Descartes nació el 31 de marzo de 1596, en La Haye, Francia. Su padre, Joachin Descartes, era Consejero en el Parlamento de Bretaña. Realizó sus estudios en el colegio de La Flèche, posteriormente estudiando Derecho en la Universidad de Poitiers. Terminados sus estudios, Descartes comienza un período de viajes, apartándose de las aulas, convencido de no poder encontrar en ellas el verdadero saber.La noche del 10 de noviembre de 1619 tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un ''mensaje del cielo'' para consagrarse a su misión filosófica. De 1620 a 1628 viaja a través de Europa, dedicando este tiempo a las relaciones sociales y al estudio. Durante este período se ejercita en su método, se libera de prejuicios, acumula experiencias y elabora múltiples trabajos, descubriendo especialmente en 1626 la ley de refracción de los rayos luminosos. También redacta las ''Reglas para la dirección del espíritu'', obra inacabada en la que expone lo esencial de su método.En 1628 se retira a Holanda para centrarse completamente en su tarea filosófica. Comienza con un tratado metafísico sobre el alma y Dios. Este tratado contendría ya las ideas fundamentales de lo que serían posteriormente las ''Meditaciones metafísicas''. Interrumpe la elaboración de dicho tratado en 1629 para escribir el ''Tratado del mundo y de la luz'', en el que contiene su física, pero, tras la condena de Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra, que también sostenía Descartes, decide renunciar a la publicación del tratado. Entre 1637 y 1644 publica múltiples obras, como ''Discurso del método'' y ''Meditaciones sobre la filosofía primera'', que tendrán un gran éxito y le proporcionarán a Descartes el reconocimiento público.Contexto HistóricoHacia la mitad del siglo XVI comienzan en Europa una serie de crisis, que van a recorrer todo el siglo XVII. Esta crisis supuso la caída definitiva de los fundamentos de la Europa medieval, ya iniciada con el Renacimiento y el establecimiento de los nuevos pilares sobre los que se construirá la Europa moderna. Estas crisis de pueden resumir en:-Crisis económico-social: Favorecido por el comercio marítimo y colonial, y los metales preciosas de minas europeas y americanas, se desarrolló el capitalismo, aunque se produjeron revueltas de campesinos, protestando por la introducción de impuestos reales. Surge el mercantilismo, teoría según la cual la riqueza de una nación reside en la cantidad de oro y plata que pueda atesorar. De ella surge el capitalismo.-Crisis política: La principal causa de esta crisis reside en la forma de gobierno del absolutismo monárquico. Esta forma necesita muchos nuevos impuestos, no solo para guerras, sino también para crear nuevas estructuras sociales gobernantes. Estas necesidades económicas recae en el pueblo llano, ya que la nobleza y el clero estaban exentos del pago de impuestos. El movimiento religioso puesto en marcha por Lutero y Calvino supuso la ruptura del monopolio religioso. Este hecho tendrá repercusiones e inspirará el Concilio de Trento, y la Contrarreforma, causando guerras religiosas.-Crisis de las mentalidades: Esta crisis se manifiesta en el desarrollo del espíritu científica, desde los tiempos del Renacimiento. Se manifiesta la poca operatividad del sistema aristotélico-tomista, y en antropocentrismo, que supuso la reacción contra los fundamentos de la escolástica y contra la autoridad de la ''fe'' como fuente de conocimiento. Se exalta el valor de la razón frente a la autoridad de libros y maestros, fomentando así el desarrollo científico.Hacia mitad del siglo, va perdiendo fuerza la creencia de hechicerías, creada por la Iglesia, y ganando terreno la racionalidad, que se manifiesta en primer lugar en el campo de la astronomía con los descubrimientos de Kepler y Galileo, y en el campo de la medicina con Harvey. Siguió el desarrollo de las matemáticas con Gassendi, Descartes o Leibniz, y la física, que tiene su culminación en este siglo con Newton y su ley de la gravitación universal. Todos estos descubrimientos derrumban la concepción del mundo que se tenía, alzando una nueva.
