RECOGIMIENTO Y BÚSQUEDA DE DIOS EN NUESTRO INTERIOR

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Es la búsqueda de Dios en nuestro templo que es nuestra alma.
Isidro Esparza Marín
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RECOGIMIENTO Y BÚSQUEDA DE DIOS EN NUESTRO INTERIOR

RECOGIMIENTO Y BUSQUEDA DE DIOS EN NUESTRO INTERIOR Comentarios y lectura del Camino de Perfección (Capítulos 28 y 29) (3) Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. INTRODUCCION El Libro "Camino de Perfección", escrito por Santa Teresa de Jesús, tuvo el propósito de ser escrito para enseñar a sus hijas, es decir, a sus pequeños grupos de mujeres que vivían en los conventos, en especial al de San José, ubicado en Avila. Sin embargo, hoy sus enseñanzas se extienden a un universo fuera de los conventos. Caminar en la escuela de oración de Santa Teresa, es de algún modo un atajo en el largo camino que debemos recorrer para llegar a la “fuente de agua viva”. Camino que según Teresa es el que: “encierra en sí todo el camino espiritual, desde el principio hasta engolfar Dios el alma y darla abundosamente a beber de la fuente de agua viva que dije estaba al fin del camino” (CP 42,5). Hoy son muchos los expertos que comentan a Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia y Maestra de Oración, hay comentarios muy buenos y muy orientadores, sin embargo es muy interesante la lectura de sus propias fuentes, es decir de sus libros, pues ella a cada uno nos habla de una forma distinta y sería pecar de arrogante decir, “si no entiendes lo que ella te enseña, déjame explicarte”. Tal como dice Teresa de Jesús: “El Señor nos dará a entender”. (cf. Prologo de CP). Este comentario, no tiene otro fin que ilustrar y compartir lo que me dicen estos dos capítulos, 28 y 29, quizá, los dos más importantes capítulos del libro. 2. LA ORACIÓN DE RECOGIMIENTO DEL ALMA (Capitulo 28) Teresa de Jesús, en el capítulo 28 y 29 de "Camino de Perfección", les enseña a sus hijas y hoy a nosotros, lo que es la "oración de recogimiento" tal como el alma lo puede conseguir. En esta etapa de oración, es "un recogimiento activo" y lo practica el alma mediante el entendimiento y la voluntad. El "recogimiento activo" tiene por objeto atender a la Presencia de Dios en el alma, comprensible por la razón, por tanto viene al alma para que la conozcamos, la gocemos y amemos acreditada por la fe, y que, cuando Él quiere, la podemos disfrutar. Teresa de Jesús, no solo nos declara qué es "oración de recogimiento", además nos dice como podemos acostumbrarnos a este modo de oración. Con este modo de rezar, aunque sea vocalmente, se recoge la mente más pronto y es oración que trae muchos bienes Se llama "recogimiento", porque el alma recoge todas sus fuerzas y entra dentro de sí con su Dios, y su Divino Maestro que viene a enseñarla y a darle "oración de quietud" más pronto que por otros métodos. Para Teresa de Jesús, llegar a este grado de oración, fue un gran descubrimiento, y con su enseñanza ahora lo es también hoy para nosotros. Recogerse interiormente a ese mundo misterioso que llevamos dentro, resulta tan desconocido como inexplorado. Al conectarse con la Presencia de Dios en el alma, emprendemos una comunicación afectiva en la cual podemos llevar la iniciativa, la cual no se nos perderá en el vacío, incluso si no percibimos una respuesta sensible. La Madre Teresa le dice a sus hijas: “No nos imaginemos huecas en lo interior (CP 28,10), … Luego nos dice: ”Que, a mi parecer, si como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey" (CP 28,11) 3. LA HABILIDAD DE RECOGERSE Cómo entrar dentro de sí es el tema central del camino. El "recogimiento" es un campo intermedio entre la "oración rezada" y la "oración de pura contemplación". Teresa de Jesús, intenta decirnos qué es "oración de recogimiento", los medios, y cómo podemos acostumbrarnos a ello. Por cierto, en un primer momento nos ha dicho que recogerse es centrarse en el Otro, sin embargo, ahora consiste en “entrar, con Él, dentro de sí”. Una condición básica es entrar dentro de sí mismo. Teresa de Jesús prefirió como punto de partida la segunda palabra del Padrenuestro; “que estás en los cielos”. No pensemos en los cielos estrellados, sino en los cielos de nuestra alma o de nuestra vida, cielos espaciosos y dilatados de nuestro espíritu. Teresa le da profundidad teológica al tema del "recogimiento", hondura de fe. La interioridad del hombre es morada, o templo del Espíritu. Dios y Padre verdadero tiene sus delicias ahí, en estar con nosotros. La enseñanza de Teresa a sus Hijas es: "¿Pensáis que importa poco saber qué cosa es cielo y adónde se ha de buscar vuestro sacratísimo Padre?" (CP 28,1). "Donde está Dios, es el cielo" (CP 28,2). Y así lo es nuestra alma por habitarla Dios. Es importante “no solo creerlo, sino procurar entenderlo por experiencia” (CP 28,1). 4. EXPERIMENTAR QUE SOMOS MORADA DE DIOS Esto de experimentar que somos morada de Dios no es cosa fácil cuando un alma comienza a orar, Teresa lo sabe y también sabe como instruirnos para salvar los obstáculos enseñando que: “Él no se da a conocer hasta que va ensanchándola poco a poco, conforma a lo que es menester para lo que ha de poner en ella” (CP 28,12). "Ya sabéis que Dios está en todas partes" (CP 28,2), Ahí, en mi espacio interior, “Dios está tan cerca que nos oirá” (CP 28,2), basta hablarle bajito. Basta “ponerse en soledad y mirarle dentro de sí, y no extrañarse de tan buen huésped” (CP 28,2). Aprender a “hablarle como a Padre, pedirle como a Padre” …contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos (CP 28,2). ¡Donosa humildad, que me tenga yo al Emperador del cielo y de la tierra en mi casa, (CP 28,3). Y esto hay que hacer, "comunicarse con Él sin falsas humildades" (cf CP 28,3). La Santa Madre Teresa de Jesus, quiere que tengamos confianza cuando Él nos esta como diciendo y rogando que le pidamos favores, y no vaya a ser que por humildad, nos quedemos pobres e incluso le dejemos marcharse al ver que no acabamos de decidirnos de estar con Él, entonces nos dice que: “tratad con Él como con Padre y como con hermano y como con Señor y como con Esposo, a veces de una manera, a veces de otra, que Él os enseñará lo que habéis de hacer para contentarle. Dejaos de ser bobas: pedidle la palabra, que vuestro Esposo es, que os trate como a tal” (CP 28,3). 5. Y RECOGERSE, ¿QUÉ ES? Este modo de rezar que nos enseña Santa Teresa; “aunque sea vocalmente, con mucha más brevedad se recoge el entendimiento, y es oración que trae consigo muchos bienes” (CP 28,4). Y recogerse, ¿qué es?, Teresa nos dice: “Llámase recogimiento porque recoge el alma toda las potencias y se entra dentro de sí” (CP 28,4). Esto es cosa del alma, es decir, cosa del centro interior de la persona. Es ella la que ha de convocar hacia dentro los sentidos tanto exteriores como los interiores y las potencias del alma. El alma misma “se entra dentro de sí con su Dios” (CP 28,4). Dios actúa ahí: “viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro” (CP 28,4). La persona recibe todo el misterio de Cristo con hondura y sentido nuevo, en ese nuevo mundo que es su interioridad. Es: “llegar a beber el agua de la fuente” (CP 28,5). Es: “Caminar mucho en poco tiempo” (CP 28,5). Es: Como un viaje por mar llevados por el viento, es entrarse como las abejas en la colmena “para labrar allí la miel” (CP 28,7). Es: "disponer de una centellica para soplar sobre ella y prender fuego de amor que lo abrase todo" (CP 28,8). 6. CÓMO ACOSTUMBRARSE A ESTE RECOGIMIENTO “Hablemos un poco de cómo nos acostumbraremos a tan buen modo de proceder” (CP 28,8). “Hagamos cuenta que dentro de nosotras está un palacio de grandísima riqueza” (CP 28,9). Pero el palacio no es fin para sí mismo, es morada para alguien. ”No nos imaginemos huecas por dentro” (CP 28,10). "En este palacio está un gran rey” (CP 28,9). Mi interioridad tiene una especie de dimensión religiosa y sacra: está hecha para ser capacidad de Dios, morada para Él. 7. ENTRAR DENTRO Y EXPERIMENTAR CÓMO NOS VOLVEMOS HACIA NUESTRO INTERIOR Ser sensibles a la acción de Él. Dios no nos habita como el ídolo está en su templo. Está en el palacio interior para la comunión de las personas. Él se da a conocer, enriqueciéndo la experiencia interior del orante. “Que pueda poner y quitar como en cosa propia” (CP 28,12). “ Él no ha de forzar nuestra voluntad”, pues “ Él no se da a Sí del todo hasta que nos damos del todo” (CP 28,12). Ahora es bueno hacerse algunas preguntas, tales como si dedicamos tiempo para volvernos hacia nuestro interior, o si tratamos de escuchar lo que pasa en nosotros, del mismo modo meditemos si podemos descubrir cuanto tiempo estamos en paz con nosotros mismos, todo ello para saber si somos capaces de eliminar el desbarajuste que a veces nos consume, a fin de ordenar nuestro interior, todo estas reflexiones nos debe llevar a una pregunta muy importante: ¿Dejamos entrar a Dios en nosotros?

