La teoría antigua del reflejo fue desarrollándose en las doctrinas de Platón y Aristóteles, no podían
aceptar la forma ingenuo-naturista de los presocráticos. Pero fieles al supuesto fundamental de toda
la filosofía antigua: la tesis de la unidad entre el saber y el objeto. Platón formuló la teoría causal de
la percepción: comparó el sujeto cognoscente con un pedazo de cera y el objeto de la percepción con
un sello que penetra la cera. En lo que se refiere a Aristóteles, expresó la idea de que el sujeto es
potencialmente lo que el objeto cognoscible es en el momento.
EDAD MEDIA
la filosofía de los siglos XVII y XVIII presenta un nuevo planteamiento del problema que se desarrolla
en relación estrecha con las ciencias naturales. Esto se manifiesta principalmente, en la comprensión
del sujeto, de lo subjetivo, como algo claramente diferenciado de la substancia material que le es
lógicamente opuesto.
EDAD MODERNA
Descartes comprendió el "yo", la autoconciencia del sujeto, como el principio, en cuya existencia no
se puede dudar, porque el acto mismo de dudar presupone el "yo" (pienso, luego existo). En su
sistema, a la materia se le atribuye una propiedad cuantitativa, mientras que al espíritu se le da una
cualitativa. De ahí resulta un dualismo marcado: la exclusión lógica de las dos substancias. En la
medida que el racionalismo –después de Descartes- atribuía a la sustancia ideal y material, al sujeto
y al objeto, propiedades lógicamente incompatibles, no pudo resolver el problema del conocimiento.
EDAD CONTEMPORANEA
En Locke aparecen la experiencia externa (sensorial) y la experiencia interna (la reflexión) como dos
fuentes casi independientes del conocimiento, cuya relación no está claramente determinada, pero
cuya independencia es señalada categóricamente por el filósofo. A esto se añade otra dificultad para
los filósofos de este periodo en el problema sujeto-objeto, y que consistió en lo siguiente: para la
ciencia de aquel tiempo, la concepción de materia correspondía al conocimiento que de ella habían
elaborado las ciencias naturales matemático-mecánicas que las identificaban con el saber objetivo, y
todo aquello que se salía de este margen era declarado subjetivo. El conocimiento era interpretado
como análisis y sistematización de las impresiones del objeto dadas en la experiencia sensorial
(empirismo)
HEGEL
Hegel superó plenamente aquellos elementos de enajenación en la comprensión del sujeto y el
objeto, los cuales se conservan todavía en la filosofía de Kant. Hegel demostró su dependencia
mutua dialéctica, su enlazamiento mutuo, descubrió rigurosamente que no es posible contraponer
metafísicamente realidad objetiva (en Kant, la cosa en sí) y objeto, saber empírico y saber racional,
experiencia "externa" e "interna", razón teórica y práctica. Según Hegel, sujeto y objeto son
sustancialmente idénticos porque la realidad se basa en el autodesarrollo del espíritu absoluto, (en
el sentido absoluto de la palabra, realidad y espíritu absoluto confluyen, según Hegel). Pero el
espíritu absoluto, para Hegel, es el sujeto absoluto que se tiene a sí mismo como objeto. La
fenomenología del espíritu de Hegel, se dedica a la tentativa de comprobar esta tesis.
MARX
El materialismo dialéctico afirma que la posición de que el saber no es una cosa independiente que
se inmiscuye entre sujeto y objeto, sino un momento de la actividad del sujeto frente al objeto, una
"forma transformada" (Marx) específica del proceso cognoscitivo. El saber representa la actividad
cognoscitiva potencial del sujeto. (Cuando el saber se convierte de una actividad cognoscitiva
potencial en una actual, entonces, ya no aparece en "forma transformada" de la objetividad, sino
como momento del proceso cognoscitivo.) De este modo, en la realidad, no hay dos relaciones
independientes –la del saber con el objeto y la del sujeto con el saber-, sino sólo la relación entre
sujeto y objeto. El saber no es un "mediador" entre sujeto y objeto, sino una forma de la realización
de la relación cognoscitiva. En su forma "tranformada", específica, un tipo de cristalización de la
actividad cognoscitiva realizada y la forma de su posible desarrollo futuro.
KANT
Por primera vez en la historia de la filosofía, Kant demuestra que el objeto no es una cosa ajena al
sujeto, algo externo y opuesto a éste. La función de la objetividad, según Kant, es una forma de la
actividad del sujeto, y el propio sujeto no existe fuera de las cosas conocidas por él. Además, según
Kant, el objeto sólo existe en las formas de la actividad subjetiva y sólo así puede ser conocido. La
cosa en sí, es decir, la realidad existente fuera de cualquier relación con el sujeto cognoscente es
dada al sujeto solamente en la forma de los objetos. Según el filósofo alemán, los objetos son en su
esencia producto de la actividad creadora propia del sujeto.
LOCKE
En Locke aparecen la experiencia externa (sensorial) y la experiencia interna (la reflexión) como dos
fuentes casi independientes del conocimiento, cuya relación no está claramente determinada, pero
cuya independencia es señalada categóricamente por el filósofo. A esto se añade otra dificultad para
los filósofos de este periodo en el problema sujeto-objeto, y que consistió en lo siguiente: para la
ciencia de aquel tiempo, la concepción de materia correspondía al conocimiento que de ella habían
elaborado las ciencias naturales matemático-mecánicas que las identificaban con el saber objetivo, y
todo aquello que se salía de este margen era declarado subjetivo. El conocimiento era interpretado
como análisis y sistematización de las impresiones del objeto dadas en la experiencia sensorial
(empirismo).