Cada vez más aspectos de nuestra vida están expuestos
en la Red, mientras se avecina una revolución mucho
más profunda de lo que hemos vivido hasta ahora: el
Internet de las cosas que acabará por disolver las ya
estrechas fronteras entre lo digital y lo físico.
Un 40% de la población mundial navegan por Internet.
Poseemos cada vez más aparatos conectados a Internet,
lo que significa que tenemos una creciente capacidad
para operar, comunicarnos y trabajar remotamente.
La mayoría de los expertos cree que la seguridad no está ni de
lejos a la altura de la revolución en marcha, aunque siguen
avanzando como si esto no fuese un problema. Aquellos que
están mejor informados toman precauciones más intensas que
el común de los mortales.
Los ataques informáticos se
podían separar tradicionalmente
en dos categorías: los que
ocurren dentro de la Red y los
que saltan las barreras hacia el
mundo físico.
Por un lado, están los robos o manipulación de datos
ante los que las empresas y los usuarios toman cada
vez más precauciones, ya sean pymes, bancos o las
grandes compañías informáticas como Apple.
Todos los analistas coinciden en que
tanto las empresas como los
particulares tienen que ser
conscientes del problema.
Contraseñas robustas y diferentes
Preocuparse por la información que se comparte en
redes sociales y que puede ser utilizada para
suplantar la identidad
Preocuparse por la información que se comparte en
redes sociales y que puede ser utilizada para suplantar la
identidad