Algunos fallos cometidos durante la etapa de iniciación del proyecto tienen unos efectos tan nocivos para el proyecto que resultan de difícil solución. Por eso, para evitar las consecuencias negativas que de ellos se derivarían, lo mejor es prevenirlos y evitarlos. Especialmente en lo referente a:
Alcance: la visión y el propósito han de quedar definidos de forma adecuada, con el detalle necesario, y nunca excesivo.
Alineación: la estrategia de proyecto y el fin de la gestión ha de ser concluir a tiempo, en los términos pactados y en las condiciones de calidad necesarias. El propósito del proyecto debe empleare como guía en este proceso para no perder el ajuste a lo largo del progreso.
Riesgos: el estudio de los riesgos, que parte de una correcta identificación tiene un valor tan crítico que puede incluso incidir en la viabilidad del proyecto. La precisión ha de ser exquisita.
Visibilidad: sobre las oportunidades y los supuestos, pero también sobre las partes interesadas. La visión aporta información que, a su vez, se transforma en conocimiento capaz de generar valor, orientando la toma de decisiones hacia las metas.
Precisión: en la documentación del plan general de ejecución pero también en la definición de roles y responsabilidades.
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