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TENER A DIOS DENTRO DE UNO MISMO

TENER A DIOS DENTRO DE UNO MISMO Quien vive habitualmente, en gracia y amistad de Dios…, siempre tiene dentro de si al Señor. Esta es una irrefutable verdad, asegurada con palabras salidas de la boca del Señor, que nos dejó dicho: “Si alguno me ama guardará mi doctrina y mi Padre lo amará; y vendremos a él y haremos morada en él”. (Jn 14,23). Y es de tal importancia esta afirmación divina, que San Juan que es el evangelista del amor, insiste en el tema recogiendo otras palabras del Señor que en distinta ocasión también manifestó y que dicen: “El que conoce mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y al que me ama lo amará mi Padre, y Yo lo amaré y me manifestaré a él”. (Jn 14,21). De estos dos pasajes evangélicos claramente se deduce que amar al Señor es guardar sus mandamientos, claro está que sus mandamientos pueden ser guardados con distinto grado de celo y a ello corresponde decir, que Dios no nos ama a todos por igual, ya que dado que una de las características del amor es la reciprocidad que este pide, Dios ama al que más le ama. Dios el creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible, es decir, lo visible que es lo que ven los ojos de nuestra cara, o sea la materia y lo material y lo invisible que es lo que no pueden captar los ojos de nuestra cara, pero si lo pueden captar solamente los sentidos interiores de nuestra alma, es decir el espíritu y lo espiritual. Dicho de otra forma, la materia siempre lo capta la parte material del ser humano, que es su cuerpo y quien capta en el ser humano la parte espiritual es su alma. En la medida en que ésta se encuentre más desarrollada y fortalecida por el amor al Señor, el alma de que se trate tendrá siempre una mayor capacidad de recepción de todo lo que se refiere a Dios y el mundo de lo espiritual. Y San Juan, el discípulo predilecto del Señor, es el que redactó el evangelio más espiritual, profundo y emotivo de los cuatro evangelios, sin embargo San Mateo también en su evangelio, remacha la idea fundamental de que sólo se puede amar a Dios, si se cumplen sus mandamientos y nos menciona también la Inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma humana, al decirnos que el Señor dejó dicho: “Si me amáis observaréis mis mandamientos. Yo rogaré al Padre y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros siempre, el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce. Vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros”. (Mt 22,13-14). Aunque indistintamente al tratar este tema de la Inhabitación Trinitaria en el alma humana, unas veces se habla de la inhabitación de la Santísima Trinidad, otras de la del Espíritu Santo, otras de Dios. Esto puede crear confusión, pero es el caso de que realmente, la inhabitación es siempre Trinitaria, lo que ocurre es que donde se encuentra una de las personas de la Santísima Trinidad también se encuentran las otras dos, es por ello que el Señor una vez manifestó: "Yo y el Padre somos una sola cosa”. (Jn 10,30). Precisamente es en la gloria del Amor Intratrinitario donde nosotros aspiramos a integrarnos; bueno naturalmente, los que aspiren a ello, ya que si estás leyendo esto, no cabe duda de que participas de esta aspiración. En razón a todo lo anteriormente dicho, es por lo que nosotros somos templos vivos de Dios. Con el bautismo el alma recibe la inhabitación de la Santísima Trinidad, y se convierte en templo vivo de Dios. Recibe una hoguera con su mecha preparada para ser encendida. Si tarde o temprano, con su acercamiento a Dios, con su oración, el alma de la persona llega a encender esa hoguera, esta puede tomar caracteres de incendio, porque Dios es un fuego devorador. A partir del momento en que la mecha de la hoguera ha sido encendida, el alma, solo ha de hacer dos cosas; seguir orando y abandonarse en Dios, dejarse llevar por Él, y no hacer nada por cuenta propia. Así, se puede asegurar sin lugar a dudas, si la fe es lo suficientemente adulta, que esa alma será eternamente dichosa y no ya en la futura vida, sino también en la de aquí abajo. La persona que toma plena conciencia de ser templo vivo de Dios, en cuanto posee al Señor dentro de su alma, ha de tener presente y es importante no equivocarse, que Dios es espíritu puro y cuando se aloja, como tal espíritu que es no se aloja en la parte material de la persona. No lo hace en su cuerpo, ya que no tiene sentido buscar a Dios dentro de nuestro cuerpo. Dios inhabita en nuestra alma, por ello, si pecamos mortalmente desalojamos a Dios de nuestra alma. Dios y el pecado son absolutamente incompatibles. La búsqueda de Dios en nuestro ser debe buscarse en el alma no en el cuerpo. San Agustín acerca de este tema, nos escribe en el libro de sus Confesiones: “Tarde te hallé, estabas dentro de mí y yo te buscaba fuera”. Un amigo mío me decía: Yo he buscado a mi Señor //y por fin lo he encontrado, //en verdad que no miento//cerca de mí estuvo todo el tiempo, // pero en mi oscuridad, no he acertado a verlo. ¡¡ Gloria a Dios!!, ¡¡Bendito sea Su Santo Nombre!!// ¿Cómo he podido estar tan ciego? //Estando Él tan cerca de mí, // y yo en mi oscuridad, no he acertado a verlo. Dios indudablemente está siempre en todas partes. Él es el creador de todo, y su gloria y grandeza se refleja en su obra, todo lo que vemos o contemplamos es obra suya; los hombres, solo somos instrumentos que Él utiliza. Nuestra búsqueda de Dios ha de ser en el interior de nuestra alma, es ahí donde Él reside siempre esperando nuestro amor, que es lo único que le interesa de nosotros, que no podemos darle nada que Él ya no tenga. Y ese amor que nos tiene es el que le movió a crearnos y ahora le mueve a hacer lo posible e imposible para que nos salvemos y seamos eternamente felices, participando de la Gloria del Amor Trinitario. Para alcanzar la dicha de encontrar a Dios dentro de uno mismo hace falta mucho amor y constancia. San Agustín, se quejaba de haber alcanzado tarde esa meta. Cuando se alcanza esa meta, ello es signo de que la Gloria del Reino de Dios ha entrado en esa alma, y el fuego de la zarza ardiendo, que vio Moisés, se ha transformado en un fuego de amor en su corazón, un fuego que todo lo abrasa. Uno sentirá y comprenderá que está viviendo en una vida maravillosa, cuando mirando para atrás vea y comprenda que el Señor le ha dado la vuelta a sus relaciones con los demás, a sus inquietudes espirituales, a la fuerza de su amor al Señor, a todo, como si su vida fuese un calcetín. Así pues, todos tenemos caminos diferentes para llegar al Señor, y por Su omnisciencia a cada uno lo guía y lo trata de diferente forma, para encauzarle en el camino de la eterna salvación. (2) - Autor de este artículo Juan del Carmelo, editor y responsable del Blog, El Blog de Juan del Carmelo, alojado en el espacio web de www.religionenlibertad.com.

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BUSCAR A DIOS DENTRO DE UNO MISMO

BUSCAR A DIOS DENTRO DE UNO MISMO En el desarrollo de la vida espiritual de una persona, llega un momento y también se desea que llegue, en que uno se encuentra con el Señor "dentro de uno mismo". En relación a este encuentro hay una conocida exclamación de San Agustín que en su libro de Confesiones, escribió: ¡Tarde Te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde Te amé! Y he aquí que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera Te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Me retenían lejos de Ti aquellas cosas que, si no estuviesen en Ti, no serian. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalaste Tu perfume y respiré, y suspiro por Ti; gusté de Ti y siento, hambre y sed, me tocaste, y abráseme en tu paz. San Agustín, describe maravillosamente, lo que le pasaba antes de llegar a encontrar al Señor en su interior. Es esta una descripción plenamente aplicable, a todo el que lucha por avanzar en su vida espiritual y tiene el vivo deseo de entregarse al Señor. Pero hay que tener en cuenta, que Dios al igual que nos ha hecho a todos corporalmente distintos, también ha hecho que nuestras almas sean distintas. Se suele decir que: No hay almas gemelas y es así, por lo que ninguna experiencia espiritual de orden sobrenatural, será idéntica a nadie. Es por ello que la experiencia de encontrar al Señor en nuestro interior, sea única como lo es todo lo que es un bien espiritual, es un fruto que nos dona el Espíritu Santo, cuando, cómo y dónde Él quiere. Nosotros no podemos forzar la voluntad divina, pero si podemos poner de nuestra parte, el vivo deseo de obtener este don. El encuentro de Dios en lo más profundo de nuestro ser, marca un antes y un después en la vida de la persona de que se trate, lo mismo que la conversión inicial de uno. Al ser todos nosotros criaturas diferentes, la forma o el camino de adquisición de estos bienes espirituales es siempre diferente. Estas situaciones, las hay espectaculares y ruidosas, como el agua que se despeña por una cascada y los hay silenciosos como el agua mansa que se desliza por la llanura camino del delta de su río. Todos los que deseamos avanzar en el desarrollo de nuestra vida espiritual, que es tanto como decir, en amar más al Señor, sabemos también como sabía San Agustín, cómo nos atraen y nos sujetan las bellezas de este mundo por Dios creadas. Como hombre, veo las maravillas naturales de este mundo y las que Dios ha permitido crear al hombre, como coches, barcos, aviones, y aunque no tenga dinero para comprar ni sostener estas tentaciones, tengo que luchar contra el sueño de la posesión de ese coche, de ese yate, de ese jet privado de esa mansión de ensueño, de esa propiedad rústica y los sueños se acumulan y también la lucha contra ellos y es igual lo que les pasa a las mujeres, aunque sus preferencias vayan encaminadas a joyas y trajes. Todos hemos de luchar y si se dispone de medios económicos, la lucha es aún peor, porque no es contra sueños imposibles, sino frente a realidades tangibles. El peligro está en llegar a amar más, lo que ha hecho directa o indirectamente el Señor, más que a Él mismo y nos olvidamos de que poseyendo al Creador poseeremos todo lo que por Él ha sido creado y como dijo santa Teresa "sólo Dios basta". Por ello, no hay que olvidar lo que San Agustín nos dice, y es que Dios es el Creador absoluto de todo lo visible y lo invisible y nosotros tenemos la capacidad para llegar a identificarnos con el Creador de todo y el que posee el todo posee la parte del todo. San Agustín, nos dice: “¿Amas la tierra? Eres tierra. ¿Amas a Dios? No me atrevo yo a decirte lo que eres; escucha la Escritura: ‘Yo he dicho que vosotros sois dioses e hijos del Altísimo todos’, (Sal 81, 6)”. También San Agustín escribía diciéndonos: “De las cosas creadas quiero hacer una escalera para subir hasta Ti; porque sé que, si las amo más que a Ti, no llegaré a poseerte”. La Santísima Trinidad está presente en el alma (inhabita) de toda persona bautizada que viva en gracia de Dios, pero no "inhabita" en nuestro cuerpo, ni en ninguna de sus partes nobles, como es el corazón que simbólicamente tanto se le emplea cuando hablamos o escribimos; el Señor "inhabita" en nuestra alma, porque ella al igual que Dios es espíritu puro y como dice San Agustín: El amor a la tierra genera fango, el amor a Dios, genera nuestra glorificación. Por ello hemos de alcanzar el bien espiritual de encontrar a Dios en el interior de nuestra alma, para decir como San Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi”. (Ga 2,20)”. Y este bien de encontrar a Dios en nuestra alma, ¿Cómo se logra? Es San Agustín en sus Confesiones, que nos dice: “Habiéndome convencido de que debía volver a mi mismo, pensé en mi interior, siendo Tú mi guía y me fue posible, porque Tú, Señor, me socorriste. Entré y vi con los ojos de mi alma, y por encima de la capacidad de mis ojos, por encima de mi mente, una luz Inefable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que lo llenaba todo con su resplandor. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la Verdad”. Autor de este artículo Juan del Carmelo, editor y responsable del Blog, El Blog de Juan del Carmelo, alojado en el espacio web de www.religionenlibertad.com.

