Criado por Justo García
quase 7 anos atrás
|
||
PARADERO
Por espacio de siete días y siete noches, nadie supo de mi paradero.
FUGITIVO
Amigos, compañeros, maestros y hasta la policía se lanzaron a la búsqueda de aquel fugitivo al que algunos ya creían muerto o perdido por calles de mala reputación en un rapto de amnesia.
REPUTACIÓN
Amigos, compañeros, maestros y hasta la policía se lanzaron a la búsqueda de aquel fugitivo al que algunos ya creían muerto o perdido por calles de mala reputación en un rapto de amnesia.
AMNESIA
Amigos, compañeros, maestros y hasta la policía se lanzaron a la búsqueda de aquel fugitivo al que algunos ya creían muerto o perdido por calles de mala reputación en un rapto de amnesia.
ASENTIR
Asentí sin despegar los labios.
ANDÉN
Nos sentamos en un banco del andén
PARSIMONIA
El policía encendió un cigarrillo con parsimonia.
BRUMA
He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia
UMBRAL
uno podía viajar treinta o cuarenta años hacia el pasado con sólo cruzar el umbral de una portería o un café.
LANGUIDECER
Por entonces yo era un muchacho de quince años que languidecía entre las paredes de un internado
VARADO
En aquellos días la barriada de Sarriá conservaba aún el aspecto de pequeño pueblo varado a orillas de una metrópolis modernista.
CENAGOSO
El colegio estaba rodeado por una ciudadela de jardines, fuentes, estanques cenagosos, patios y pinares encantados.
SOMBRÍOS Y TENEBROSOS
En torno a él, edificios sombríos albergaban piscinas veladas de vapor fantasmal, gimnasios embrujados de silencio y capillas tenebrosas donde imágenes de santos sonreían al reflejo de los cirios.
ESPECTRAL
Estas interminables galerías yacían en perpetua penumbra, siempre envueltas en un eco espectral.
EMBRIAGADORA
En aquellos largos paseos experimentaba una sensación de libertad embriagadora.
LÚGUBRE
El internado y mi lúgubre habitación en el cuarto piso se desvanecían.
AMAGO
Se llamaba el desierto de Sarriá, que no era más que un amago de bosque perdido en tierra de nadie.
VEDABAN
Muros cubiertos de hiedra vedaban el paso a jardines salvajes en los que se alzaban monumentales residencias.
ESTIRPE
Sus ocupantes eran los miembros olvidados de estirpes arruinadas.
RECELO cuando los tranvías aún despertaban el recelo de los inventos modernos.
AJADAS
Temían que, si osaban poner los pies más allá de sus mansiones ajadas, sus cuerpos se desvaneciesen en cenizas al viento.
POSTIGO
Cuando cruzaba frente a aquellas verjas oxidadas con paso apresurado, me parecía sentir miradas recelosas desde los postigos despintados.