Created by GUADALUPE ALVAREZ MEJIA
over 6 years ago
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Mi nombre es Guadalupe Álvarez Mejía, estudié la Licenciatura en educación Primaria en la Normal Vicente de Paul, en la Ciudad de Puebla. Es un hábito común que desde la infancia hasta la edad adulta que tengamos pensamientos automáticos, por la carga de trabajo, la distracción o la poca importancia que se le da a los demás. Es por ello que las generaciones repiten la historia, por la escasa preparación, el mal ejercicio de la memoria y la poca disposición para ser personas diferentes. En la actualidad la gente está en un estado de confort, en el cual no se preocupa por ser o mejorar ese tipo de pensamiento. Estamos tan acostumbrados a un ritmo de vida rutinario, monótono, acelerado y adelantándose etapas de la vida, sin pensar en las consecuencias, esto se debe a que nos encontramos en un pensamiento automático. Las personas que cursan la educación media superior o la superior, en su mayoría son aquellas que logran un pensamiento sistémico, por el hecho de analizar información, cuestionar algunos aspectos, el ordenar y priorizar las ideas para expresarlas de forma oral o escrita. Con el preámbulo anterior, el trayecto formativo que tuve fue con pensamiento automático, puesto que todo lo respondía o reaccionaba de una forma mecánica, como si fuera un objeto más dentro de una tienda, no pensaba en las consecuencias, las posibilidades que tenía para resolver las situaciones en las que me encontraba, me faltaba cuestionarme, nutrirme de información. Los años fueron transcurriendo y cuando llegué a la Normal, me adentré a la búsqueda de información para enriquecerme de estrategias para el desarrollo de las observaciones o actividades que nos pedían, poco a poco fui adquiriendo habilidades para el desarrollo de un pensamiento sistémico, ya que solo utilizaba la búsqueda de información, ordenaba las ideas, cuestionaba y expresaba poco lo que redactaba. Durante los primeros años de la licenciatura, solo recibía información y no tomaba postura de lo que analizaba, solo pertenecía mundo lleno de contenido, sin darme cuenta que la vida no era solo eso. Al iniciar el último año de preparación, se elabora un documento recepcional en el cual se añaden argumentos y teorías, fue entonces donde descubrí que la información no sirve si no la llevo a la práctica y retroalimento con una reflexión. Ese año fue el más valioso de mi trayecto formativo, a causa de que nos dejaban leer de forma libre, elegir un tema, buscar información y seleccionar la que mejor llene mis expectativas, anotar los beneficios y las deficiencias que se manifestaban en la práctica, es ahí donde me convertí en pensadora crítica, sin embargo, no era capaz de contextualizar toda la información que se me hacía importante. Todo el último año fui formándome como pensadora crítica ya que tenía que poner en práctica habilidades para poder argumentar y fundamentar el tema de elección, las actividades y la reacción que expresaban los alumnos ante las diferentes actividades encaminadas a mi tema de titulación, debía verificar la efectividad de lo que decía, así como asistir a las bibliotecas públicas para realizar investigaciones y tener mayores armas para defender mi postura. Cuando ingresé al Sistema Educativo en el 2015, tuve que seguir con la práctica del pensamiento crítico, ya que solicitaban diferentes documentos con base en libros especiales que los docentes debían manejar dentro de clases, por lo tanto me dedicaba a investigar esos textos, los leía una y otra vez para que pudiera argumentar en los Consejos Técnicos acerca de algunos cuestionamientos que se planean durante la sesión. Cada vez me fui adentrando más a los temas educativos y con argumentos válidos, después de horas y horas de lectura de diferentes fuentes de información, de acuerdo a los lineamientos que marca la Secretaría de Educación Pública. Cuando cumplí dos años de servicio, me tocó hacer un examen de permanencia, gracias a que ejercité mi pensamiento crítico, pude realizar una planeación argumentada, con base en la dimensión dialógica en la cual me cuestionaba todo el tiempo y reflexionaba acerca de mi práctica. Desde ese momento se me quedó la elaboración de observaciones en las planeaciones, puesto que es importante saber el ¿qué les enseño a los alumnos? ¿para qué les va a servir?, después de eso, me di cuenta que no solo es la reflexión diaria la que va a cambiar el pensamiento automático de la población escolar, por ello me vi en la necesidad de entrar a la maestría, para que en la siguiente convocatoria para promocionarme a directora, iniciaré el cambio de pensamiento desde mi contexto escolar, con anterioridad mencioné que en mi salón llevo a la práctica el pensamiento crítico, pero eso no me es suficiente, tengo la inquietud de ampliar mi contexto interno, para que se convierta en mi comunidad escolar la que mejore.
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