Otro rasgo característico de la cultura mexicana, son las fiestas populares.
A través de los ritos y el jolgorio, el mexicano desacraliza a las instituciones represoras, y al mismo tiempo sacraliza a los símbolos cotidianos.
Paz plantea que la razón por la que éstas fiestas son esperadas con ansias y vividas con intensidad por el mexicano, es porque son el único momento en que, pasado y futuro se reconcilian.
En éste capítulo, vuelve a entrar en juego, una de las muchas máscaras mexicanas que en éste caso toma el rol de prosperidad, que aún cuando no se tenga, se debe aparentar en las fiestas, a través del derroche.
Paz, por el último reflexiona y menciona las obras de José Gorostiza y Xavier Villaurrutia, sobre el carácter lúdico que el mexicano le ha dado a la muerte, a quien concibe como dadora de vida.