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CAMINO DE PERFECCIÓN

CAMINO DE PERFECCION 1. LA BÚSQUEDA DE LA INTERIORIDAD (Capitulo 29) La Santa Madre Teresa de Jesús, nos confiesa que nunca supo lo que era rezar con satisfacción hasta que el Señor le enseñó este modo de orar, además nos cuenta su experiencia de que siempre encontró mucho provecho de tener la costumbre de orar de esta manera, es decir con recogimiento interior, por esa razón ella ha desarrollado en los siguientes capítulos su tratamiento. A través de lo que continúa exponiendo Teresa, vamos descubriendo a un Dios que vive siempre en nosotros, aunque no es habitual que lo percibamos siempre y sólo se hace sentir cuando Él quiere. Es importante para progresar en esta oración, prestar en lo posible, la atención a quien interiormente se le habla, y tratar no estar mucho tiempo sin comunicarse con Él, que es un buen Amigo. 2. VIVIR EN HUMILDAD Y NO CAER EN EL PELIGRO DE SER OBSESIVO POR ACAPARAR LA ATENCIÓN Curiosamente, la Santa Madre Teresa de Jesús, antes de proseguir con la oración de recogimiento, hace primero una paréntesis, ella exhorta a sus hijas al desprendimiento del aprecio de los superiores, diciendo: “Huid, por amor de Dios, hijas, de dárseos nada de estos favores. Procure cada una hacer lo que debe, que si el prelado no se lo agradeciere, segura puede estar lo pagará y agradecerá el Señor” (CP 29.1), con esto ella quiere que privilegiemos nuestra mirada en el Maestro, es así como luego les dice a sus hijas: "Poned los ojos en vos y miraos interiormente, como queda dicho; hallaréis vuestro Maestro, que no os faltará, antes mientras menos consolación exterior, más regalo os hará" (CP 29,2) Y para completar la idea, Santa Teresa de Jesús, nos da una grandísima razón que supera al corazón humano que por lo demás es inconstante: “Es muy piadoso, y a personas afligidas y desfavorecidas jamás falta, si confían en Él” (CP 29,2) Quizás lo que debemos entender de esta introducción a este capitulo, es poder vivir en humildad y no caer en el peligro de ser obsesivo por acaparar la atención o el aprecio de los otros. Quien en la vida misma tenga el centro de gravedad fuera de sí, sea en lo que sea, frustra de antemano todo ingreso en la oración de recogimiento. Hay que cuidar la vida, en coherencia y respeto de la propia interioridad. No hacerla gravitar fuera de sí misma. 3. MEDIOS PARA EL RECOGIMIENTO Y así, Teresa quiere seguir dando medios para el recogimiento. Prima la práctica sobre la teoría. Esencialmente la "oración de recogimiento" consiste en poner atención activa a la inhabitación de Dios en el alma, es decir, por el cual habita en el corazón de la persona. Lo dice el mismo Señor: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a Él, y haremos morada en Él" Jn 14,23. San Pablo: Ef 3,17: "Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones.”: Preguntémonos que produce Cristo en nuestros corazones y recordemos que Cristo nos dice: “Paz con vosotros” Preguntémonos qué contemplamos a través de Cristo, ¿La Trinidad?, ¿El esplendor y la Gloria del Padre?, ¿ambas cosas?. Podemos ayudarnos con el Evangelio de San Juan: 1 Jn 4,12-13, 15-16: “A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y Su Amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado de Su Espíritu.... Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en Él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el Amor que Dios nos tiene, y hemos creído en Él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.” 4. AMISTAD Y RELACIÓN CON DIOS Teresa busca que nos demos cuenta, de que no tengamos la actitud del orante cristiano que puede entablar la relación con Dios desde zonas superficiales, desde niveles de indiferencia que no comprometen sus afectos o sus razones de vida. Al enseñarnos el trato de amistad con Dios, en la oración, al iniciar esa especial relación con Dios, lo normal es tratarlo como a una persona más, de las que no llegan a perforar las capas profundas del yo. La entrada en la presencia de Dios postula la presencia en lo más hondo y decisivo de mí mismo. Allí dentro está el lugar del encuentro. Madre Teresa de Jesús, no hace una invitación a conocer a Dios de otra manera indicándonos: “Poned los ojos en vos y miraos interiormente, como queda dicho; hallaréis vuestro Maestro …. que no os faltará…. Es muy piadoso, y a personas afligidas y desfavorecidas jamás falta, si confían en Él" (CP 29,2)., “Oh Señor mío, que si de veras os conociésemos, no se nos daría nada de nada, porque dais mucho a los que de veras se quieren fiar de Vos! Creed, amigas, que es gran cosa entender es verdad esto" (CP 29,3) En nuestra soledad, podemos estar en la mejor compañía, justamente porque ahí, en el fondo del espíritu, "Dios es nuestro acompañador" (CP 29,4). 5. ORAR ES ESTAR ANTE EL Y CON EL No enseña la Santa Madre: “cuando esta alma dentro de sí quiere entrarse en este paraíso con su Dios, cierra la puerta tras sí a todo lo del mundo” (CP 29,4), Con su experiencia de buena lectora y de buenos libros: como está escrito en algunos libros, Teresa nos aconseja que: “nos hemos de desocupar de todo para llegarnos interiormente a Dios, y aun en las mismas ocupaciones retirarnos a nosotros mismos” (CP 29,5). Y prosigue: "Aunque sea por un momento solo, aquel acuerdo de que tengo compañía dentro de mí, es gran provecho" (CP 29,5). Teresa ha descubierto algo, y quiere entusiasmarnos a gustar del don de Su Presencia: "irnos acostumbrando a gustar de que no es menester dar voces para hablarle, porque Su Majestad se dará a sentir cómo está allí" (CP 29,5). Si bien es cierto que nada se aprende sin un poco de trabajo, Teresa nos dice que podremos rezar vocalmente con mucho sosiego y con menos esfuerzo, porque, al poco tiempo de esforzarnos para estar con Él, nos entenderá por señas: que forcemos a nosotros mismos para estar cerca de este Señor, nos entenderá por señas, de manera que "si habíamos de decir muchas veces el Paternóster, nos entenderá de una". (CP 29,6). 6. TERESA EXPERIMENTA LA INTERIORIDAD DE LA GENEROSIDAD DE DIOS Él “quiere”(CP 29,4). “Es muy amigo de quitarnos de trabajo. Aunque en una hora no le digamos más de una vez, como entendamos estamos con Él y lo que le pedimos y la gana que tiene de darnos y cuán de buena gana se está con nosotros, no es amigo de que nos quebremos las cabezas hablándole mucho”(CP 29,6). “De mí os confieso que nunca supe qué cosa era rezar con satisfacción hasta que el Señor me enseñó este modo. Y siempre he hallado tantos provechos de esta costumbre de recogimiento dentro de mí, que eso me ha hecho alargar tanto” (CP 29,7). Quien lo quisiere adquirir: “no se canse de acostumbrarse a lo que queda dicho" (CP 29,7). "Nada se aprende sin un poco de trabajo: por amor de Dios hermanas, que deis por bien empleado el cuidado que en esto gastareis” (CP 29,8). “Ganarse a sí para sí, que es aprovecharse de los sentidos para lo interior” (CP 29,7). 7. DENTRO DE NOSOTROS HAY ALGUIEN CON QUIEN HABLAR Si tenemos que hablar con la gente, tratemos de acordarnos de que dentro de nosotros hay alguien con quien hablar y si tenemos que oír, no olvidemos de escuchar a quien nos habla más cerca que nadie. “Si hablare, procurar acordarse de que hay con quien hable dentro de sí mismo; si oyere, acordarse de que ha de oír a quien más cerca le habla...” (CP 29,7). 8. NOS SEPARARNOS DE TAN BUENA COMPAÑÍA: Y también nos aconseja que tengamos cuidado de que si podemos, nos separarnos de tan buena compañía: “Traer cuenta que puede, si quiere, nunca se apartar de tan buena compañía” (CP 29,7). Es decir, tratemos de acordarnos de Él, si podemos muchas veces en el día 9. EL RECOGIMIENTO, ¿ES NATURAL O SOBRENATURAL? Teresa nos dice: “Entended que esto no es sobrenatural, sino que está en nuestro querer y que podemos nosotros hacerlo con el favor de Dios, que sin éste no se puede nada.” (CP 29,4). El recogimiento es la mejor disposición para ser introducido en esas otras formas o niveles de oración que ella ha llamado sobrenaturales. “Mirad qué poco tiempo para tan gran ganancia como es hacer buen fundamento para si quisiere el Señor levantarnos a grandes cosas” (CP 29,8) 10. TERESA HABLA DE DIOS COMO EL ACOMPAÑADOR DEL SER HUMANO, SOLO EL BASTA. Finalmente, hemos de preguntarnos: ¿Sentimos que nuestra soledad más íntima está acompañada? Necesitamos recrear a Dios en nuestra vida, purificar nuestra imagen de Él. Porque Dios es el Amigo siempre nuevo, “Ahora los llamo Amigos" (Jn 5,15b), siempre cercano, en quien podemos confiar, "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado" (Mt 9, 18-26). Se hace el encontradizo en los caminos, “Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos” (Lc 24,13-35), comparte nuestros sufrimientos, se sienta en nuestra mesa, reparte su pan para todos. Y “Solo Dios basta”,(Sta. Teresa de Jesús) "¡El Señor es mi pastor; nada me puede faltar!" (Salmo 22) “Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el recto sendero, por amor de Su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: Tu vara y Tu bastón me infunden confianza. Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. Tu bondad y Tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo". (Salmo 22) Y “Solo Dios basta”,(Sta. Teresa de Jesús) 11. NOS MARAVILLAMOS ANTE LA MANERA QUE TIENE DIOS DE MOSTRARSE. Mirando nuestro interior, fijemos la vista despacito, en la forma llamativa de vivir que tiene Jesús: come con los pecadores y marginados de la sociedad, se deja tocar por mujeres de mala fama, se compadece de los que sufren, llama a Dios, Abbá, el es el Emanuel, el Dios con nosotros que quiere estar y vivir en nosotros, Él ha puesto su mirada en nosotros tal como somos. Miremos nuestro interior y le hallaremos, el nos consolará y no nos faltará. Santa Teresa de Jesús, nos da una gigantesca razón que supera al corazón humano: “Es muy piadoso, y a personas afligidas y desfavorecidas jamás falta, si confían en El” (CP 29,2) Pongamos nuestra confianza en Jesús. Que su misericordia nos guíe y nos acompañe en el camino. Aprendamos a descansar en Él. Amen

