Created by Julio Martir Alonzo Torres
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ECLESIASTÉS, CAPITULO 1 Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Sin Dios no existe recompensa duradera o beneficio alguno en el trabajo arduo. Si tratamos de encontrar significado en nuestros logros en vez de encontrarlos en Dios, nunca estaremos satisfechos, y todo lo que tratemos de lograr se volverá tedioso y molesto. Las posesiones terrenales y los logros a la larga carecen de sentido. Sólo la búsqueda de Dios nos proporciona verdadera satisfacción. Debemos incluirlo en todo lo que digamos, pensemos y hagamos. Donde abunda la sabiduría, abunda el sufrimiento, y a mas ciencia, más dolor. Cuando el conocimiento humano deja afuera a DIOS, solo saca a relucir nuestros problemas debido a que no puede proporcionar las respuestas sin una perspectiva y una solución eterna de DIOS. Todo lo que hagamos debajo del sol, es vanidad y la tierra siempre continuará igual.
ECLESIASTÉS, CAPITULO 2 Debemos ver más allá de nuestras actividades para descubrir las razones por las que las llevamos a cabo. Cuando examine sus metas y proyectos analice cuál es su punto de partida, su motivación. Sin DIOS como fundamento, todo aquello para lo cual usted está viviendo carece de sentido (es vanidad). El trabajo no produce fruto duradero para los que trabajan exclusivamente para ganar dinero y obtener posesiones. No sólo se quedará todo atrás cuando muramos, sino que puede quedar para personas que no han hecho nada para ganarlo. El verdadero gozo de la vida surge únicamente cuando seguimos los principios de Dios.
ECLESIASTÉS, CAPITULO 3. Todo tiene su tiempo. Dios tiene un plan para todas las personas. Por lo tanto, proporciona ciclos de vida y trabajo para que lo realicemos. No debemos aborrecer a la gente mala, sino aborrecer lo que hacen. También debemos aborrecer que maltraten a la gente, que los niños se estén muriendo de hambre y que se deshonre a Dios. Podemos disfrutar de nuestro trabajo, si recordamos que Dios nos ha dado trabajo y nos ha capacitado para llevar a cabo ciertas tareas. Nos damos cuenta de que el fruto de nuestro trabajo es un regalo que proviene de Dios. Ser feliz y hacer el bien mientras vivimos son metas dignas para la vida, pero podemos ir tras ellas de manera equivocada. No podrá cumplir con el propósito que Dios le ha dado a menos que usted le tema y le dé el primer lugar en su vida. Dios no pasa por alto la injusticia, sino que terminará con ella cuando llegue el momento que tiene señalado. Nuestros cuerpos no pueden vivir para siempre en el estado presente. En ese sentido, la humanidad y los animales son iguales. Sin embargo, Salomón reconoció que Dios ha dado al hombre la esperanza de la eternidad y que Dios nos juzgará en el más allá, lo que nos hace diferentes de las bestias.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 4. Los que tienen adicción por el trabajo muchas veces están motivados por la envidia, la ambición y un deseo constante de permanecer por delante de los demás. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga en trabajo. Algunas personas prefieren el aislamiento debido a que sienten que no pueden confiar en nadie. Sin embargo, no estamos aquí en la tierra para servirnos a nosotros mismos, sino para servir a Dios y a los demás. Muchos buscan reconocimiento por sus logros; pero las personas son variables, y cambian con rapidez y facilidad. Cuánto mejor es buscar la aprobación de Dios. Su amor nunca cambia.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 5. LA INSENSATEZ DE HACER VOTOS A LA LIGERA. Ser cuidadoso (escuchar), al visitar la casa de DIOS. No haga promesas, sino las va a cumplir. Aquellos que aman el dinero y lo buscan obsesivamente nunca encuentran la felicidad que el dinero promete. Dios quiere que veamos lo que tenemos desde la perspectiva correcta: nuestras posesiones son un regalo de Dios.
ECLESIASTÉS. CAPÍTULO 6. La prosperidad no siempre es buena y la adversidad no siempre es mala. Mucha gente trabaja arduamente para prolongar la vida y mejorar su condición física, pero no invierten ni siquiera el mismo tiempo o esfuerzo en su salud espiritual. No hay que perder tiempo en soñar y desear lo que uno no tiene. Dios conoce y dirige todo lo que sucede. En todos nuestros planes debemos volver la vista a Dios, no sólo hacia el futuro.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 7. SABIDURÍA Y LA INSENSATEZ. Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día d muerte que el día del nacimiento. No hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. Tenemos que disfrutar lo que tenemos mientras podamos, pero siempre recordando que puede llegar la adversidad. Vea el dolor y las luchas como grandes oportunidades para aprender de Dios. Los sobornos se dan para perjudicar a los que dicen la verdad y para ayudar a los que se oponen a ella. La persona que acepta un soborno es necia, por sabia que se crea. creer que uno tiene suficiente sabiduría es señal de que no la tiene. Dios creó a los seres humanos para vivir rectamente.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 8. La sabiduría es el resultado de conocer y confiar en Dios, no un simple medio de encontrarlo. Todo el que teme a DIOS, alcanzará sus bondades Disfrutar lo que Dios nos ha dado para refrescarnos y fortalecernos a fin de que continuemos su obra. En la vida siempre habrá muchas más preguntas que respuestas.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 9. Una vez que toda persona muere, no puede cambiar lo que ha hecho. La esperanza aún, prevalece entre los vivos. Es importante disfrutar de los regalos de Dios mientras podamos, porque el futuro es muy incierto. Goza la vida con la mujer que amas. Nuestra sociedad sitúa la riqueza, la belleza física y el éxito por encima de la sabiduría.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 10. Todo lo que tenemos desde la sabiduría hasta las riquezas, sin Dios, no son nada. Pero cuando Dios usa lo poco que tenemos, se convierte en todo lo que pudiéramos querer o necesitar. Si tu jefe se enoja contigo, nunca dejes tu cargo. La paciencia es la madre de la ciencia. Tratar de hacer algo sin las habilidades o herramientas necesarias es como cortar madera con un hacha sin filo. El dinero es peligroso porque nos engaña al hacernos pensar que la riqueza es la forma más fácil de obtener todo lo que queremos. Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico, porque las aves del cielo llevarán la voz y las que tienen alas harán saber la palabra.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 11. La vida presenta oportunidades que debemos aprovechar, y no limitarnos a ir a lo seguro. El hecho de que la vida sea incierta no quiere decir que no hagamos nada. La eternidad es mucho más larga que la expectativa de vida de una persona. Nuestras decisiones son irreversibles, permanecerán con uno el resto de la vida.
ECLESIASTÉS. CAPITULO 12. Acuérdate tu Creador en los días tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de lo cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Una vida sin Dios produce una persona vieja amargada, solitaria y sin esperanza. La cadena de plata, el cuenco de oro, el cántaro y la rueda simbolizan la fragilidad de la vida. Saber que la vida es vanidad sin Dios motiva a la persona sabia a buscar a Dios primero. Nuestro tiempo en la tierra es muy corto, debemos usarlo para aprender verdades importantes, las que afectan esta vida y la eternidad. Quienes carezcan de propósito y dirección en la vida deben respetar a Dios y seguir sus principios para la vida. Todas las personas tendrán que comparecer delante de Dios y ser juzgadas por lo que hicieron en esta vida, tanto lo malo como lo bueno.
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