LOS TRES ANILLOS
El gran Sultán Solimán albergaba en su corte de Bizancio a un sabio judío de nombre Natán, y con frecuencia lo consultaba. Una tarde lo llamó y le dijo: __ Durante años me han atormentado una duda: yo soy musulmán; tú eres judío, y hay en mi reino muchos cristianos. Todos vivimos en paz, hay leyes que aseguran una convivencia armoniosa. Pero esto no quita que me pregunte si el Alá en el que yo creo es el mismo Jahvé en el que tú crees y el mismo que el dios cristiano. ¿Son las tres religiones verdaderas, a pesar de sus diferencias?
Natán quedó pensativo, miró a los ojos al sultán y le dijo: __ Pregunta muy profunda me has planteado, mi señor. No tengo una respuesta, pero quizás esta parábola puede darte tus propias respuestas:
Había un rey encabezaba una dinastía ejemplar. Por generaciones habían sido gobernantes justos, magnánimos, razonables y queridos por su pueblo. Su emblema era un anillo de oro que portaba el rey. Cada monarca, antes de morir, debía entregarlo al hijo que fuese digno de sucederlo.
Pero este rey tenía tres hijos, y los tres igualmente dignos. Así que los reunió, les conto lo que ocurría y les dijo:
__ Después de muchos cavilar, llamé al orfebre de la corte y le ordené hacerme dos copias idénticas del anillo. Aquí están. Uno es el verdadero, los otros dos son copias. Escoja cada uno: ninguno sabrá cuál es el auténtico. Póngaselo, coloquen sus manos bajo la mía y escuchen: cada uno de ustedes, sin saber si tiene el bueno, deberá esforzarse por comportarse como si lo tuviera. De esa manera, las virtudes, la magnanimidad y la justicia de cada uno convertirán en verdaderos los tres anillos.
Los tres hijos guardaron silencio, y con una reverencia se retiraron. Pasaron los años y los tres hijos fueron monarcas perfectos, cada uno se esforzó por estar a la altura de su compromiso y por hacer que su anillo fuera verdadero.
(Pablo Latapí los tres anillos 2010)
¿Cuál es el origen de la duda de Solimán?
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