Aristóteles
(384 a. C.-322 a. C.)
Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún bien. Así, se da un teleologismo, identificando el fin con el bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. El bien supremo es la felicidad, y la felicidad es la sabiduría.
*Fin: La finalidad o motivo de una acción.
*Fin Medio o Imperfecto: Es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.
*Fin Final o Perfecto: Es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.
*Felicidad o eudaimonía: Es el Bien Supremo del ser humano.
La actividad contemplativa es la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque podemos contemplar con mayor continuidad que cualquier otra acción.
Epicureísmo
(341 a. C)
El gusto para el epicureísmo no debía conformarse al cuerpo, sino que debía ser también intelectual. Además, para Epicuro la presencia del placer o felicidad era un sinónimo de la ausencia de dolor, o de cualquier tipo de aflicción: el hambre, la tensión sexual, el aburrimiento, etc. Era un equilibrio perfecto entre la mente y el cuerpo que proporcionaba la serenidad.
El bien supremo y el mal supremo:
Para Epicuro, los placeres y sufrimientos son consecuencia de la realización o impedimento de los apetitos. Epicuro distingue entre tres clases de apetitos, por tanto placeres:
*Los naturales y necesarios, como alimentarse, abrigo, y el sentido de seguridad, que son fáciles de satisfacer.
*Los naturales pero no necesarios, conversación amena, gratificación sexual.
*Los no naturales ni necesarios, la búsqueda del poder, la fama, el prestigio.
*Los no naturales necesarios, dinero, ropa...
Estoicismo
(301 a. C.)
El azar no existe; es el simple desconocimiento causal de los acontecimientos. Si nuestra mente pudiera captar la total trabazón (conexión) de las causas podría entender el pasado, conocer el presente y predecir el futuro. Este mundo es el mejor de todos los posibles y nuestra existencia contribuye a este proyecto universal, por lo que, como veremos, no hay que temer al destino, sino aceptarlo.
Se llega a la virtud por el saber, por lo tanto deben buscar el conocimiento pese a todas las objeciones, y para ello deben encontrar un criterio de verdad certero. Consideran que la percepción deja la impresión de lo externo en el alma, que al nacer sería como una tabla de cera en la que lo exterior imprime sus signos.
Tomás de Aquino
(7 de marzo de 1274)
El pensamiento de Tomás de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de estudio: Dios. Aunque señaló que la razón era muy limitada para conocer a Dios, ello no le impidió mostrar que la filosofía era un modo de hallar conocimientos verdaderos.
Tomás, como máximo exponente de la figura de Aristóteles, tiene en el ser el punto de partida de su esquema del pensamiento. El Aquinate comienza su ciencia en el ente, que se define como lo que está siendo. Ahí introduce su innovadora distinción entre esencia y existencia. Ya que podemos actualizar interiormente la esencia de un objeto, independientemente de que exista, de que tenga realidad propia, contenido propio, hay que concluir que ambos son principios diferentes. Tomás asocia la esencia, por ser limitación, con la potencia aristotélica, y la existencia, por ser perfección, como acto; en esta independencia de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de la contingencia de los objetos y de toda metafísica
Utilitarismo
(siglos XVIII y XIX)
El utilitarismo es una teoría ética que asume las siguientes tres propuestas: lo que resulta intrínsecamente valioso para los individuos, el mejor estado de las cosas es aquel en el que la suma de lo que resulta valioso es lo más alta posible, y lo que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su utilidad para los seres sintientes en conjunto. Utilidad es una palabra que refiere aquello que es intrínsecamente valioso para cada individuo.
El utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número". De este modo el utilitarismo recomienda actuar de modos que produzcan la mayor suma de felicidad posible en conjunto en el mundo.
Kant y la Ética del Deber
Central a la construcción kantiana de la ley moral es el imperativo categórico, que actúa sobre todas las personas, sin importar sus intereses o deseos. Kant lo formuló de varias maneras. Su principio de universabilidad requiere que, para que una acción sea permisible, debe ser posible aplicarla a todas las personas sin resultar contradictorio. Su formulación de la humanidad como un fin en sí misma exige que los humanos nunca sean tratados meramente como un medio para un fin, sino también un fin en sí mismos. La formulación de la autonomía concluye que los agentes racionales están obligados a la ley moral por su propia voluntad, mientras que el concepto de Kant del Reino de los fines exige que las personas actúen como si los principios de sus propias acciones establecieran una ley para un reino hipotético. Kant también distinguió entre deberes perfectos e imperfectos. Un deber perfecto, como el deber de no mentir, es siempre verdadero; uno imperfecto, como donar a la caridad, puede flexibilizarse y aplicarse en un tiempo y espacio particulares.
Nietzsche y la Ética del Poder: El superhombre
Nietzsche concibe al superhombre como el individuo fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”. Su caracterización de esta figura humana es ambigua, dando lugar las siguientes tesis a peligrosas interpretaciones, incluida la nazi: fue contrario tanto al igualitarismo cristiano como al socialista (hay hombres inferiores y hombres superiores; el superhombre pertenece a este segundo grupo); moral de la violencia: llega a atribuir al superhombre rasgos terribles (falta de compasión, desprecio por los débiles, crueldad, gusto por la acción, el combate y la guerra); en muchos textos emplea los calificativos más exagerados para criticar al judaísmo, al cristianismo y reivindicar la ferocidad y empuje de los pueblos germánicos.
Ética Marxista
Según la dialéctica marxista, todo en el universo (inclusive la sociedad) está en un estado de cambio constante por lo tanto según la definición de Marx, nuestro estatus social y económico está siempre cambiando, de acuerdo a las leyes de la dialéctica, así que nuestras ideas acerca de la moral también deben estar en un estado de cambio continuo.
En la búsqueda de la moralidad marxista, la revolución es el medio más eficiente para crear una sociedad sin distinciones de clases. De acuerdo con los marxistas, la revolución es inevitable y es la única manera de derrocar a la burguesía y elevar al proletariado.
Ética Cristiana y Franciscana
El propósito de la ética franciscana, representada por el pensamiento de Duns Scoto, es armonizar los derechos de Dios con los derechos humanos: defender, no sólo la contingencia de la persona humana, sino también su dignidad. Las principales cuestiones éticas se resumen en la norma moral y la ley moral.
Entre las características del pensamiento franciscano, destaca la primacía de la voluntad y la libertad. Duns Scoto afirma la primacía de la voluntad y la libertad sobre el intelecto y el entendimiento.
La Ética de la liberación desde la tradición Dusseliana
La ética de la liberación, fundamenta y legitima los movimientos sociales desde criterios y principios éticos para el ejercicio de la práctica de la liberación desde las “víctimas”; una praxis apoyada en normas, acciones, microestructuras, instituciones o sistemas de eticidad, sin esperar el tiempo de las revoluciones,
cuando éstas no están al alcance de las masas.
En las condiciones actuales, dice Dussel, pretendemos situarnos en un horizonte mundial, planetario, más allá de América Latina, del heleno y eurocentrismo para, desde el centro y la periferia, interpelar
la mundialidad. Los cambios en el planeta parecieran terminar con la esperanza de los pueblos, pero a pesar de todo, el momento material de la ética es una verdad práctica, esto es, el criterio material sobre el que se funda la ética, la reproducción y el desarrollo de la vida humana es universal, y además no es
solipsista, sino comunitario. Se trata de una comunidad de vida, de acuerdo con Dussel.