Se denomina repoblación la ocupación de las tierras que se habían mantenido deshabitadas o que los reyes cristianos habían
conquistado a los musulmanes.
Las tierras se convertían en propiedad del rey, que mediante el sistema de “presuras” (tomar
propiedad) las entregaba a:
Nobles (en pago de sus servicios militares).
Monjes (para que fundaran nuevos
monasterios o que ocuparan los
restos de iglesias visigodas).
Campesinos libres, que actuaban como
campesinos soldados en la defensa de la frontera
a cambio de un terreno en propiedad (yugada).
Las repoblaciones libres (mediados siglo IX a
XII):
A partir de mediados del siglo IX, se
empezó la repoblación del valle del Duero
y del sur de los condados Pirenaicos.
En estas zonas se formaron pequeñas
comunidades de campesinos libres que
poseían pequeñas parcelas de tierra
(alodios) y que habitaban en pequeños
caseríos aislados cuyo conjunto
constituía una villa.
Los habitantes de las villas se reunían en un
concejo abierto, que decidía los asuntos de
interés colectivo: zonas de barbecho,
selección de cultivos, turnos para el pasto
de los animales, aprovechamiento del
bosque, uso del molino, etc.
Pero, a partir del siglo XI, la necesidad de
defender los territorios de los ataques
musulmanes fortaleció a los nobles y a
los monjes, que poseían castillos y
monasterios fortificados donde los
campesinos podían refugiarse.
Por lo tanto, muchos campesinos libres se
vieron obligados a ponerse bajo la protección
de un señor, con lo que perdieron la propiedad
de sus tierras y se convirtieron en siervos.
LAS REPOBALCIONES CONCEJILES
(SIGLO XII)
A partir del siglo XII, cuando los
reyes cristianos conquistaron
teritorios densamente poblados
por musulmanes (valle del Tajo,
valle del Ebro) el tipo de
repoblación cambió.
Como los nuevos habitantes
tenían que estar protegidos de
los ataques musulmanes, la
repoblación se organizaba de
forma colectiva y era dirigida
por nobles y eclesiásticos.
Los reyes organizaron la repoblación
de las ciudades fronterizas
(repoblación concejil), en la que se
otorgaban importantes privilegios y
derechos (fueros) a los habitantes
que se trasladasen a ellas.