Los navegadores se instalan en el disco rígido del computador, mientras que a los buscadores se accede mediante un buscador y una dirección URL específica (por ejemplo: http://www.google.com). Es decir, que los buscadores están en Internet, y no requieren de instalarse en ninguna parte.
Un navegador reside en el computador y puede desinstalarse, perderse en un accidente físico del computador o víctima de un virus, y puede descargarse y reinstalarse (empleando algún otro navegador, como los que vienen incorporados con el sistema operativo). En cambio, sin importar lo que le ocurra a nuestra computadora, los buscadores permanecerán inmutables en línea.
Con un mismo navegador podemos visitar diversos buscadores y obtener resultados diferentes, pero no podemos acceder a un buscador si carecemos de un navegador. Lo mismo, a un buscador específico puede accederse desde cualquier navegador que escojamos, ya que ellos mismos son una página Web a visitar.
Un navegador puede iniciarse en ausencia de una conexión a Internet, ya que el software estará instalado en el computador. No se podrá navegar, claro, pero la aplicación iniciará y arrojará un error. En cambio, no puede accederse a un buscador sin una conexión operativa a Internet.
Muchos exploradores o navegadores traen incorporado un motor de búsqueda por defecto, en especial aquellos buscadores que fueron desarrollados por una empresa que también posee un buscador, como es el caso de Google Chrome y Google, de Internet Explorer y Bing, etc. Sin embargo, es posible modificar esta configuración y emplear el buscador que deseemos, sin tener que renunciar al explorador.
Un navegador permite visitar muchos tipos de página web, entre ellas las páginas de los motores de búsqueda.