La historia mexicana abarca el ascenso y caída de grandes civilizaciones, la dramática colisión y fusión de las culturas española e indígena y una guerra revolucionaria que iba a cambiar el panorama político del país y renovar su sentido de la identidad cultural.
El inicio de la historia de México se remonta a la llegada de los pobladores originarios hace más de 10.000 años. Poco a poco comenzaron a surgir grandes pueblos (destacan las civilizaciones Olmecas, Teotihuacana, Maya y Mexica o Azteca) que ocuparon diferentes y grandes territorios y desarrollaron sus civilizaciones. En el siglo XV llegaron los españoles y, tras una guerra de conquista, sometieron a los indígenas locales y crearon un virreinato (estado colonial). El dominio español duró hasta el 1821, año en que México gana la guerra de Independencia y se crea el Primer Imperio Mexicano que pronto da paso a la Primera República Federativa.
Se le llama la independencia de México a la guerra de independencia que empieza 16 de septiembre de 1810.
En 1808, cuando llegó la noticia de que Napoleón Bonaparte había tomado el trono español, la rivalidad entre las capas de la sociedad en España es aún más acentuada, lo que llevo a debilitar el poder de España sobre las Colonias que tenía en su poder, este fue un momento que aprovecharon algunos que se alzaron en la guerra de independencia mexicana. La figura principal para la búsqueda de la independencia Mexicana fue Miguel Hidalgo y Costilla, un cura en la pequeña parroquia de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Él promovió discusiones informales en su casa y ellos tienen ideas nacidas para movimiento de independencia de México. La guerra oficialmente fue declarada el 16 de septiembre de 1810, con el famoso episodio conocido como «gritos de Dolores”.
El cura Hidalgo en la misa del domingo del 16 de septiembre de 1810, considerado actualmente como el Día de la Independencia Mexicana, animo los feligreses a armarse con lo que pudieran y a luchar contra el virreinato, supuestamente vendido a los franceses por la ocupación de estos de España.
El conocido grito de dolores fue lo que marcó el inicio del proceso de independencia Mexicana de la Corona Española en 1810. Este grito de la independencia ocurrió en la ciudad de Dolores (hoy municipio Dolores Hidalgo) en el estado de Guanajuato.
La Constitución de 1917 introdujo muchos cambios a la sociedad mexicana, fue la primera constitución que incluyó muchos derechos sociales.
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, la cual está vigente y se conforma por 136 artículos. En ella se recogieron demandas de los grupos que se levantaron en armas durante la Revolución. Además de incluir los “derechos del hombre”, se abordaron los “derechos sociales”, se decreta la no reelección, se ratifica la soberanía y la organización federal, se instauran la libertad de culto y de expresión y la enseñanza laica y gratuita.
Durante el periodo clásico floreció en los bosques tropicales de Mesoamérica una de las culturas más asombrosas de la historia de la humanidad: la cultura maya.
Se inicia en el Formativo y se extiende hasta la Conquista española. Abarca, por lo tanto, unos 2.600 años, separados en tres períodos: Formativo, entre el siglo X a. C. y el siglo III d. C.; Clásico (siglos III al X d. C.); y Posclásico, de la décima centuria a la Conquista.
La sociedad de la cultura maya presenta rasgos peculiares que la hacen diferente de las otras sociedades mesoamericanas. Estos elementos distintivos son:
el empleo de una escritura jeroglífica compuesta por más de 700 signos;
el uso de la bóveda falsa en arquitectura;
el desarrollo de una escultura monumental de carácter religioso que asocia la estela y el altar;
un sistema para medir el tiempo que parte de una fecha concreta.
En la etapa formativa, pequeñas comunidades procedentes del altiplano guatemalteco se asentaron en el Petén, fundando pequeños poblados que recibieron pocos siglos antes de la Era Cristiana las influencias de Izapa, una cultura de origen olmeca situada en la costa pacífica de Guatemala.
A partir del año 300 d. C. aparecen los grandes centros ceremoniales característicos de la cultura maya: Tikal, Uaxactún, Naraqjo, Nakún y Yaxhá.
Un factor que, sin duda, contribuyó de manera decisiva al crecimiento de las ciudades de la cultura maya fue la presencia de una poderosa colonia teotihuacana en Kaminaljuyú, en los altos de Guatemala. La progresiva desaparición del poder de Teotihuacán en la región creó una grave crisis política que se prolongó del 534 al 593 d. C.
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Periodo Clásico.
