Lea el siguiente texto:
¿Revisas tu smartphone cada cinco minutos? ¿Has sentido vibraciones fantasmas? ¿Te llevas
tu celular a la mesa e incluso hasta al baño? Si es así, seguramente perteneces a las millones
de personas que padecen nomofobia. El término surgió como abreviatura de
no-mobile-phone-phobia durante un estudio realizado por la empresa inglesa de investigación
demoscópica You Gov, para señalar la ansiedad y angustia que produce el estar sin celular.
Si bien la denominación «fobia» podría ser incorrecta, un estudio conducido por el psicólogo
Richard Balding de la Universidad de Worcester en Reino Unido, reveló que, efectivamente, el
uso constante de estos aparatos aumenta los niveles de estrés, lo que a su vez incrementa los
comportamientos compulsivos como el buscar incesantemente nuevas alertas, mensajes y
actualizaciones. Durante el experimento, se les aplicó un cuestionario y una prueba
psicosomática de estrés a 100 participantes, entre ellos estudiantes universitarios y empleados
de diversas categorías y ocupaciones. Se confirmó la existencia de un círculo vicioso: si bien las
personas adquirían el smartphone para manejar su carga de trabajo, una vez que el aparato
extendía virtualmente su vida social, la angustia y el estrés se disparaban.
La inhabilidad de apagar el celular, el tenerlo siempre a la mano, el asegurarse de que nunca
se acabe la batería y el miedo a perder la señal son algunos síntomas de quienes sufren altos
niveles de estrés.
¿Cuál es el tema central del texto?
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