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LA ENCARNACIÓN MISTICA

1.- EL CAMINO HACIA LA UNIDAD EN LA TRINIDADEl secreto del camino para llegar a la UNIDAD EN LA TRINIDAD Espíritu Santo Él es la Unidad en Dios Mismo. "Amar es la perfección y amar /EN el amor del ESPIRITU SANTO, es decir, en el amor mútuo entre Padre y el Verbo, es la más alta perfección. "Al obrarse la transformación del alma en Jesús, viene también a ser el ESPIRITU SANTO el espíritu de la criatura, en más o menos grados según la intensidad y escala de la transformación, la cual depende en mucho de la correspondencia del alma en las virtudes. "Absorbiendo pues el Espíritu Santo Aquél en quien ora el ESPÍRITU es un contemplativo y lo será en la medida en que nos abramos a Su Presencia y Su acción, y lo estará en nosotros de una manera más intensa. Amar con/EN el Espíritu Santo es la gracia de las gracias, es el mismo cielo puesto a la disposición de la pobre criatura, la cual ya no obra, sino que obra y late y quiere y vive en ella y ama en ella el ESPIRITU SANTO, poseyéndola por entero Todos estamos obligados a tender a la más alta santidad.UN NUEVO ESTILO DE SANTIDAD (vivir nuestra vida ordinaria de forma extraordinaria) Un llamamiento a todos, también a los laicos, a los casados, a todos, a la más alta santidad. Y esta se realiza por la transfiguración de la vida cotidianade la vida ordinaria. "Quiero que seas mío.., que me pertenezcas enteramente; que todos tus afectos sean para Mí; quiero limpio de todo polvo ese lugar de mi descanso; tu corazón . Aquí estoy, quiero encarnarme místicamente en tu corazón. Yo cumplo Io que ofrezco; he venido preparándote de mil modos y ha llegado el momento de cumplir mi promesa: Recíbeme". "Sentí un gozo con vergüenza indecible. Pensé que ya lo había recibido en la comunión, pero como adivinándome continuó: --"No es así; de otro modo me has recibido hoy. Tomo posesión de tu corazón; me encarno místicamente en él para no separarme jamás. Sólo el pecado podrá alejarme de ti y te advierto que también toda criatura que lo ocupe disminuirá mi presencia real, digo, sus efectos, porque Yo no me puedo mermar". Y continuó: "Esta es una gracia muy grande que te viene preparando mi bondad, humíllate y agradécela". "Pero Señor, me atreví a decirle, ¿qué lo que me habías ofrecido, lo que me habías pedido, no eran unos desposorios"Esos ya pasaron: esta gracia es infinitamente mayor''. --"¿Es el matrimonio espiritual,Jesús? "Es más, porque el matrimonio es una especie de unión más exterior; pero encarnar, vivir y crecer en tu alma, sin salir de ella jamás; poseerte Yo y poseerme tú como en una misma substancia, no dándome sin embargo tú la vida, sino Yo a tu alma, en una compenetración que no puedes entender, esta es la gracia de las gracias. Esta es una unión mística muy grande y elevada, la más grande que puede existir y no es de otro modo la del cielo, salvo que entonces se descorre el velo de la divinidad, pero como la divinidad no se aparta de Mí, la unión, la estrechez de la nada con el todo, es lo mismo" "Por los efectos posteriores lo conocerás, me contestó, y prosiguió: ¿qué fidelidad exijo de ti?, llevarme siempre con presencia real, efectiva, en tu alma. ¡Oh qué gracia de predilección! Contigo he derrochado mis gracias porque en tu alma he tenido un fin". "Pero si yo no merezco eso, mi Jesús. --"Nadie lo merece, ámame, me decía su voz encantadora, imítame, no te apartes de Mí. Esta clase de unión es muy honda, es muy íntima, y si tu alma me es fiel, será eterna. Yo te doy una vida nueva; aspírala, es de pureza, es santa, es la vida de Jesús en ti, es Él mismo que es la Vida, tu Verbo que desde toda la eternidad te amaba y te preparaba para este día". Los perfectos en el amor descansan en su término: el gozo de las tres Personas Divinas y la consumación en la unidad de la Trinidad. La ENCARNACIÓN MÍSTICA es cuando el alma entra en un período de gracias transformativas que la llevarán, si corresponde, a la identificación de su voluntad con la Mía, a simplificarla, para que la unión sea lo más asimilable posible. La ENCARNACIÓN MÍSTICA no es más que una gracia transformativa que por medio de la pureza y de la inmolación hace al alma semejante a El. Con este parecido del alma con Jesús, el Padre se complace; y el papel de Sacerdote y Víctima de Jesús en la tierra se le comunica a esta alma para alcanzar las gracias del cielo. "Mientras más un alma se asemeja a Mí más el Padre la escucha y no por lo que ella vale, sino por el parecido y unión Conmigo y con mis méritos, que es lo que vale para alcanzar gracias" La ENCARNACIÓN MÍSTICA,Cristo, Sacerdote y Hostia, por la cual quiere continuar en los miembros de su Cuerpo místico su misión de glorificador del Padre y de Salvador de los hombres; es una gracia especial de transformación en el alma de Cristo. El Verbo sólo se encarnó y se ENCARNA MÍSTICAMENTEENCARNACIONES MÍSTICAS... Tu Verbo acaba de ENCARNARSE MÍSTICAMENTE en tu corazón... para ser sacrificado constantemente en un altar, no de piedra, sino en un templo vivo del ESPIRITU SANTO, por un sacerdote y por una víctima que por gracia inconcebible ha recibido el amor de participación del Padre. Quiere el Padre que Yo, unido con tu alma de víctima, haga que me sacrifiques e inmoles con ese su mismo amor en favor de un mundo que necesita una conmoción y una gracia de esa naturaleza para volver en sí, abrazarse a la Cruz y salvarse" Escuchen (palabras de nuestra santa Madre) la Voz de Dios, empequeñeciéndose ustedes mismos para que Dios pueda aumentar en ustedes. Anúlense para que Su Espíritu sea visto en ustedes. Mueran a ustedes mismos, para que Dios pueda vivir en ustedes. Sean nada para que Él pueda ser Todo. Permítanle, que tome completa posesión de Uds y sean de Su Propiedad. Así pues, hijos de Mi Corazón, les digo: mientras ustedes luchen por ser algo, el ESPIRITU de Santidad que quiere vivir en ustedes, es sofocado por su rivalidad. No dejen que su espíritu se convierta en un rival de Dios, disminúyanse para que Él aumente. Permitan al ESPIRITU SANTO que los forme, de esta manera, hacia el camino de la Santidad. Tengan presente que la docilidad, y la humildad, son las virtudes claves para agradar a Dios, y con ellas se convierten en pobres de espíritu, y por lo tanto, irreprochables. Queridísimos hijos, Jesús fue Humilde, incluso para aceptar la muerte. Nunca sean como aquél que dice: "Yo tengo de todo y lo sé todo, y no necesito el consejo de nadie". Manténganse pobres, sean pobres, para que en su pobreza, Dios pueda reinar en ustedes y Ser su Rey. No permitan que ninguna presunción se apodere de ustedes. Mis plegarias son para que su santidad aumente en Aquel que los creó, y para que su amor por el prójimo aumente y se desborde, para purificar este mundo de su maldad y de su apostasía. El fin principal de esta gracia (ENCARNACIÓN MÍSTICA) es la transformación, uniendo tu querer al mío, tu voluntad a la mía, tu inmolación a la mía. Debes, ser todo puro y sacrificado en tu cuerpo y en tu alma, ofrecerte y ofrecerme al Padre Celestial a cada instante, a cada respiración a ser posible, en favor primeramente de mis sacerdotes y de mi Iglesia, de las Obras de la Cruz, del mundo entero, de los buenos y de los malos. Debes transformarte en amor, es decir en Mí, que soy todo Amor, matando al hombre viejo y teniendo conmigo un solo corazón y sentir. El fin de la ENCARNACIÓN MÍSTICA es fundir mi vida en ti, en todos los pasos de la tierra. Déjate hacer, te dije un día y ahora te lo repito. Déjame llenarme en ti, identificarte conmigo, transformarte por medio de mi vida divina en tu corazón, poseerte, simplificarte en Dios, en esa Unidad sin partes, por medio del ESPIRITU SANTO. Todo eso quiero de ti por mis altos fines. Mira: si correspondes serás el canal de muchas gracias para el mundo, porque no serás tú solo quien pidas y te inmoles, sino Yo en ti atrayendo los dones y los carismas para las almas. Tú debes salvar muchas almas, llevarlas a la perfección, atraer vocaciones, alcanzar muchos celestiales favores a los sacerdotes, pero por este medio que te he dado, es decir por medio del Verbo con el ESPIRITU SANTO" No más conversaciones ni pensamientos vanos, tu vida debe estar encerrada en el santuario de tu alma, todo interior, porque ahí reside el ESPIRITU SANTO... Dentro de ese santuario debes vivir y morir. Ahí tus delicias, tus consuelos, tu descanso, no lo busques en otra parte porque no lo encontrarías puesto que para Él te crié muy especialmente. Entra pues hoy dentro de tu alma, dentro de esas regiones desconocidas para muchos y en donde está la felicidad que soy Yo; entra para no salir jamás. Allá te conducirá un camino: el de la modestia, recogimiento y silencio; no existe otro... Enciérrate en ese claustro interior del que tantas veces te he hablado y ofrecido que María será tu Maestra... Ahí encontrarás al que es todo pureza y sentirás el ensanchamiento de esta virtud en toda su plenitud. Ahí alcanzarás el reflejo divino en la pureza de tu alma. Ahí te esperan los dones y frutos del ESPIRITU SANTO para santificarte y dar por tu medio gloria a Dios. Ahí tomará tu alma alas y fuerzas para hundirte en aquella inmensidad de Dios que algo conoces. Un campo muy vasto de virtudes te espera ahí para que las practiques y entiendas, crucificándote. Ahí está tu claustro... tu perfección religiosa; no basta encerrar el cuerpo para ser religiosa... El encierro interior es esencial para la santificación del alma que quiere ser mía... no debes salir nunca de ese santuario interior , aún en medio de tus obligaciones exteriores. Este continuo recogimiento interno se te facilitará a medida que lo practiques y la presencia de Dios que esto produce te ayudará grandemente para tu santificación... "¿Quieres la perfección para acercarte a Mí? Pues aquí tienes el camino práctico para alcanzarla. El alma limpia y recogida vive en Mí y Yo en