Questão 1
Questão
En cierto modo, las ideas de Parménides y Heráclito eran totalmente contrarias. Parménides dice que:
Questão 2
Questão
Empédocles (494-434 a. de C.) de Sicilia, no opinaba que:
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Parménides y Heráclito tenían razón en una de sus afirmaciones.
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El gran desacuerdo entre Heráclito y Parménides se debía a que habían dado por sentado que había un solo elemento.
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La diferencia entre lo que dice la razón y lo que «vemos con nuestros propios ojos» es insuperable.
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La naturaleza tiene en total cuatro elementos o «raíces».
Questão 3
Questão
Cuando muere una flor o un animal, los cuatro elementos vuelven a separarse. Éste es un cambio que podemos observar con los ojos. Pero la tierra y el aire, el fuego y el agua quedan completamente inalterados o intactos con todos esos cambios en los que participan. En realidad, no hay nada que cambie, lo que ocurre es, simplemente, que cuatro elementos diferentes se mezclan y se separan, para luego volver a mezclarse. Esta explicación pertenece al filósofo:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 4
Questão
El filósofo vio cómo ardía un trozo de madera; lo que sucede entonces, es que algo se disuelve. Oímos cómo la madera cruje y gorgotea. Es el agua. Algo se convierte en humo. Es el aire. Vemos ese aire. Algo queda cuando el fuego se apaga. Es la ceniza, o la tierra. Este filósofo señala, como hemos visto, que los cambios en la naturaleza se deben a que las cuatro raíces se mezclan y se vuelven a separar. El filósofo en mención es:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 5
Questão
No se contentaba con la teoría de que un solo elemento –por ejemplo el agua– pudiera convertirse en todo lo que vemos en la naturaleza. Tampoco aceptó la idea de que tierra, aire, fuego o agua pudieran convertirse en sangre y hueso. Opinaba que la naturaleza está hecha de muchas piezas minúsculas, invisibles para el ojo. Todo puede dividirse en algo todavía más pequeño, pero incluso en las piezas más pequeñas, hay algo de todo. Si la piel y el pelo no se han convertido en otra cosa, tiene que haber piel y pelo también en la leche que bebemos, y en la comida que comemos. Esta doctrina pertenece a:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 6
Questão
Si separo una célula de la piel de un dedo, el núcleo de esa célula contiene no sólo la receta de cómo es mi piel, sino que en la misma célula también está la receta de mis ojos, del color de mi pelo, de cuántos dedos tengo y de qué aspecto, etc. En cada célula del cuerpo hay una descripción detallada de la composición de todas las demás células del cuerpo. Es decir, que hay «algo de todo» en cada una de las células. El todo está en la parte más minúscula. A esas «partes mínimas» que contienen «algo de todo», las llamaba «gérmenes» o «semillas». Estos «gérmenes» o «semillas» son:
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Los átomos.
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Las homeomerías.
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El apeiron.
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Los cuatro elementos.
Questão 7
Questão
Era importante para él poder afirmar que eso de lo que todo está hecho no podía dividirse en partes más pequeñas. Si hubiera sido así, no habrían podido servir de «ladrillos» de construcción. Pues, si los «ladrillos» hubieran podido ser limados y partidos en partes cada vez más pequeñas, la naturaleza habría empezado a flotar en una pasta cada vez más líquida. Además, los «ladrillos» de la naturaleza tenían que ser eternos, pues nada puede surgir de la nada. Esta es la doctrina característica de:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 8
Questão
Si los «ladrillos» de la naturaleza fueran idénticos, no habríamos podido encontrar ninguna explicación satisfactoria de cómo podían estar compuestos, pudiendo formar de todo, desde amapolas y olivos, hasta piel de cabra y pelo humano. Existe un sinfín de diferentes «ladrillos» en la naturaleza. Algunos son redondos y lisos, otros son irregulares y torcidos. Precisamente por tener formas diferentes, podían usarse para componer diferentes cuerpos. Pero aunque sean muchísimos y muy diferentes entre sí, son todos eternos, inalterables e indivisibles. Esta es la doctrina característica de:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 9
Questão
Cuando un cuerpo –por ejemplo un árbol o un animal– muere y se desintegra, los átomos se dispersan y pueden utilizarse de nuevo en otro cuerpo. Pues los átomos se mueven en el espacio, pero como tienen entrantes y salientes se acoplan para configurar las cosas que vemos en nuestro entorno. Esta es la doctrina característica de:
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Empédocles.
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Anaxágoras.
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Leucipo.
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Demócrito.
Questão 10
Questão
En Atenas los sofistas vivían de enseñar a los ciudadanos. Los sofistas tenían un importante rasgo en común con los filósofos de la naturaleza: el adoptar una postura crítica ante los mitos tradicionales. Pero, al mismo tiempo, los sofistas rechazaron lo que entendían como especulaciones filosóficas inútiles. Opinaban que, aunque quizás existiera una respuesta a las preguntas filosóficas, los seres humanos no serían capaces de encontrar respuestas seguras a los misterios de la naturaleza y del universo. Ese punto de vista se llama:
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Escepticismo.
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Dogmatismo.
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Relativismo.
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Subjetivismo.
Questão 11
Questão
Los sofistas optaron por interesarse por el ser humano y por su lugar en la sociedad. «El hombre es la medida de todas las cosas», decía el sofista, con lo que quería significar que siempre hay que valorar lo que es bueno o malo, correcto o equivocado, en relación con las necesidades del hombre. El autor de estas ideas es:
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Gorgias.
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Protágoras.
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Demócrito.
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Heráclito.