El pensamiento cartesiano puede considerarse como una respuesta a la incertidumbre de la época en la que fue formulado: por un lado, el hundimiento de un modelo científico (el geocentrismo) y el nacimiento de una nueva forma de ver el universo (heliocentrismo) cuyas consecuencias marcarán la modernidad.Descartes intenta construir un sistema filosófico que resuelva esa incertidumbre generalizada, encontrando en la razón humana la roca firme sobre la que construir un sistema de conocimiento que resista el ataque de la duda, una filosofía en la que el error no tenga cabida. Por eso no es de extrañar que sea la matemática su ciencia preferida. El proyecto filosófico cartesiano destaca precisamente por su aspiración a unificar todas las ciencias, que deben utilizar el mismo método.La propuesta cartesiana tiene, por tanto un doble objetivo: pretende evitar el error y llegar a verdades indudables, y por otro lado extraer nuevas verdades a partir de las ya conocidas. Para ello, Descartes afirma la necesidad de destruir todo el conocimiento anterior, y comenzar a levantar un nuevo edificio del conocimiento, en el que sólo aparezca la verdad y sean eliminados los prejuicios o las verdades basadas en argumentos de autoridad. En esta labor de destrucción y construcción, intervendrán dos facultades características de la razón humana: la intuición y la deducción. En el Discurso del método se presentan varias reglas, son las siguientes:1. Evidencia: Es la primera y más importante de las reglas del método. Consiste en aceptar como verdadero sólo aquello que se presente con “claridad y distinción”, es decir, con evidencia. Es el ejercicio de la intuición.2. Análisis: El análisis es el método de investigación consistente en dividir cada una de las dificultades que encontramos en tantas partes como se pueda hasta llegar a los elementos más simples, elementos cuya verdad es posible establecer mediante un acto de intuición. 3. Síntesis: Consiste en proceder con orden en nuestros pensamientos, pasando desde los objetos más simples y fáciles de conocer hasta el conocimiento de los más complejos y oscuros.4. Enumeración: Consiste en revisar cuidadosamente cada uno de los pasos de los que consta nuestra investigación hasta estar seguros de no omitir nada y de no haber cometido ningún error en la deducción.1. La duda metódicaEl objetivo de Descartes es encontrar verdades absolutamente ciertas sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto. El problema que se plantea es cómo encontrarlas, y para resolverlo elabora un método. Pero una vez lo tiene ¿por donde comenzar?. La respuesta es por la duda metódica. Esta duda no debe ser considerada como real, sino como un instrumento metódico para alcanzar su objetivo: la intuición de una idea clara y distinta, evidente por tanto, sobre la que no exista ninguna posibilidad de duda. Encontrar, en suma, una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio del conocimiento.El primer paso, por tanto, debe ser dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente todo aquello de lo que sea posible dudar. La duda es progresiva, pues en ella distinguimos cuatro niveles de amplitud y radicalidad:-Los sentidos: Existe un gran número de ilusiones y alteraciones perceptivas. Por tanto, los sentidos nos proporcionan conocimiento probable, y lo probable es dudoso. Debido a esto, Descartes no se fía de ellos.-La vigilia y los sueños: A veces soñamos y creemos en la existencia de las cosas con las que soñamos como si fueran reales... Al despertar, descubrimos que no eran reales... ¿Podemos afirmar a ciencia cierta que ahora estamos despiertos y no soñando una vida en realidad? Si no es así, entonces en segundo lugar dudaremos de si estamos dormidos o despiertos, es decir, dudaremos de la existencia de este mundo, de esta realidad, de esta vida porque a lo mejor, como afirma Calderón de la Barca, “toda la vida es sueño, y los sueños...”. -Las matemáticas: Las matemáticas no siempre son totalmente indudables, porque algunas veces, Descartes, ha incurrido en paralogismos al tratar cuestiones relacionadas con la geometría.-Hipótesis del ''genio maligno'': Aun en sueños, parece que hay verdades de las que no podemos dudar: 3+2=5. Podríamos pensar no obstante: quizá hay un “genio maligno” que empeña toda su industria en engañarme y que me hace creer constantemente que un triángulo tiene cuatro lados cuando en realidad tiene tres..., esto es, un diablillo que quiere engañarme a toda costa. Descartes está pensando aquí algo así como que, a lo mejor, mi entendimiento es de tal naturaleza que se equivoca siempre y necesariamente cuando intento captar la verdad... Esto podría llevarnos de nuevo al escepticismo: no puedo estar seguro de nada.2. ''Cogito, ergo sum''. Las tres sustancias.Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, luego existo", ("cogito, ergo sum"), ha de ser cierta. Esa proposición supera todos los motivos de duda: incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que siempre me equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me equivoque, exista. Es la primera verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las características que debe reunir toda proposición para ser considerada verdadera.Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir sobre ella el edificio del saber y, al modo en que operan los matemáticos, por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias que se siguen de ella. Partiendo de esta verdad, Descartes planteará el ''dualismo antropológico'', posición según el cual el ser humano es un compuesto irreducible de cuerpo y alma, dos tipos de sustancias de naturaleza opuesta, distintas e independientes. Por una parte, el alma es la sustancia cuyo atributo principal es el pensar. No posee cualidades materiales, ni está sometida a leyes físicas. Por ello, sus funciones superiores son aquellas que realiza por sí misma, sin influencia del cuerpo, como nuestros pensamientos, en los que Descartes incluye la voluntad y el entendimiento. Esto le otorga al ser humano libertad frente al determinismo de las leyes mecánicas.Por otro lado, el cuerpo es una sustancia extensa, como cualquier otro cuerpo físico natural. Ocupa un espacio tridimensional y la causa de su movimiento no está en él mismo. Además, el cuerpo es percibido por los sentidos y divisible en partes por el entendimiento, es decir, podemos pensar sus partes separadamente. Por último, a diferencia del alma, su comportamiento está regido por las leyes mecánicas. Algunas de las funciones corporales son la marcha, la respiración, la nutrición y la circulación de la sangre. En estos casos, Descartes defiende que el ser humano se comporta como una máquina. Esta afirmación la podemos relacionar con las películas de ‘’Matrix’’.Descartes plantea dos sustancias: sustancias finitas, y sustancias infinitas. Las sustancias finitas son de dos tipos: el alma y los cuerpos materiales. No tienen en sí mismas la causa de su existencia y además, cada una tiene una esencia propia, un atributo. El alma se caracteriza por el pensamiento, la “res cogitans”., mientras que el cuerpo –caracterizado por la extensión- es “res extensa”. Las sustancias infinitas se reconocerían en Dios, la ''res infinita''.3. Análisis del yoDescartes atribuye al pensamiento los caracteres de una sustancia, haciendo del yo pienso una "cosa", a la que han de pertenecer ciertos atributos. La duda sigue vigente con respecto a la existencia de cosas externas a mí, por lo que el único camino en el que se puede seguir avanzando deductivamente es el del análisis de ese "yo pienso" al que Descartes caracteriza como una sustancia pensante, como una cosa que piensa. ¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Contenidos mentales, a los que Descartes llama "ideas".
