Son regímenes políticos no democráticos que se caracterizan por
el poder todopoderoso del Estado, que se infiltra en todos los
aspectos de la vida, tanto públicos como privados.
Estos estados están en contra de la
democracia ya que se considera que se
cuestiona el monopolio del poder y divide a
la sociedad.
El único partido permitido es la espina vertebral
del régimen, a través de él se predica
machaconamente la ideología dominante a la
sociedad y se controla a la población. El partido
está dirigido por una minoría, una elite dirigente,
que es la que marca las directrices a seguir.
El líder del estado
totalitario es considerado
como una persona
sobrehumana, venerada.
Uno de sus métodos de manipulación es la
creación de organizaciones paralelas para
encuadrar a todos los sectores de la población
no se podía permitir nada que
cuestionara la primacía del partido
y de la ideología oficial.
Al frente del Estado se
encuentra un líder
carismático que encarna
al partido único y a la
nación.
Todos los aspectos de la vida están inspirados por un espíritu ultranacionalista
que hunde sus raíces en el nacionalismo extremista del siglo XIX. La patria
requiere sacrificios de todos y a ésta se le rinde culto, el líder es la reencarnación
de los valores de la nación y es también divinizado.
Se odian los movimientos obreros y de trabajadores
desigualdad entre los hombres: racismo y xenofobia.
Hemos de decir que el régimen configurado por Stalin en la Unión Soviética es una
derivación, en parte, del Estado comunista creado por Lenin. La ideología de Lenin
supone la actualización y puesta en práctica por primera vez de las ideas de Marx y
Engels.
Una idea constante en la ideología marxista es el rechazo del
nacionalismo al que se considera una herramienta de la
burguesía y el capitalismo, Marx había dicho que los obreros
no tienen patria.