ella; pero no en el ruido y la vanidad, sino en la soledad interior y en el sacrificio de su propio desprecio. Acá está, en este santuario que nadie ve, la verdadera virtud y por tanto la mirada de Dios y la morada del ESPIRITU SANTO" ¿Cómo es el Corazón del Señor? El Corazón del Señor es como un océano infinito de Amor y Misericordia. Es como un incomparable e inestimable tesoro que quien lo posea jamás lo dejará marchar, sabiendo que en Él está la vida eterna. Mi Corazón es como un horno ardiente de Amor, dispuesto a consumir vuestro corazón en Mi Amor. Mi Corazón es Luz, que eclipsa todas las constelaciones juntas. El tiempo se desliza entre el amanecer y el crepúsculo y todo pasa rápidamente, mas Mi Amor es constante y para siempre. Venid todos los que tenéis sed, pero que ni lo sabéis. Venid y reconoced este Corazón de vuestro Dios, para que podáis comprenderme y conocerme como el tres veces Santo. Venid y poseed este Corazón para que pongáis vuestros corazones en Mi Reino y en todo lo que es recto. Venid y poned vuestro corazón en Mi Corazón, para que un día pueda Yo decir verdaderamente de vosotros: "ven, hijo mío, ven y comparte Mi Trono Conmigo. Yo siempre te he conocido, Mi propiedad, Mi resto, hueso de Mis Huesos, carne de Mi Carne, ven parte Mía, ven y hereda lo que era tuyo desdela fundación de la tierra; aliento de Mi Aliento, tú perteneces al que te mueve en íntima unión en Nuestra Unidad." LA TRINIDAD: CENTRO DE MI VIDA "¿Por qué siendo yo tan mezquina y tan pequeña tiene mi alma miserable esos vuelos, esa sed, ese sofocamiento, en todo lo que no es grande, en todo lo que no es Dios? ¿Si no soy capaz de contener una gota, por qué anhelo contener un mar?... ¿Si no soy más que un punto en el espacio, cómo es posible que quiera abarcar la inmensidad eterna? "Lo que pasa, ¡oh Dios mío! ya lo comprendo ahora, es que la gota se pierde entre el mar y la nada en el infinito... es decir, no entra Dios tan solo en mí, aún cuando entre y tome posesión de mi alma, sino que yo entro en Él, o más bien, yo no soy digna de entrar y me detengo, pero Él me coge y me introduce en esas regiones desconocidas de la materia... Oh y con qué rapidez el alma recorre sin embargo esas distancias y conoce y ve y entiende sin conocer, ni ver, ni entender, sino como engolfada en un punto, pero punto infinito, punto de eternidad, punto de amor increado; ahí y sólo ahí respira vida y satisfacción y dicha sin tiempo..." (Diario T. 11, p. 32-34, mayo 31, 1899). TRINIDAD Y LA ENCARNACIÓN MÍSTICA La doctrina de los místicos está en íntima relación con su vida, y su experiencia de Dios es la realización de la misión que el ESPIRITU SANTO les ha asignado. Si Conchita recibe grandes luces no es directamente en orden a una enseñanza que comunicar o un magisterio que ejercer, sino para que pueda vivir en profundidad su propia gracia, para llegar a la santidad a la que Dios la llama, para bien espiritual de muchas almas. La gracia eminente de la ENCARNACIÓN MÍSTICA va a matizar su intimidad con las3 Divinas Personas. Esta gracia, hemos dicho, es una gracia de transformación en el Verbo Encarnado glorificador del Padre y Redentor de los hombres, en Cristo sacerdote y víctima. Gracia que se realiza en lo mas íntimo y constitutivo de la existencia cristiana, ya que el Padre "nos ha predestinado a reproducir la imagen de su Hijo (Rm. 8, 29) y de esa manera poder ofrecer nuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios, un culto espiritual (cfr. Rm. 12,1). Bajo el signo del Hijo toda la Iglesia entra en comunión con la vida íntima de la Trinidad. La "gracia central" de Conchita supone, por su misma naturaleza, relaciones personales con cada una de las Divinas Personas. Es una gracia eminentemente Trinitaria. "En las ENCARNACIONES MÍSTICAS del Verbo no creas que estoy solo sino que estamos toda la Trinidad de Personas Divinas, pero operando cada persona en orden a sus propiedades: el Padre, como Padre, engendrando; el Verbo como Hijo naciendo; y el ESPIRITU SANTO fecundando esta divina acción en el alma" (Diario T. 49, p. 5-6, septiembre 22,1927). De esta acción de la Trinidad surge la necesidad de vivir en perfecta identificación con sus sentimientos íntimos en una constante ofrenda de amor. Ofrecer a Cristo y ofrecerse con Él al Padre bajo el impulso del ESPIRITU SANTO para la salvación de los hombres, es el acto propio y característico de la ENCARNACIÓN MÍSTICA. Para que Conchita pueda vivir conscientemente y plenamente su gracia central el Señor le manifiesta la manera concreta y práctica de vivir en la intimidad con las 3 Divinas Personas. "TÚ TIENES QUE VIVIR INMERSO EN LA TRINIDAD" "Tú tienes que vivir en un contacto continuo con la Trinidad, unida a las tres Divinas Personas, por la gracia de la ENCARNACIÓN MÍSTICA: - con el Padre, ofreciéndole a su Verbo, - con el Hijo, agradando al Padre, y, - con el ESPIRITU SANTO haciendo de Él tu espíritu, tus sentimientos y cuanto eres, transformándote por medio de su posesión. "Entre estas Divinas Personas debes vivir, respirar y obrar. Ellas deben formar tu atmósfera, tu aliento, tu existir: Así se santificará tu vida y todo cuanto eres, endiosando todo tu ser y tu camino para el cielo. Debes desde hoy vivir más en esa intimidad de la Trinidad y de ella tomar luz, tino, fortaleza, gracia y cuanto necesites para llevar a cabo tu misión en la tierra. No debes dejar en su trono y allá lejos, como quien dice, esta Trinidad de Personas, sino vivir, respirar y ser en su seno, bajo su fecunda influencia, al calor de su Divinidad, a la sombra de su gracia. Si eres propiedad del ESPIRITU SANTO y Él te posee no puedes separártele y antes bien tienes que estar unida intrínsecamente con el Padre y el Verbo. Si en tu alma se ha obrado la ENCARNACIÓN MÍSTICA, ahí, atraídos por el Verbo se encuentran el Padre y el ESPIRITU SANTO y si de esta manera tan íntima el ESPIRITU SANTO, el Verbo te endiosan y absorben todo tu ser, el Padre tiene por derecho que presidir estas operaciones, uniéndote a Él, de quien es toda fecundidad y poder, atrayéndote con filiación especial y absorbiéndote en su eternidad de perfecciones. ¡Oh, cuánto debes a la Trinidad tú, pobre criaturita de la tierra! Vive una vida toda divina, no dejando a tu alma empolvarse y pasando por el mundo dejando una estela de virtudes y buenas obras, tras de ti. Si de esta manera divinizas tu vida, las gracias que alcances para las almas serán copiosas y me darás mucha gloria" (Diario T. 35, p. 442-445, junio 11, 1911). DE LA UNIÓN A LA UNIDAD No debemos pensar en la transformación en Cristo como en una realidad estática. La vida divina en el hombre en su fase terrestre es una vida que debe siempre progresar, es una vida dinámica. Ya desde el inicio de toda vida cristiana en el nuevo nacimiento por el agua y el ESPIRITU SANTO hay una transformación en Cristo pero es solamente una transformación inicial, es un germen que debe desarrollarse. En las cumbres de la vida espiritual el proceso sigue su marcha. La vida de unión pide la UNIDAD, UNIDAD no ciertamente en el orden del ser, sino en el orden intencional del conocimiento y del amor. "Hay muchos grados progresivos de transformación pero el último en la tierra es aquel en el que la criatura no sólo se transforma pensando y obrando a lo divino, sino en cierto sentido desaparece, se aniquila y se disuelve para dar lugar a Mí. Este grado lo opera el ESPIRITU SANTO, quien se constituye en el alma de esa alma y la vida de ese cuerpo. Este es el punto que lleva no sólo a la unión, sino más aún, a la UNIDAD que es el punto de perfección que más acerca a la Trinidad. "La criatura por si sola sería incapaz de alcanzar este grado sin el concurso del ESPIRITU SANTO, y la ENCARNACIÓN MÍSTICA es la atracción que haciendo bajar al ESPIRITU SANTO con ese imán poderoso y divino del Verbo poseyendo al alma, operará esta transformación en la parte más íntima y más noble de la criatura" (Diario T. 37, p. 67-71, agosto 6, 1912). LUCES SOBRE LA UNIDAD DE LA TRINIDAD " Hoy en mi oración me dio el Señor luces claras de la UNIDAD de la Trinidad Santísima. ¡Qué abismo de perfecciones, qué encantos hay en Dios, infinitos! ¿Qué será el cielo, Dios mío? "Hoy me envolvió el Señor el alma en esas profundidades de luz increada: me asomó a aquellos abismos iluminados de las perfecciones de la Trinidad y me dijo: "Mira y atiende. Todas las perfecciones de Dios son infinitas pero como que se absorben en una, en la UNIDAD. Esa UNIDAD encierra todas las riquezas eternas. Y la perfección más alta de las almas consiste en simplificarse, en destruir la multiplicidad de objetos y de cosas en su corazón, acercándose así a esa UNIDAD por esencia, fecunda en su eternidad y que se multiplica en su inmutabilidad en un punto eterno..." "Son tres las Personas Divinas, pero es una su esencia, una substancia, una y eterna su UNIDAD en todo. Y precisamente en esa UNIDAD está el secreto de su fecundidad: y las almas que más se unifican en ella, por la unión, esas almas son las más fecundas, porque la medida de su acercamiento con la Trinidad, es la luz, de gracia y de dones que de Ella reciben". "En esa hermosa y divina UNIDAD se gozan las Divinas Personas y los bienaventurados; es una UNIDAD en donde están encerrados todos los bienes del cielo y de la tierra, todas las gracias y las creaciones hechas y por hacer; es el foco eterno de todo movimiento y ser. En esa UNIDAD está la vida, y ella es el amor, es Dios. "Simplifica tu espíritu y quita y cercena de él todo compuesto de criaturas y cosas. Ámame en la UNIDAD, y vive y respira y muévete y haz que todas las virtudes y cosas y todos los despojos de ti misma tiendan a esa UNIDAD. Debes vivir absorta en ese uno en esencia, en ese Dios único, resumiendo, concretando tu vida espiritual en un solo amor con Él, en una sola voluntad con la de Él, que en ese punto capital de la UNIDAD de voluntades esta la perfección de esta UNIDAD. "Esto me dijo el Señor en la Misa, y en mi oración siguió diciéndome lo que sigue: "El fin de toda criatura es esa UNIDAD en Dios y ahí se encuentra la paz y la felicidad perdurable. Las almas que se identifiquen más por esa UNIDAD es decir, que se hacen una sola cosa con el Verbo hecho carne, tipo de perfección de la criatura, y que se divinizan por Él en el ESPIRITU SANTO y en el Padre, esas son las más santas, porque la santidad está en relación con el amor, y mientras más amor, más similitud con Dios, más UNIDAD con El, más perfección y santidad. Mira. Uno de los secretos del ESPIRITU SANTO para activar la vida divina en las almas, y por tanto la unión es simplificarlas en la UNIDAD es decir, endiosarlas por el amor que es la esencia de la UNIDAD en el cielo y en la tierra. El matrimonio espiritual tiende a esa UNIDAD por el ESPIRITU SANTO. La ENCARNACIÓN MÍSTICA tiende a esa misma UNIDAD por el Verbo, y se consuma en el cielo por el Padre, causa motriz del matrimonio espiritual y ENCARNACIÓN MÍSTICA en el orden de su eterna fecundidad de Padre. Toda la economía y planes redentores en las almas, y todos los medios de la vida mística, del papel que ejerce el Verbo hecho carne enamorando a las almas, y del ESPIRITU SANTO perfeccionándolas para honrar con ellas al Padre, tiende a esa UNIDAD de que te estoy hablando, UNIDAD por amor, siempre por amor, que simplifica, que eleva de lo terreno a lo divino y que une e identifica al alma con la Divinidad. Toda la vida cristiana, toda la vida mística tiende a llegar al punto culminante, al fin decretado para toda alma que quiere salvarse y santificarse: a la UNIDAD" (Diario T. 38, p. 78-84, abril 9-11, 1913). RELACIÓN CON LAS DIVINAS PERSONAS Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del ESPIRITU SANTO " estamos llamados a vivir inmersos en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y después de la muerte en la Luz de la eternidad. a) Hijos del Padre Dios habita en nosotros haciéndonos partícipes de su misma vida Trinitaria. Por nuestro bautismo entramos en la relación amorosa entre el Padre, el Hijo y el ESPIRITU SANTO En el Jordán el ESPIRITU SANTO descendió sobre Jesús y se oyó la voz del Padre que le decía: "Tú eres mi Hijo amado" (Mc1,11). Esto mismo sucedió en nosotros en el día de nuestro bautismo. Por eso, al igual que Jesús podemos decirle al Padre "Tú eres mi Abba, mi querido papa, en Tí me abandono" (cf. Mc 14,36; Rm 8,15; Gál 4,6). DESARROLLO DE LA GRACIA BAUTISMAL En la experiencia espiritual de Concepción Cabrera de Armida, a la que nos acercamos a través de sus escritos, aparece claramente que la ENCARNACION MISTICA tiene su origen en el bautismo. Tanto esa gracia como el sacramento están vinculados al mistterio de la encarnación del Verbo en María. Por la acción del ESPIRITU SANTO, por los medios espirituales de crecimiento que ofrece la Iglesia, y por la correspondencia de la persona la gracia santificante se va desarrollando hasta llegar a un punto « la consumación », que dicen los escritos de Conchita — que llamamos ENCARNACION MISTICA. LA INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD EN EL BAUTIZADO Se puede ver claramente esta afirmación en las palabras de Jesús: El ESPIRITU de la verdad […] mora con vosotros y estará en vosotros. […] Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él (Jn 14, 17.23). Para acoger a Dios hace falta acoger Su Palabra con fe y darle una respuesta de amor. Amar a Jesús consiste ante todo en guardar Su Palabra y cumplir Sus mandamientos. Jesús promete que el Padre y Él mismo vendrán a morar en quien lo ama. El amor del creyente no solo prepara el corazón para acoger a Dios, sinó que también motiva a Dios para regalarle en este mundo la gracia de una comunión personal con la Trinidad. Las tres Divinas Personas habitan en el creyente, le hacen conocer su misterio y lo introducen en Su Vida Divina. Los místicos, desde su experiencia, nos hablan también de la inhabitación de la Trinidad en su alma y de las relaciones que tienen con cada una de las Divinas Personas. Gracias a la presencia del ESPIRITU SANTO, el creyente puede amar a Dios con Su mismo Amor. La conciencia de estar inhabitado por la Trinidad no es un carisma especial, sinó un efecto de la maduración de la gracia bautismal. Los teólogos afirman el hecho de la inhabitación de la Trinidad en quien tiene la gracia santificante y el amor. El cristiano se relaciona con cada una de las Personas de la Trinidad. Con respecto al Padre, tiene la misma relación filial de Jesús: es hijo/a en quien el Padre se complace; se puede dirigir al Padre con la misma expresión de Jesús: Abba. Con respecto a JHS el cristiano tiene una relación de alianza y amistad, con la muerte y Su resurrección ha sido revestido de Cristo, está transformado en Cristo. Con respecto al ESPIRITU SANTO el cristiano es templo del ESPIRITU SANTO y por haber sido ungido por el ESPIRITU SANTO se da una relación de mutua pertenencia LA TRANSFORMACIÓN ES PROGRESIVA Jesucristo le explica a Conchita el proceso que sigue a la transformación en Él. Mira, hija mía, hay muchos grados progresivos de transformación, pero el último en la tierra es aquel yo no yo, de San Pablo en el que la creatura no sólo se transforma, pensando y obrando a lo divino, sino que en cierto sentido desaparece y se aniquila para dar lugar a Jesús. Entonces queda en tal situación la creatura que Jesús obra en ella y por ella estando más que unificada, ABSORBIDA en Dios. Este grado altísimo de transformación es como cuando el gusano deja de ser gusano y se transforma en mariposa, es decir, como que las tendencias humanas amortiguadas casi mueren y la que resucita ya no es la creatura, sino Jesús en ella, obrando una divina y altísima transformación. Entonces, la creatura queda sólo como sombra, ocupando su inteligencia, su ser, su voluntad, Jesús. Esto no quiere decir que la creatura quede destruida en el sentido de la palabra porque mientras viva tiene libre allbedrío y derecho de elegir el bién ó el mal, salvarse o condenarse. Pero es tan sublime, grande y poderosa la gracia en este grado de transformación que el germen del mal queda tan debilitado por la gracia que domina ésta y entonces la creatura perdida en el Creador, ABSORVIDA en Dios y compenetrada en Él, ama, siente, piensa, obra, desea y quiere como el Amado, tanto en la parte más íntima, espiritual y divina, como en la parte humana y física. Este grado lo opera tan sólo el ESPIRITU SANTO quién se constituye alma de esa alma y vida de ese cuerpo. Este punto es el que lleva, no sólo a la unión, sino más aún, a la UNIDAD, que es el punto de perfección que más acerca a la Trinidad […] Pero esta transformación no se opera en un día por las fuerzas humanas. Ayuda mucho la correspondencia a la gracia de la creatura pero es en su mayor parte es una gracia gratuita con la cual el ESPIRITU SANTO levanta y unifica con su poder y virtud. La creatura, por sí sola, sería incapaz de alcanzar este grado sin el concurso poderoso del que es la Fuente inagotable de las gracias, el ESPIRITU SANTO. El roce con lo divino, diviniza, y cuando un alma vive unida con el Verbo, la Divinidad trasciende... enraíza... transforma... activa la vida divina y se difunde empapando, absorviendo, destruyendo lo malo y germinando en el alma todas las virtudes. ¡Oh hija mía! Muy ocultas son estas operaciones en el alma, pero verdaderas y reales en sus efectos. Agradece, humíllate sin término ni medida, esfuérzate en corresponder anonadándote y desapareciendo, para que sólo Jesús aparezca en tí, transformándote en esa unidad simplísima sin partes, unificando tu ser y tu voluntad en Dios. COLABORACION HUMANA Jesús le explica a Conchita la importancia de su colaboración para que se realice plenamente en ella esta transformación en Cristo: "Tu, hija, vienes siendo en esta ENCARNACION MISTICA como la naturaleza humana del Verbo, es decir, un Jesús en union del Verbo, con unión inseparable, compenetrativa, divina, participando de la naturaleza divina, aunque separada en cierto sentido de la humana, con reciprocidad entre estas dos naturalezas inseparables de Jesús". -Pero Señor, sólo a Tí se te ocurren estas cosas, ¡Ay! ¿Y por qué me las dices , no ves que tengo que escribirlas? YA NO VIVO YO Las palabras de San Pablo "ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí", (Tú eres yo, y yo soy Tú, por haberme disuelto en la hermosura de Tu Santidad) que más adelate analizaremos le sirve a Conchita para expresar la realidad de la transformación que experimenta. En 1907, Conchita explica al P. Maximino Ruiz, su director espiritual, cómo se sienta ella. Sí Padre, sí, siento lo que eso que dejó dicho: una transformación de mi alma en Jesús y de Jesús en mi alma, pero no de un Jesús imagen o figurado sino de un Jesús real, palpitante y vivo y quisiera decir con toda mi alma lo de San Pablo y me da vergüenza: "Ya no vivo yo, sino Cristo es quien vive en mí". Por medio de una analogía con la unión hipostática, Jesús le explica a Conchita lo que es la ENCARNACION MISTICA: "Mira, desde la ENCARNACION MISTICA, tu cuerpo es como MiCuerpo y tu sangre es como Mi Sangre porque Yo tengo la propiedad de transformar. Con una especie de unión hipostática vivo en tí, mi pobre criatura; préstate tú a vivir mi misma vida, dándote a las almas como yo me dí, es decir, para la gloria de Mi Padre y por la salvación de todas las almas del mundo. Yo contigo he hecho una sociedad tan íntima que sólo en el cielo lo comprenderás; te he unido a la redención, a mis planes redentores y universales, dándote parte de mis dolores para bién de las almas. No temas que Yo estoy contigo y sólo continuando mis designios sobre tu alma. Déjate hacer, que tienes que transformarte en Mí, para la gloria del Padre Eterno. No hago más que continuar mis fines de la ENCARNACIÓN MÍSTICA en tí. Ofrécete y ofréceme que para eso tienes vida no tuya, sino Mía. La ENCARNACIÓN MÍSTICA comunica a la persona la vida nueva de Cristo resucitado: Mira, al Encarnarme místicamente en una alma, la amplío, la hago inmensa esa alma al obrarse el