
propiciada por trastornos autoinmunitarios, defectos de nacimiento, lesiones al riñón, infecciones, cálculos
renales, problemas arteriales y muchas condiciones más. El control de la patología subyacente puede retrasar
el daño a los riñones, pero en etapas graves se debe recurrir a la diálisis o el trasplante.
2. Cáncer de riñón Como su propio nombre lo indica, el cáncer de riñón se trata de una neoplasia maligna que
comienza en este órgano. Es uno de los cánceres más comunes tanto en el sexo masculino como en el
femenino, afectando a 1 de cada 46 varones y 1 de cada 80 mujeres. No suele presentar síntomas en sus
etapas más tempranas, pero cuando está desarrollado puede cursar con sangre en la orina, un dolor en el
costado que no desaparece, pérdida de apetito, cansancio y fiebre. La edad avanzada, el tabaquismo, la obesidad,
la hipertensión y otras muchas condiciones se consideran factores de riesgo para el desarrollo de esta
enfermedad. Para la mayoría de los cuadros, la cirugía es el tratamiento inicial. Este puede pasar por la
extirpación del tumor o del riñón al completo. La terapia dirigida, la inmunoterapia y la radioterapia pueden
concebirse en los casos muy avanzados y recurrentes.
7. Pielonefritis La pielonefritis o infección renal se define por la presencia de gérmenes en la orina.
Habitualmente es causada por bacterias, pero en casos excepcionales puede ser fúngica o vírica. Suele
cursar con fiebre, escalofríos, dolor de espalda, necesidad de orinar a menudo y producción de orina turbia.
Las mujeres están en mayor riesgo de padecer esta condición que los hombres, pues su uretra es más
corta y favorece la colonización por microorganismos. El tratamiento de esta enfermedad depende del
agente causal, pero si este es bacteriano se deben utilizar antibióticos. Es necesario llevar a cabo un cultivo
de orina y un antibiograma para que el fármaco de elección sea lo más efectivo posible y evitar así
farmacorresistencias derivadas.