El trabajador de confianza es el que desempeña funciones directivas en la empresa por lo que le corresponde participar en el pago de reparto de utilidades.

Las funciones que realiza el trabajador de confianza se relacionan con los trabajos personales del patrón, ello con carácter general dentro de la empresa.

El concepto de empleado de confianza fue utilizado por primera vez en conferencia de trabajo celebrado en Santiago de Chile.

En la Ley de 1968 se pretendió proteger a los trabajadores de confianza bajo el concepto de trabajos especiales, pero resultó lo contrario.

En la Ley de 1970 la categoría de trabajador de confianza empezó a depender del salario que percibían, pero no de las funciones que desempeñaban.

Entre las limitaciones al trabajador de confianza del apartado A artículo 123 de la Constitución, se encuentran formar parte de los sindicatos de los demás trabajadores.

Los trabajadores de confianza no podrán disfrutar de las utilidades de la empresa, salvo que su salario reúna las características del art. 27 fracción II de la LFT.

El patrón estará obligado a reinstalar al trabajador de confianza cuando así le fuera ordenado por resolución de la Junta de Conciliación y Arbitraje, excepto si cubre las indemnizaciones del artículo 50 de la LFT.

Las condiciones del contrato colectivo serán aplicables a los trabajadores de confianza, salvo disposición descrita en contrato.

La Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado le concede a los trabajadores de confianza las prestaciones igual que a los de base, incluyendo los procedimientos para la estabilidad en el empleo y el pago de salarios caídos.