La restauración de la paz social abrió una nueva fase histórica: el Clásico Tardío (600-900 d. C.), caracterizado por una explosión cultural impulsada por los gobernantes de las grandes ciudades-estado del período (Tikal, Palenque, Copán, Quiriguá, Yaxchilán, Bonampak o Piedras Negras). La historia de estas localidades se conoce a grandes rasgos gracias al desciframiento parcial de la escritura jeroglífica de la cultura maya. Así, por ejemplo, sabemos que 18 Jog, soberano de Copán, fue derrotado por Cauac Caan de Quiriguá, y que el personaje enterrado bajo el Templo de las Inscripciones de Palenque se llamaba Pacal.
A lo largo de los siglos IX y X se produjo una gravísima crisis que finalizó con el hundimiento total de la cultura maya. Las razones de este colapso se desconocen, pero sus consecuencias no encierran misterio alguno: las ciudades, manifestación material del poder de los reyes-dioses, se abandonaron y la población volvió al sistema político igualitario de los primeros tiempos del Formativo.
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Periodo Posclásico.
El colapso afectó menos a los diminutos Estados de la península del Yucatán, una zona marginal durante el período Clásico que se convirtió en la heredera de la refinada cultura de las tierras centrales.
La historia de los mayas yucatecos se extiende a lo largo del período Posclásico y puede dividirse en tres fases.
Primer periodo posclásico
La primera gira alrededor de Chichén Itzá, un antiguo asentamiento clásico que fue ocupado hacia el año 987 de nuestra Era por los itzá, un grupo étnico procedente de las costas tabasqueñas muy influido por la cultura militarista del Altiplano. Posteriormente, una nueva oleada invasora formada por gentes aún más toltequizadas, cuyo gobernante llevaba el título de Kukulcán (Serpiente Emplumada), pobló Mayapán, creando una urbe claramente tolteca en lo que se refiere a costumbres y creencias religiosas.
Segundo periodo posclásico
La segunda fase se inició cuando la dinastía cocom de Mayapán, ayudada por mercenarios procedentes del México Central, derrotó a los itzá al comenzar el siglo XIII, e instauró un sistema político despótico que duró hasta el 1441; fecha en que fue destruida por una liga de ciudades-estado capitaneada por Ah Xupán Xiú, señor de Uxmal.
Último periodo posclásico
La caída de Mayapán inició un periodo de conflictos civiles y guerras que enfrentó a una veintena de pequeñas ciudades-estado. Las discordias internas existentes entre los distintos estados dificultarían la conquista española hasta tal punto que Tayasal, el último reducto maya de Petén, no capituló sino en 1697, setenta años después de la llegada del capitán español Francisco de Montejo al Yucatán.
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Cultura Zapoteca
La cultura zapoteca alcanzó su máximo desarrollo en el periodo Clásico, entre los años 250 d. C. y 900 d. C. Se estableció en una zona natural con abundante agua que propició la agricultura, la producción de cal, sal y arcilla para la alfarería.
Entre las principales actividades de los zapotecos estaba el cultivo del maíz. Por ello, tenían sacerdotes encargados del culto al dios de esa planta. También relacionaban los elementos naturales como agua, fuego y viento con sus dioses.
Construyeron centros religiosos como la ciudad de Monte Albán en lo alto de una montaña, con edificios que se orientaban conforme a los astros; utilizaron la técnica del talud y el tablero. En esta ciudad edificaron basamentos piramidales, juegos de pelota y un observatorio en forma de punta de flecha, orientado hacia el grupo de estrellas que hoy conocemos como la constelación de Orión.
La sociedad se dividía en gobernantes-sacerdotes, comerciantes, guerreros, campesinos y artesanos; estos últimos vivían en barrios y tenían diferentes oficios como albañiles, pintores, talladores de piedra, alfareros, orfebres o tejedores.
Nombre genérico con el que se designa a los seis cadetes mexicanos del Colegio Militar que murieron heroicamente en la defensa del castillo de Chapultepec durante la invasión estadounidense de 1847.
Juan de la Barrera, originario de la Ciudad de México, nacido en 1828
Juan Escutia, nacido en Tepic, Nayarit, alrededor de 1830
Francisco Márquez, nacido en Guadalajara, Jalisco, en 1834
Agustín Melgar, oriundo de Chihuahua, nacido entre 1828 y 1832.
Fernando Montes de Oca, originario de Azcapotzalco.
Vicente Suárez, quien nació en Puebla en 1833.