El término gender (género) surge en 1955 gracias a John Money especializado en sexología e investigador de la identidad sexual.
Para este autor, el término "género" define lo masculino y lo femenino desde lo cultural, más allá de las diferencias biológicas.
Su definición del rol de género es fenomenológica: es lo que una persona dice o hace lo que revela su estatus como niña o niño, mujer u hombre, y eso incluye estereotipos de masculinidad y feminidad.
Posteriormente, Robert Stoller introduce la distinción sexo/género buscando una palabra que pueda diagnosticar a aquellas personas que, teniendo un cuerpo de hombre, se sentían mujeres, introduciendo el concepto de "identidad de género".
De ahí la distinción entre "sexo", ligado a criterios biológicos y "género", ligado a la convicción subjetiva de pertenencia*. El género entonces puede o no coincidir con el sexo biológico.
*¿Y qué será la convicción subjetiva de pertenencia?
Discutamos
En los años 70, el término género se extiende en los textos del feminismo académico.
Como las desigualdades entre hombres y mujeres no podían explicarse por una mera diferencia biológica, la investigación feminista recurre a la oposición sexo/género como un instrumento de análisis de las relaciones entre los sexos.
A partir de los años 80´s, el nombre de Judith Butler, empieza a resonar en los estudios de género, para ella, la identidad de género no es una descripción de la experiencia,sino que es un ideal regulatorio y normativo, consiste en un conjunto de actos, gestos y deseos que dan la idea de un núcleo interno pero que no es más que un artificio y no tiene estatuto ontológico, es sólo una ilusión discursiva para regular la sexualidad dentro del marco de la heterosexualidad reproductiva. El sujeto de Butler no es un individuo sino una estructura lingüística en formación.
Butler cree que la subjetividad es una construcción, y el hecho de apegarse a una sola identidad puede llegar a oprimir la identidad misma, por lo que afirma que no hay necesidad de fijar una identidad de una vez por todas. La identidad de género se convierte así en un proceso que nunca se resuelve de manera definitiva más allá de cualquier binarismo.
Y nos ppropone la ide ade que el género es performativo...
La Queer Theory, movimiento que nace en EE.UU. en los años 60, parte del rechazo al pensamiento binario hombre-mujer y cuestiona la identidad de género, proponiendo en su lugar la idea de transgénero, término que acoge una multiplicidad de rasgos y modalidades que signifiquen un rechazo al ordenamiento sexual establecido.
Este último apunta a la concepción de una sociedad en la que sus miembros se construyen sin la dicotomía femenino-masculino. Alberga a gays, lesbianas, transexuales, travestis, andróginos, intersexo... todo aquello que signifique un rechazo a los ordenamientos sexuales establecidos.
Rubrica: : "Miss Storme Delarverie the lady who appears t be a gentlemen" New York 1960, foto de Diane Arbus
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El Género desde el Psicoanálisis
Desde el psicoanálisis, esta crítica radical a la noción de identidad reduce el proceso de sexuación al de la identificación y lo que propone Butler sería ir más allá de esta.
Por un lado, al denunciar el carácter de artificio y de semblante del género, esta propuesta es solidaria con la afirmación lacaniana de que La mujer no existe*, y esto conduce a la lógica del uno por uno.
Pero, por otro lado, la deconstrucción de los semblantes supone –dice Miller– una versión de lo real, que aquí lo encontramos en el cuerpo y en el goce.
En última instancia, el ideal que se propone es el de un sujeto desidentificado, definido únicamente por su práctica de goce, y como tal, la única nominación válida será la proveniente del propio sujeto y no la del campo del Otro.
¿Qué significaría esta desidentificación? ¿Cómo la entendemos?
Debatamos
*esto lo revisaremos a profundidad la próxima clase
Vemos en los amores contemporáneos, que hay una cierta homogenización, es decir, la pareja se establece no desde la clara diferenciación de posiciones sexuadas masculino-femenino, lugares desde donde se vincula al otro de manera diferente en el amor, sino que la pareja se establece bajo una cierta forma de gozar que se pretende la misma para los dos de la pareja.
La sexualidad también cae en la tendencia contemporánea a la homogenización; es por ello que los límites que separan las posiciones sexuadas femenina y masculina, se desdibujan, de allí que las diferencias sexuales puedan ser en ocasiones imperceptibles.
Entonces, la diferencia, condición fundamental de lo humano y de la vida amorosa, se obtura al extender sobre ella la igualdad social y jurídica de los géneros.
La inclusión de todos en el discurso masculino (especialmente en algunos movimientos feministas); es lo que se dio en llamar unisex: todos iguales bajo el modo hombres.
Esto tiene que ver entonces con una cierta forma de gozar propia de lo masculino, asumida por las mujeres y un acercamiento a la forma de amar del sujeto masculino, es decir, separando amor y goce.
Estas mujeres dan cuenta de una forma de gozar que mantiene al margen el discurso amoroso, y al dejar al margen lo amoroso, hace que prime la sustitución de parejas, sobre el amor que puede detener dicha sustitución infinita de objetos para la satisfacción del goce sexual.
Veamos el ejemplo de un popular personje...
La posición femenina se caracteriza por lo indeterminado, por lo que se sale de los límites, de las normas y medidas. Desde una posición tal, el sujeto femenino se dirige al otro en su vínculo amoroso.
Por lo tanto, una mujer puede estar y vivir desde una posición sexuada masculina (somo Samantha Jones) y, un hombre puede estar en una posición femenina, generalmente cuando ama, como Ted Mosby.
Veamos...