Los niños presentan un equipamiento perceptivo para procesar el lenguaje, son habilidades innatamente programadas y que economizan la tarea de aprendizaje del lenguaje. Aunque los bebes no entiendan el sentido literal del lenguaje dirigido a ellos, muestran preferencias atencionales para la interacción lingüística y los comportamientos sociales que pueden provocar esta estimulación.