Criado por ANA ELENA MACÍAS AMEZCUA
8 meses atrás
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Las personas continuamente se enfrentan a una toma de decisiones para mantener su salud o afrontar una enfermedad, lo que representa un proceso complejo. La toma de decisiones en salud (TDS) implica una elección de la persona entre diferentes alternativas que le represente los mejores beneficios o le resulte de mayor efectividad1,2. Este proceso ha pasado por varias etapas a través del tiempo contemplando los cambios paradigmáticos de la época, donde la persona abandonó su rol pasivo como receptor de información y acatar indicaciones, a ejercer un rol activo y colaborativo; además, se convirtió en un proceso interactivo entre la persona, su familia y el profesional de salud, donde las alternativas propuestas, consideran los factores contextuales y las características individuales del cliente1,2. Así, cambia a una toma de decisiones compartida y surge la oportunidad para el profesional de enfermería de implementar intervenciones cuando se deba tomar un decisión o se presente un conflicto decisional. Existen diferentes modelos para apoyar en la TDS, uno de ellos es el Modelo de Toma de Decisiones de Ottawa (MTDSO)3, instituido por la enfermera Annette O´Connor, el cual se presenta como referente teórico para la práctica de enfermería. La salud es una motivación poderosa que impulsa a tomar decisiones cuando la persona se enfrenta a un problema de salud y ella misma, busca alternativas de solución, lo que implica cierto grado de complejidad por la incertidumbre acerca de los resultados que puedan ocurrir (positivos o negativos), los sentimientos y pensamientos propios, y de los miembros más cercanos (círculo social más próximo), o de las consecuencias que conlleve la problemática, por lo que finalmente tiene que realizar una TDS, presentada como un conflicto decisional.
Es así, que un conflicto decisional, puede concebirse como un fenómeno complejo y multivariado, manifestado por un estado de incertidumbre sobre qué curso o acción se debe tomar. Es condicionado tanto por las características del estado físico, psicológico y emocional, los valores, las expectativas y percepciones, entre otros, además de las contextuales como el tiempo, la urgencia o la información disponible, los cuales afectan la manera en que la persona analiza y toma la decisión final1-3. Para resolver el conflicto decisional, la persona debe desarrollar habilidades específicas que la lleven a tomar decisiones compartidas. Aquí, cobra relevancia la Ayuda en la Toma de Decisiones (ATD) o Programas para la Toma de Decisiones Compartida (TDC) que involucran un conjunto de actividades desarrolladas para facilitar la elección razonada entre las alternativas propuestas, la consideración de la información de éstas, la obtención de un beneficio específico y, la posibilidad de asesoramiento por profesionales de enfermería. Por tanto, la ATD debe ser específica e individualizada en las metas u objetivos planteados entre el profesional de salud y la persona que toma la decisión2. Mosqueda et al1, afirman que no hay un referente teórico que reúna todos los aspectos conceptuales de la TDS, por lo que presentan cuatro aspectos básicos para comprender el fenómeno: a) Las opciones o alternativas iniciales que se le presentan a la persona para que conozca y analice cada alternativa, así como sus implicaciones y resultados esperados; b) El valor y la utilidad de los resultados tienen que representar un beneficio para la persona; c) La duda sobre los riesgos y beneficios de las opciones y d) El resultado conlleva un desgaste físico, mental y emocional para la persona.
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