misterio en ella, no me da a Mí la vida, porque yo soy la Vida sino que soy Yo la que se la doy a ella por medio de la gracia". El alma al recibirme en la ENCARNACIÓN MÍSTICA, recibe una nueva vida de pureza y de luz especialmente. Me da esa alma la vida a Mí en el sentido que participa de una manera mística de la fecundidad del Padre; pero al crecer diré por la gracia, que Jesús en el alma la absorbe y como que la creatura desaparece y puede decir en verdad: «ya no vivo yo, sino Jesús en mí »; puede decir en verdad - por los grados de transformación en mi unión al Padre eterno: «Éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre» inmolándose ante la presencia soberana por la salvación de las almas y entonces siendo ella más y más perfectamente Jesús, mi Padre la mira con complacencia y el ESPIRITU SANTO la posee, infundiéndole sus dones y sus preciosos frutos. Se complace el Padre en las raras ENCARNACIÓNES MÍSTICAS viendo en ellas el reflejo aunque lejano del misterio de la ENCARNACIÓN del Divino Verbo en María y se goza al ver esa continuación. Dar a luz a Cristo de Su Divino reflejo en las almas y ¿Por qué? Porque Él se goza en darse a Sí mismo y como Su esencia es darse y comunicarse y esparcirse, es feliz en ver Su Imagen en las almas y un reflejo de la Trinidad en ellas. Todas las Divinas Personas concurren imprescindiblemente en las ENCARNACIÓN MÍSTICA operando en las almas y recibiendo gloria por Mí humanado. AMAR EN EL ESPÍRITU SANTO La vida cristiana consiste solamente en amar. Quien ha recibido la ENCARNACIÓN MÍSTICA ama no sólo con la intensidad de un rayo de sol, sino con la fuerza del mismo sol. Hoy en mi segunda oración me habló el Señor y me dijo: -"Óyeme. La ENCARNACIÓN MÍSTICA del Verbo atrae al ESPIRITU SANTO, que la operó en el alma con la eterna fecundación del Padre y no se separa de ella cuidándola y haciéndole, diré al Verbo Divino, a Jesús, cuyo ESPIRITU es el mismo ESPIRITU SANTO, al obrarse la transformación del alma en Jesús (que para ayudar a esto es la ENCARNACIÓN MÍSTICA) viene también a ser el ESPIRITU SANTO el espíritu de la creatura en más o menos grados según la intensidad y escala de la transformación. Todo ello depende en mucho de la correspondencia del alma en las virtudes. Absorviendo pues el ESPIRITU SANTO al espíritu de la creatura, en la transformación, la llena de ese amor purísimo que es Él y entonces con ese amor mismo ama la creatura al Divino Verbo, es decir, con el Amor mismo con que lo ama el Padre con la perfección de Su Amor" - Señor, ¿pero qué el amor no depende todo del ESPIRITU SANTO? - "Sí depende, y es el ESPIRITU SANTO el que produce todo santo amor en el cielo y en la tierrra. Pero este modo de amar EN el ESPIRITU SANTO ó A TRAVÉS del ESPIRITU SANTO es el mismo el modo de amar perfecto, hasta donde no se puede pedir más. Te voy a poner una comparación . Es como si amarás tú con un rayo de sol y como si amara otro con el sol mismo, con todo su calor, potencia y fuego. Así es este amar EN el mismo ESPIRITU SANTO, que es amar con toda la fuerza y pureza de la Divinidad, con toda la voluntad de un Dios en amarse a Sí Mismo, que es infinito, con un amor aquilatado en millones de grados; afinado, delicado, purificado de toda escoria humana, con un amor no sólo divinizado, ¡sino divino! Ama el alma con la misma potencia de la Divinidad, con la Divinidad misma, y esto no tiene comparación, ni hay palabras en el lenguaje humano para explicarlo. ¡Oh hija mía! - decía el Señor entusiasmado - Esta es la gracia de las gracias, la fusión de los carismas de Dios, es el mismo cielo puesto a disposición de la pobre creatura, la cual ya no obra (aunque el alma tiene libertad y puede hasta condenarse pero hablo de que siendo en ella tal la absorción del ESPIRITU SANTO que obra por él y en él) sino que obra y late y quiere y vive en ella y ama con ella el ESPIRITU SANTO poseyéndola por entero. Cuando esta gracia de amar EN el ESPIRITU SANTO llega a su plenitud, entonces es el alma que queda como fundida en el Amor, identificada en el Amor, quemada en el Amor, transformada en el Amor, pero esta plenitud y complemento se opera sólo en el cielo, con fuerza de gloria, con fortaleza divina, porque con un toque siquiera de ese Amor en la tierra la creatura moriria y aun el alma, como digo, necesita en el otro mundo de otra fuerza celestial para resistir y no liquidarse dentro de ese fuego y no ahogarse dentro de ese océano infinito de Amor, ¡de puro Amor! ¡Hay hija mía - me decia el Señor con vehemencia - si comprendieras el don de Dios que es ESPIRITU SANTO! Si las almas lo amaran, se le consagraran, no lo resistieran y le abrieran los brazos entregándosele por completo, ¡harían de sus vidas un cielo! Cómo se disminuirían los pecados, cómo crecería la vida espiritual y mística, cómo se operaría un cambio en el mundo, cómo crecería Mi Viña y Mis Pastores, Mis obreros ser convertirían en apóstoles, en mártires, en santos, por el ESPIRITU SANTO. Ansío Su reinado en el mundo, hija mía, y ha llegado el tiempo en que Él se manifieste de que así sea. ME SIENTO COMO ENDIOSADA Por la ENCARNACION MISTICA, Conchita es santuario de la Divinidad. "Yo me he unido a tí de tal manera que tu alma, en cierto sentido es como Mi Alma, y tu cuerpo es como Mi Cuerpo y con el Verbo hecho carne, es decir, la Divinidad Encarnada, la Divinidad con tu humanidad Te poseemos, Te absorbemos, Te endiosamos". La ENCARNACION MISTICA lleva a Conchita a una nueva manera de relacionarse con Dios Trinidad y con cada una de las tres Divinas Personas: "Tú tienes, hija mía, que vivir en una comunión contínua con la Trinidad, unida a las Tres Personas Divinas por la gracia de la ENCARNACION MISTICA : con el Padre, ofreciéndole a Su Verbo; con el Hijo agradando al Padre; y con el E.S., haciendo de Él tu espíritu, tus sentimientos, y todo cuanto eres transformándote por medio de Su posesión en el perfume, en el aroma y la fragancia del Hijo. Entre estas Tres Divinas Personas debes vivir, respirar y obrar. De hoy en adelante debes vivir en intimidad con la Trinidad y de ella tomar luz, tino, fortaleza, gracia, y todo cuanto necesites para llevar acabo tu misión en la tierra. No debes dejar en Su Trono, como quien dice, esta Trinidad de Personas sino vivir, respirar y existir en su seno bajo Su fecunda influencia, al calor de Su Divinidad, a la sombra de Su Gracia. Si eres propiedad del ESPIRITU SANTO y Él te posee, no puedes separártele y antes bien , tienes que estar unida intrínsicamente con el Padre y el Verbo. Si en tu alma se ha obrado la ENCARNACION MISTICA ahí atraídos por el Verbo se encuentran el Padre y el ESPIRITU SANTO y si de esta manera tan íntima el ESPIRITU SANTO y el Verbo te endiosan y absorven todo tu ser, el Padre tiene por derecho que presidir estas operaciones uniéndote a Él de quien es toda fecundidad y poder, atrayéndote con filiación especial y absorviéndote en Su Eternidad de perfecciones. ¡Oh, y cuánto debes a la Trinidad tú, pobre criaturita de la tierra. Vive una vida toda divina no dejando a tu alma empolvarse y pasando por el mundo dejando una estela de virtudes y buenas obras detrás de tí. Si de esta manera divinizas tu vida, hija mia, las gracias que alcances para las alma serán copiosas y me darás mucha gloria". Nuestro amor a Dios y al prójimo, estrictamente hablando no es "nuestro" es el amor de Dios, que el ESPIRITU SANTO ha derramado en nuestros corazones (Rm 5,5); más aún, no somos nosotros los que amamos , sino JHS quien ama a través de nosotros: Cuando creemo s en JHS participamos en Sus misterios y guardamos Sus mandamientos, el Salvador mismo ama a través de nosotros a Su Padre y a Sus hermanos los hombres. FINALIDAD DE LA ENCARNACIÓN DE JESUS Y LA OBRA DEL ESPÍRITU "El Verbo se encarnó para hacernos partícipes de la naturaleza divina "(2P 1,4). Esta verdad es expresada así por San Ireneo: "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre y el Hijo de Dios, hijo de hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios". San Atanasio, por su parte dice: "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para que el hombre llegara a ser Dios." Años después santo Tomás de Aquino expresa esta realidad de la misma manera: "El Hijo Unigénito de Dios queriéndonos hacer partícipes de Su Divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres." La divinización del hombre es obra del ESPIRITU SANTO. Las siguientes palabras de San Atanasio no dejan lugar a dudas: "Por el ESPIRITU SANTO participamos de Dios […]. Por la participación del ESPIRITU venimos a ser partícipes de la naturaleza divina […]. Por eso aquellos en que habita el ESPIRITU estan divinizados". Juan Pablo II lo expresa así: "En la divinización […], la teología oriental atribuye un papel muy particular al ESPIRITU SANTO, por el poder del ESPIRITU que habita en el hombre la deificación comienza ya en la tierra, la criatura es transfigurada y se inaugura el Reino de Dios". LA EXPERIENCIA DE LOS MÍSTICOS Otros cristianos, desde su experiencia de unión con Dios, también nos hablan de la divinización. Los místicos señalan algunas veces que ellos, en la unión mística, yendo más allá de la propia existencia, son "Dios" y son todo "lo que Dios es" El alma dice San Juan de la Cruz "es Dios por participación".Saben muy bién que ellos lo son por gracia lo que Dios es por Naturaleza. DAR A LUZ A CRISTO En este proceso de divinización, el amor desempeña un papel decisivo. En la unión mística, los místicos sienten el anhelo de amar a Dios del mismo modo que Él los ama. Se trata de la "igualdad de amor" de la que habla San Juan de la Cruz (cf.p.27). Pero esta igualdad no puede consistir en el encuentro del amor infinito de Dios con el amor finito del hombre. La única posibilidad es que Dios, en la unión mística regale de tal modo Su Amor al alma, que el alma sea capaz de amar con el mismo amor con que ella es amada por Dios.Esta idea la sugiere el Evangelio de Juan: "para que el amor con que Tú me has amado esté ellos" (Jn 17,26). El