Es necesario fortalecer la democracia representativa a través de acciones de vigilancia y fiscalización de la actividad política de los gobernantes o administradores del
Estado. Los gobernantes son responsables de sus actos y tienen
la obligación de rendir cuentas
sobre sus actos ante el pueblo,
tanto del manejo de los fondos
públicos como de su gestión.
Tal rendición debe ser un
proceso público, veraz, claro,
oportuno, periódico, de al menos una vez al año.
Los espacios de diálogo y deliberación son importantes para fortalecer la democracia representativa, pues son herramientas de la
cultura de paz que posibilitan comprender mejor una realidad y
tomar decisiones. El acercamiento de las autoridades con su pueblo, para deliberar juntos, permite:
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