Criado por Isidro Esparza Marín
mais de 8 anos atrás
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Las endorfinas transmiten la información de célula a célula a través de las sinapsis. Provocan descargas energéticas de las células y actúan como mensajeros, representando uno de los eslabones más importantes de la relación entre mente y cuerpo. Se hallan en mayor concentración en la capa media del cerebro, en el sistema límbico, que es la sede de los sentimientos y sensaciones de bienestar y malestar, y de nuestro estado de ánimo. Según la bioquímica moderna, las células tienen en sus membranas receptores que se contactan con las distintas sustancias que circulan por el cuerpo. Se han encontrado receptores de endorfinas en todo el cuerpo, en células del cerebro, de la medula, sistema digestivo, páncreas, bazo, riñones, corazón, pulmones, órganos reproductores, etc. También se han relacionado varias enfermedades con la alteración en la formación de endorfinas, tanto en exceso como en su déficit. Como ejemplo se puede mencionar la depresión, que es producida por falta de endorfinas, o comportamientos perversos, que son producidos por un exceso de éstas. Las endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad, son sustancias químicas producidas por el propio organismo estructuralmente muy similares a los opiácios (opio, morfina, heroína) pero sin sus efectos negativos. Se cree que la etimología del término endorfina, tiene su origen en las palabras endo (adentro) y morfina, por los efectos que provoca que son muy parecidos a este narcótico. Se calcula que hay alrededor de 20 tipos diferentes de endorfinas distribuidas por todo el cuerpo, parte de ellas están localizadas en la glándula pituitaria y son las encargadas de hacer posible la comunicación entre las neuronas. Estos químicos naturales producen una fuerte analgesia, estimulan los centros de placer del cerebro creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar y disminuir las sensaciones dolorosas. Cuando sentimos dolor las endorfinas actúan como analgésicos endógenos inhibiendo la transmisión del dolor al cerebro. Las endorfinas son producidas por el organismo en respuesta a múltiples sensaciones, entre la que se encuentra el dolor y el estrés, también influye en la modulación del apetito, la liberación de hormonas sexuales y el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando sentimos placer estas sustancias químicas se multiplican y envían mensajes químicos a nuestro cerebro a los linfocitos y a otras células responsables de la defensa de virus y bacterias que invaden el organismo. Las endorfinas tienen una vida muy corta ya que son eliminadas por determinadas enzimas que produce el organismo. Es una medida para mantenerel equilibrio de nuestro cuerpo y no ocultar señales de alarma. Existen varias formas para estimular la producción de endorfinas, lo cierto es que cuando realizamos actividades placenteras aparece en el organismo un mayor flujo de estas hormonas, lo que provoca un cambio en nuestra actitud y nuestro estado de ánimo mejora considerablemente. El estrés derivado del ejercicio físico provoca un aumento de la cantidad de endorfinas presente en sangre y en el líquido encefalorraquídeo. Se retrasa la fatiga lo que produce una sensación de vitalidad y bienestar. Las caricias, besos y abrazos estimulan la descarga de endorfinas, además de feromonas, hormonas que aumentan el atractivo de la persona y cautivan a la pareja. La combinación de estas dos hormonas produce una situación de intenso placer, durante y después de la relación sexual. La risa tiene una notoria influencia sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario, por eso es la mejor fuente de endorfinas. Basta con esbozar una sonrisa para que nuestro cuerpo comience a segregar endorfinas especialmente encefalinas. El contacto con la naturaleza nos llena de energía y buen humor. La atmósfera que se respira en el campo o la playa cargada de iones negativos estimula las hormonas de la felicidad. Cuando nuestra mente esta relajada las endorfinas se segregan con mayor facilidad y en mayor cantidad. Es muy recomendable practicar relajación, yoga y tai-chi. El masaje provoca grandes descargas de bienestar, ya que las terminaciones nerviosas trasmiten el roce de las manos sobre la piel hasta el cerebro activando la secreción de hormonas de la felicidad. La música melódica provoca una importante liberación de endorfinas, consiguiendo una disminución de la frecuencia cardiaca y respiratoria así como una importante relajación muscular. Mediante técnicas de visualización, evocar buenos momentos, pensar en hechos felices o soñar despiertos con nuevos proyectos y anhelos es la forma más sencilla de producir las hormonas de la felicidad cuando necesitemos recuperar vitalidad y energía. Publicado por Flor Scarfo
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