Rubrica: : EK BALAM (“jaguar negro” o “estrella jaguar”)
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Es un conjunto articulado de ideas, imágenes y representaciones construidas por el hombre para interpretar y explicar el origen del universo y de la realidad, pero también para ubicarse y actuar dentro de ella.
Es la idea que los distintos pueblos tienen del lugar que ocupan en el universo los dioses y los hombres, los astros y la Tierra, y de la manera en que se relacionan entre sí. A ello hay que agregar la explicación que dan acerca del origen de todo lo creado, lo cual nos lleva al terreno de los mitos. En el caso de Mesoamérica, antiguos mitos relatan cómo los dioses formaron la estructura universal. .
Como es sabido, desde tiempos prehispánicos se tiene una concepción de la vida, la muerte, lo bueno y lo malo. Desde el punto en el que se miren estos términos, ya sea como correctos ó erróneos siempre se llega ala misma idea; la de infundir el temor y con una concepción social y religiosa; sin embargo en Mesoamérica la idea de “el mal” ó “el bien” no eran vistos como conductas éticas, sino en sentido positivo ó negativo en el cual basaban sus decisiones y estaban regidos por la dualidad.
El dualisimo mesoamericano habla de una balanza e incluso de una necesidad del bien y el mal para así poder equilibrarse y ah estado presente y ocupado un lugar de suma importancia dentro de la religión, cosmovisión e incluso en la forma de vida de nuestros antepasados. Se creía en la idea de vivir para morir, para así después renacer; se ignoraba ése temor a la muerte heredado por los evangelistas europeos ya que para los mesoamericanos la muerte era solo un nivel más, una nueva etapa que el hombre debía recorrer y lo malo era visto como solo aquellas acciones que los hacían sentir apenados de ellos mismos; eso era la maldad.
El pensamiento mítico fue la manera de expresar los orígenes y definir las ideas sobre el tiempo y espacio humano. Los mitos cosmogónicos escritos y conservados de la época prehispánica son pocos. Para reconstruir los mitos, investigadores de diferentes áreas (antropólogos, historiadores, etnólogos, arqueólogos, geógrafos, lingüistas, teólogos, astrónomos, arquitectos, etc.) han recurrido al estudio de códices, inscripciones de los monumentos, ubicación de los edificios en los centros ceremoniales, pinturas así como fuentes orales entre los pueblos indígenas actuales.
Autosacrificio: Horadaba la piel de varias partes de su cuerpo –brazos, piernas, orejas, párpados, lengua y pene– con la ayuda de instrumentos puntiagudos –espinas de maguey, punzones de hueso o sangraderas de pedernal. Hacía brotar la sangre para untar con ella varias tiras de papel o introducía cañas o cuerdas a través de su carne. Las espinas de maguey ensangrentadas eran presentadas sobre ramas de pino llamadas acxóyatl o clavadas en unas bolas de heno (zacatapayolli)
Los rituales sangrientos: representaba una actividad totalmente ritualizada., empezaba por la penitencia de los guerreros, sus mujeres y los sacerdotes. Mientras las mujeres presentaban ofrendas a los huesos de los enemigos matados en una expedición anterior, en el campo de batalla los sacerdotes prendían un fuego justo antes de que los guerreros se lanzaran a cautivar a sus enemigos. Los primeros prisioneros eran matados en seguida por escisión del corazón, mientras los siguientes eran llevados a Tenochtitlán. Para recibirlos, el rey y los guerreros se sangraban.
arrancamiento del corazón
combate simulado
flechados por la multitud de guerreros*
Rubrica: : sacrificio
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Sacrificio
el sacrificio agrario:Al contrario de los ritos sangrientos guerreros, la muerte de víctimas humanas en el contexto de las ceremonias agrícolas responde estrechamente a la definición clásica del sacrificio, con un sacrificante (el campesino), una víctima (hombre, mujer o niño) y una deidad (dioses y diosas de la fertilidad y de la agricultura). La víctima representaba la deidad; vestida como ella, era sacrificada antes de ser, según los casos, enterrada o consumida por los actores rituales
A cada deidad correspondía algún mito de creación. Para escenificar estos episodios, los miembros de la nobleza azteca –rey, guerreros y sacerdotes– llevaban unos suntuosos vestidos de plumas que los volvían semejantes a los dioses. En un paisaje lleno de resonancias sagradas, ellos representaban teatralmente los tiempos míticos.