La educación permanente y su impacto
en la educación superior
La revalorización del concepto de educación
permanente es quizás el suceso más
importante ocurrido en la historia de la
educación de la segunda mitad del siglo xx
Pero la educación permanente no es
sinónimo de educación de adultos, aunque
ésta es su “punta de lanza”, según Paul
Lengrand. Limitar la educación
permanente a un grupo de edad es una
contradicción en los términos. Además, las
necesidades educativas que la sociedad
contemporánea plantea no pueden ser
satisfechas ni por la educación de adultos
ni por la educación restringida a un
periodo de la vida, por largo que éste sea.
De ahí la conveniencia de
llevar a cabo un deslinde
conceptual que permita
caracterizar a la educación
permanente antes de
examinar sus repercusiones
en la educación superior
contemporánea.
La aceptación de la idea de que el ser humano se educa durante toda su vida, o como nos dice Paulo
Freire: “es educable mientras vive”. El segundo es el reconocimiento de todas las posibilidades
educativas que ofrece la vida en sociedad.
La educación permanente es integral. La educación permanente
se define a sí misma desde la persona, localizada en un tiempo y
en un lugar específico en una sociedad o trabajo determinado y
se interesa profundamente por el desarrollo y crecimiento de la
persona en todas sus posibilidades y capacidades.
Es interesante anotar que la primera vez que la
idea de la permanencia del proceso educativo se
incorpora en un texto oficial, es precisamente a
propósito de la educación de adultos
La conceptualización del principio de la
educación permanente es relativamente
reciente y se debe, en gran parte, a los
esfuerzos de la unesco y de la Comisión de
Cultura y Educación del Consejo de Europa
La noción de educación permanente se introduce de
manera formal, por primera vez, en la Conferencia
sobre la Retrospectiva Internacional de la Educación de
Adultos, reunida en Montreal en 1960, bajo los
auspicios de la unesco
La educación de adultos no puede ser considerada intrínsecamente,
sino como un subconjunto integrado en un proyecto global de
educación permanente,
La educación es un proceso continuo. La capacidad de educar permanentemente y, por tanto, el
perfeccionamiento educativo es un proceso continuo a lo largo de la vida.
Conviene, sin embargo, no confundir la educación permanente con la educación continuada, como
sucede con frecuencia, al querer monopolizar el término para sus propios fines. La educación de
adultos no es más que una parte, aunque importante, de un sistema de educación permanente. En
cuanto a la noción de educación continuada, es también restrictiva en el sentido de que concierne
exclusivamente al aspecto profesional de la educación, mientras que en el concepto de educación
permanente, el término “educación” se toma en su significado más amplio
La expresión “Educación permanente” designa un
proyecto global encaminado tanto a reestructurar el
sistema educativo existente, como a desarrollar todas
las posibilidades de formación fuera del sistema
educativo