Mediante el estudio personal se asimilan los contenidos culturales de las distintas asignaturas para lograr la fijación y retención de esos contenidos y expresarlos adecuadamente en el momento del examen. La memoria, por tanto, ocupa un lugar importante para lograr el éxito escolar. La memoria mecánica consiste en repetir literalmente el material que se ha de memorizar. Antiguamente se estudiaba mecánicamente en nuestras escuelas las tablas de multiplicar y los nombres de los estados y capitales del país. La utilización exclusiva de la memoria mecánica, sin comprender el contenido de lo que se estudia, puede dificultar y perjudicar el desarrollo de las facultades mentales. Hay que evitar, por tanto, el memorizar de forma mecánica las lecciones. La memoria se utilizará después de comprender perfectamente los contenidos mediante el análisis, clasificación, comparación y síntesis. Estas funciones se realizan mediante la lectura, el subrayado y las distintas formas de esquema. Para mejorar el estudio es importante fortalecer la memoria visual y la auditiva. Un ejercicio para mejorar la memoria visual puede ser el observar atentamente un escaparate, fijándose en los artículos, formas, colores, precios y otros detalles. Después tratar de recordar todos los datos posibles del escaparate y comprobar para ver cuántos faltan. Para fortalecer la memoria auditiva se puede hacer este ejercicio: poner en marcha un aparato de radio y sintonizar una emisora en la que los locutores estén hablando continuamente. Después de escuchar un poco, apagar la radio y tratar de repetir literalmente lo que han dicho los locutores. Volver a encender la radio y escuchar atentamente lo que dicen para repetir en voz alta todo lo escuchado, con la mayor fidelidad posible. Después repetir estos pasos aumentando el tiempo de escucha. Para mejorar la memorización es conveniente utilizar el máximo número de sentidos posibles. Por ello es conveniente leer, escribir, dibujar, subrayar, hacer cuadros sinópticos, etc. Otra forma de memorizar es el repaso o repetir para uno mismo las ideas principales y los datos sin utilizar, necesariamente, las mismas palabras del texto. Este repaso se hace después de hacer el esquema de cada lección. Es mejor dedicar tiempos cortos al repaso que periodos largos. Las experiencias de Ebbinghaus demuestran que para aprender un texto el número de repeticiones se reduce a la mitad si se hace en tres sesiones distintas en lugar de hacerlo en una sola sesión larga.
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