Descartes no explica con precisión esta noción. Parece referirse con ella, y de un modo genérico, a todo lo que hay en la mente, tanto las sensaciones como los objetos de la memoria, de la imaginación, los del pensamiento e incluso las emociones. La idea para el realista sería como un medio transparente a través del cual el pensamiento recae sobre la cosa, como una lente a través de la cual se ven las cosas, sin ser ella vista. Para Descartes, en cambio, el pensamiento no recae sobre las cosas (de cuya existencia no estamos seguros), sino sobre las propias ideas de las cosas. Aquí la idea no es ya una lente transparente, sino una representación mental, algo así como una fotografía que contemplamos en nuestra mente. De ahí el problema, porque, ¿cómo garantizar que a la idea de mundo le corresponde la realidad mundo?Descartes distingue tres tipos de ideas:-Ideas innatas: Son las ideas que se encuentran en nuestra mente antes de cualquier experiencia o percepción del mundo. La más importante es la idea de Infinito o Dios. Han sido implantadas en nuestra mente por Dios. Descartes no limitó lo innato a los conceptos, también consideró que hay principios innatos o verdades eternas, por ejemplo en lógica y en física.-Ideas facticias: Aquellas ideas consecuencia del poder de nuestra imaginación. Las construye la mente a partir de otras ideas. Si me imagino un ser formado por el cuerpo de un perro y la cabeza de un dragón, el pensamiento o idea de esta entidad fantástica pertenecería a este grupo.-Ideas adventicias: Las ideas consecuencia del influjo del mundo exterior sobre nuestros sentidos. Son las ideas (las sensaciones, imágenes y conceptos), que pueden explicarse a partir de la experiencia perceptual que tenemos del mundo. Son, por lo tanto, las ideas que dan lugar al conocimiento empírico.
Lo primero que estableció Descartes es que, en tanto perfecto e infinito, Dios no puede ser malvado, ya que la maldad es señal de debilidad e imperfección. Dada la veracidad de Dios, parecía muy claro que la vía del conocimiento de abría de nuevo. Descartes afirma que él, que no es del todo perfecto, poseía la idea de algo perfecto. Pero, si es imposible que algo perfecto surja de algo imperfecto, ¿de dónde podía haber extraído entonces esa idea? Y concluye que tuvo que ser de una realidad, un ser perfecto, que existe independientemente de su conciencia. Luego Dios existe y es la causa de la idea que yo tengo de tal perfección absoluta.Además, continúa Descartes, puesto que existen muchas perfecciones que yo no poseo, mi existencia debe depender de un ser más perfecto que yo, pues si yo existiese por mí mismo, independientemente de cualquier otro ser, me hubiese dado todas las perfecciones que concebía en Dios. Afirma que la idea de triángulo conlleva de modo claro y distinto sostener que sus ángulos sean iguales a dos rectos. Esto no demuestra que existan triángulos en el mundo, pero sí demuestra, de modo necesario, que no puede concebirse un triángulo en el que sus tres ángulos no sean iguales a dos rectos. Respecto a la idea de Dios, Descartes afirma que ve de modo claro y distinto que es un ser absolutamente perfecto. Pero, además, en este caso, tal idea debe ir acompañada necesariamente de la existencia, porque negar la existencia de un ser perfecto sería tan contradictorio como negar que en el triángulo sus tres ángulos sean iguales a dos rectos. Descartes también analiza la naturaleza de ese ser perfecto, Dios. Y, para ello, utiliza la que se conoce como vía negativa: en Dios no cabe la posibilidad de lo imperfecto por lo que negamos en él los atributos de los seres imperfectos. Así, ni la tristeza, ni la duda, ni cualquier otra imperfección se pueden atribuir a Dios. Igualmente, tampoco se lo puede concebir como compuesto de cuerpo y alma, pues la complejidad implica independencia; es decir, imperfección. Dios debe ser simple, sin mezcla con la naturaleza corporal, subsistir por sí mismo (causa sui), en tanto que en los seres imperfectos la esencia no va acompañada de la existencia.
Quer criar suas próprias Notas gratuitas com a GoConqr? Saiba mais.