Criado por Alia Theressa Mondragón Moreno
mais de 3 anos atrás
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Presentación Italia y Alemania, durante el periodo de entreguerras, fueron regidos por gobiernos totalitarios cuya principal preocupación fue obtener un nuevo reparto del mundo. Con esa finalidad se prepararon militarmente. Al mismo tiempo, Japón abrió sus puertos al comercio estadounidense europeo, transformándose en una potencia industrial, con afanes imperialistas. Mientras tanto, el comunismo seguía expandiéndose en Europa, en particular en el Este y con esta excusa, estos gobiernos totalitarios formaron un bloque anticomunista que les dio gran poder. Esto desembocaría a un nuevo conflicto militar en el que participaron 32 naciones en el mundo y con duración y destrucción nunca vista.
Expansionismo de Japón: Japón había estado creciendo fuertemente su poder militar, con intenciones colonizadoras hacia China. Por ejemplo, en 1931 invadió la región de Manchuria, aunque la ocupó por tiempo breve. Con el pretexto de detener el avance del comunismo, en 1937 inició su ofensiva final y acabaron ocupando una tercera parte de China, entre ellas, las ciudades principales y la mayor parte de las vías férreas (también la península de Corea, toda la península de la Indochina y las islas de Borneo, Sumatra y Nueva Guinea). Esta fue la situación hasta el final de la Guerra.
Expansionismo de Italia: Benito Mussolini "Il Duce", buscaba realizar grandes conquistas militares que le permitieran integrar un nuevo imperio. Influyó en la zona de los Balcanes. A partir de 1935 sus intereses se centraron en Etiopía (Abisinia, entonces), último estado independiente de África. Su invasión al país fue condenada por la opinión pública internacional. Italia se mantuvo con el control de Abisinia, Eritrea y Somalia hasta 1941.
Expansionismo de Alemania: Mediante la Conferencia de Ginebra, en 1933, la Sociedad de las Naciones insistió en que la Alemania nazi cumpliera el Tratado de Versalles, pero sólo consiguió que el país abandonara tal organismo. Esto alertó al resto de las naciones ante la potencia de una nueva guerra. En 1934 un grupo nazi-austriaco que deseaba la reunificación del desaparecido Imperio Austrohúngaro hirió de muerte a Dollfuss, el jefe de gobierno de Austria. Este intento fracasó. En 1936 Hitler ocupó Renania y dos años más tarde logró la anexión de Austria en el proceso conocido como Anschluss. En gran medida, las anexiones realizadas por Alemania fueron posibles gracias a la ayuda de Italia. A partir de 1936 ambas naciones actuaban en común acuerdo y generaron una alianza que se llamó política del Eje Berlín-Roma. En 1938 Hitler anexó Checoslovaquia también para integrar a otra población de habla alemana: los sudetes. Esto se logró de forma “pacífica” en la Conferencia de Munich. En marzo de 1939, apoyando al movimiento separatista eslovaco, Hitler logró que el presidente checo le entregara el país. El Führer entró triunfante en Praga y al día siguiente declaró Bohemia y Moravia protectorados alemanes. El Estado checoslovaco dejó de existir. Una vez resuelto el problema checoslovaco a favor de Alemania, Hitler pidió la restitución del estado libre de Dantzig, alegando que su población era casi exclusivamente de habla alemana y que era necesario abrir vías de comunicación por el corredor polaco para acceder a Prusia oriental. Aunque, como siempre Francia e Inglaterra se opusieron y decidieron manejar el evento por vía diplomática, pero las negociaciones no prosperaron (una estrategia promovida por el primer ministro Neville Chamberlain conocida como appeasement). En agosto de 1939 se firmó el pacto de no agresión germano-soviético por el que la URSS aseguró que la invasión de Polonia no continuara hacia Rusia, lo cual permitía aislar a Rusia de sus aliados occidentales. En la madrugada del 1 de septiembre de 1939, Hitler ordenó la invasión a Polonia y dos días después Francia y Gran Bretaña le declararon la guerra a Alemania. Italia, aunque apoyaba a Alemania, se mantuvo al margen. Al momento de la invasión de Checoslovaquia y Albania, Inglaterra comenzó a mostrar abierta asociación con Francia y la URSS.
Inicio de la guerra Así, Europa y países aliados se asociarán en dos bandos contrincantes: las fuerzas del Eje, conformado por los fascistas y los Aliados, compuesto por las naciones antifascistas. Las coincidencias ideológicas permitieron su unión: Italia, Alemania y Japón (unidos en 1940 por el Pacto tripartita), que conformaron el bloque Berlín-Roma-Tokio. Los tres países coincidían en haber sido perjudicados por la Paz de Versalles, todos sufrían en sus economías por los estragos de la crisis de 1929 y no habían podido recuperarse fácilmente. Sus sistemas de gobierno eran totalitarios y de corte expansionista. En este pacto, Italia dominaría el Mediterráneo; Alemania, Europa Central y Oriental; y Japón el Pacífico, China e Indochina. Lo mismo ocurrió con la estrategia militar: Alemania se movería desde el centro de Europa, Italia combatiría a Francia por el Mediterráneo y a los Aliados en el Norte de África. Japón, por su parte, atacaría a la Unión Soviética por el este, al tiempo que impediría el tránsito de los Aliados en el Pacífico. El bloque de los aliados, conformados inicialmente por Francia e Inglaterra y por Estados Unidos y la Unión Soviética desde 1941, tuvo, a diferencia del eje, un único objetivo común: la lucha contra el fascismo. A Francia Inglaterra y Estados Unidos los unió también el temor de la expansión del socialismo alentada por la Unión Soviética. Los soviéticos, por su parte, consideraban la guerra como una oportunidad para cambiar el orden social y político en beneficio de los intereses socialistas. Es decir, había un ambiente de mutua desconfianza entre los aliados; incluso principios de la guerra cada uno de ellos intentó desviar la agresión alemana sin futuro aliado: en 1938, Francia e Inglaterra buscaron, a través del pacto franco-alemán, una alianza con Alemania que proyectará la agresión contra la Unión Soviética. Asimismo, en 1939 los soviéticos firmaron un pacto germano soviético. Las fuerzas bélicas inglesas y francesas a duras penas igualaban la producción y el potencial del ejército alemán, sólo los superaban en lo relativo a su fuerza naval. Por eso su estrategia militar era más que nada defensiva y a largo plazo, pues no podían sostener, como los alemanes, una guerra rápida y ofensiva. La importancia de Estados Unidos recibió en su papel económico ya que dispone de la mayor parte de las materias primas necesarias para la industria de la guerra.
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