amor a Dios y al prójimo es el distintivo del verdadero discípulo de Cristo. "Este amor ha sido derramado en nuestros corazones por el ESPIRITU SANTO" (Rm 5,5). Cuando amamos JHS mismo es quien ama a través de nosotros. La transformación en Cristo comenzó desde el bautismo; es un proceso nunca terminado en esta vida, por lo que implica paciencia y esperanza y exige esfuerzo; esta transformación llegará a su plenitud sólo en la gloria celestial. La ENCARNACION MISTICA es un reflejo, aunque lejano, del misterio de la encarnación del Verbo en María; la persona viene a ser como la naturaleza humana del Verbo; JHS vive en ella como una especie de unión hipostática. LA ENCARNACION MISTICA es una gracia que regala el ESPIRITU SANTO; una gracia que une a la persona con JHS, la asemeja a Él, la transforma en Él. Quien recibe esta gracia experimenta en ella los pasos de la vida de Jesús. Si la persona corresponde a esta gracia practicando las virtudes, entrará en un período de nuevas graciasque la llevará a una más plena transformación en Cristo, a una mayor unión o unificación con Dios. LA ENCARNACION MISTICA simplifica a la persona y la une a JHS por medio de la pureza y el dolor, de esta forma, Jesús mismo es quien actúa a través de la persona, el Padre Eterno se goza en ella y se le da la capacidad de alcanzar gracias para los demás. LA ENCARNACION MISTICA debilita la concupiscencia y hace florecer las virtudes de tal manera que la persona ya no peca, aunque por la libertad, siempre pueda pecar. Quien ha recibido La ENCARNACION MISTICA ama, desea, obra, piensa y siente, como Jesús; ama con la fuerza y la pureza del amor de Dios; ama en el ESPIRITU SANTO. Tras haber recibido La ENCARNACION MISTICA, crece en Conchita la sed de transformación; quiere morir a sí misma para que sólo Jesús viva en ella. Esa sed es signo de autenticidad de la gracia que ha recibido. Las palabras de san Pablo le sirven para expresar su experiencia: "no vivo yo, sino que Cristo vive en mí." Esta expresión también se podría expresar de la siguiente forma: "Tú eres yo, y yo soy Tú, por permitirme disolverme en la hermosura y grandeza de Tu Santidad". El nacimiento del Verbo en el alma presupone en el hombre un completo vaciamiento de sí mismo, de modo que su ser profundo aparece fundamentado únicamente en el Amor de Dios. Finalmente, el alma descubre y puede afirmar: "Tú, eres el Alma de mi alma, Tú, eres la Vida de mi verdadera vida que escondida, descansa sólo en Tí". MATERNIDAD POR EL ESPÍRITU SANTO María permanece para siempre como el prototipo y el modelo de la Iglesia en lo referente a su maternidad. María fue fecundada por la fuerza del ESPIRITU SANTO: si la iglesia quiere ser fecunda, no sólo desde el punto de vista sacramental sino también existencial en la santidad cotidiana, debe renovarse continuamente en el ESPIRITU. Como el ESPIRITU ha fecundado misteriosamente a la Virgen y ha dado a luz a Cristo, así fecunda continuamente a su esposa, la iglesia y si Maria colaboró con el ESPIRITU para que se realizará aquella generación, también la iglesia debe disponerse dócilmente a Él para ser madre de nuevos cristianos. Siguiendo el principio formulado por Isaac de Stella, esto que se dice de la iglesia en su conjunto, vale también para cada cristiano: para que Jesús pueda nacer en cada alma y continuar así el misterio de la maternidad con respecto a JHS, es necesario que Dios mismo se ponga en el corazón de la criatura y que ESPIRITU SANTO la cubra con Su Sombra. San Gregorio de Nisa dice: "Lo que ha sido realizado corporalmente en María, la plenitud de la divinidad que brilla en la Virgen a través de Cristo, de manera análoga se realiza através del ESPIRITU en todas las almas purificadas. El Señor no viene ya corporalmente, porque "nosotros no conocemos al Señor según la carne" pero Él habita espiritualmente y el Padre, como afirma el Evangelio, hace con Él Su morada en nosotros. Lo que ha sido realizado corporalmente en María, se realiza por obra del ESPIRITU en el bautizado. Por su vinculación vital con la iglesia, el cristiano puede vivir una maternidad espiritual con respecto a JHS. El origen de esta maternidad está en el bautismo, pero el nacimiento del Verbo en el alma, siendo un don del ESPIRITU SANTO, está condicionado al crecimiento de las virtudes y a la intensidad del deseo. Este deseo se traduce en vehemente súplica para obtener la capacidad de engendrar a Cristo en la propia alma. El cristiano debe dejar que el ESPIRITU mismo quite los obstáculos que hay en el corazón y vaya agrandando la capacidad de acoger a Dios. Esto lo realiza el ESPIRITU por medio de crisis, purificaciones, dolor..., pero es un dolor fecundo, dolor de parto producido por Dios al nacer. Cuando el Verbo ha nacido en el corazón, el cristiano experimenta un nuevo amor, participando del amor del Padre y reflejo del de María; por eso puede dirigirse a JHS llamándolo "Hijo". Barcelona 09 de Mayo de 2011

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LA TRINIDAD CENTRO DE MI VIDA

LA TRINIDAD: CENTRO DE MI VIDA "¿Por qué siendo yo tan mezquina y tan pequeña tiene mi alma miserable esos vuelos, esa sed, ese sofocamiento, en todo lo que no es grande, en todo lo que no es Dios? ¿Si no soy capaz de contener una gota, por qué anhelo contener un mar?... ¿Si no soy más que un punto en el espacio, cómo es posible que quiera abarcar la inmensidad eterna? "Lo que pasa, ¡oh Dios mío! ya lo comprendo ahora, es que la gota se pierde entre el mar y la nada en el infinito... es decir, no entra Dios tan solo en mí, aún cuando entre y tome posesión de mi alma, sino que yo entro en Él, o más bien, yo no soy digna de entrar y me detengo, pero Él me coge y me introduce en esas regiones desconocidas de la materia... Oh y con qué rapidez el alma recorre sin embargo esas distancias y conoce y ve y entiende sin conocer, ni ver, ni entender, sino como engolfada en un punto, pero punto infinito, punto de eternidad, punto de amor increado; ahí y sólo ahí respira vida y satisfacción y dicha sin tiempo..." (Diario T. 11, p. 32-34, mayo 31, 1899). TRINIDAD Y LA ENCARNACIÓN MÍSTICA La doctrina de los místicos está en íntima relación con su vida, y su experiencia de Dios es la realización de la misión que el ESPIRITU SANTO les ha asignado. Si Conchita recibe grandes luces no es directamente en orden a una enseñanza que comunicar o un magisterio que ejercer, sino para que pueda vivir en profundidad su propia gracia, para llegar a la santidad a la que Dios la llama, para bien espiritual de muchas almas. La gracia eminente de la ENCARNACIÓN MÍSTICA va a matizar su intimidad con las3 Divinas Personas. Esta gracia, hemos dicho, es una gracia de transformación en el Verbo Encarnado glorificador del Padre y Redentor de los hombres, en Cristo sacerdote y víctima. Gracia que se realiza en lo mas íntimo y constitutivo de la existencia cristiana, ya que el Padre "nos ha predestinado a reproducir la imagen de su Hijo (Rm. 8, 29) y de esa manera poder ofrecer nuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios, un culto espiritual (cfr. Rm. 12,1). Bajo el signo del Hijo toda la Iglesia entra en comunión con la vida íntima de la Trinidad. La "gracia central" de Conchita supone, por su misma naturaleza, relaciones personales con cada una de las Divinas Personas. Es una gracia eminentemente Trinitaria. "En las ENCARNACIONES MÍSTICAS del Verbo no creas que estoy solo sino que estamos toda la Trinidad de Personas Divinas, pero operando cada persona en orden a sus propiedades: el Padre, como Padre, engendrando; el Verbo como Hijo naciendo; y el ESPIRITU SANTO fecundando esta divina acción en el alma" (Diario T. 49, p. 5-6, septiembre 22,1927). De esta acción de la Trinidad surge la necesidad de vivir en perfecta identificación con sus sentimientos íntimos en una constante ofrenda de amor. Ofrecer a Cristo y ofrecerse con Él al Padre bajo el impulso del ESPIRITU SANTO para la salvación de los hombres, es el acto propio y característico de la ENCARNACIÓN MÍSTICA. Para que Conchita pueda vivir conscientemente y plenamente su gracia central el Señor le manifiesta la manera concreta y práctica de vivir en la intimidad con las 3 Divinas Personas. "TÚ TIENES QUE VIVIR INMERSO EN LA TRINIDAD" "Tú tienes que vivir en un contacto continuo con la Trinidad, unida a las tres Divinas Personas, por la gracia de la ENCARNACIÓN MÍSTICA: - con el Padre, ofreciéndole a su Verbo, - con el Hijo, agradando al Padre, y, - con el ESPIRITU SANTO haciendo de Él tu espíritu, tus sentimientos y cuanto eres, transformándote por medio de su posesión. "Entre estas Divinas Personas debes vivir, respirar y obrar. Ellas deben formar tu atmósfera, tu aliento, tu existir: Así se santificará tu vida y todo cuanto eres, endiosando todo tu ser y tu camino para el cielo. Debes desde hoy vivir más en esa intimidad de la Trinidad y de ella tomar luz, tino, fortaleza, gracia y cuanto necesites para llevar a cabo tu misión en la tierra. No debes dejar en su trono y allá lejos, como quien dice, esta Trinidad de Personas, sino vivir, respirar y ser en su seno, bajo su fecunda influencia, al calor de su Divinidad, a la sombra de su gracia. Si eres propiedad del ESPIRITU SANTO y Él te posee no puedes separártele y antes bien tienes que estar unida intrínsecamente con el Padre y el Verbo. Si en tu alma se ha obrado la ENCARNACIÓN MÍSTICA, ahí, atraídos por el Verbo se encuentran el Padre y el ESPIRITU SANTO y si de esta manera tan íntima el ESPIRITU SANTO, el Verbo te endiosan y absorben todo tu ser, el Padre tiene por derecho que presidir estas operaciones, uniéndote a Él, de quien es toda fecundidad y poder, atrayéndote con filiación especial y absorbiéndote en su eternidad de perfecciones. ¡Oh, cuánto debes a la Trinidad tú, pobre criaturita de la tierra! Vive una vida toda divina, no dejando a tu alma empolvarse y pasando por el mundo dejando una estela de virtudes y buenas obras, tras de ti. Si de esta manera divinizas tu vida, las gracias que alcances para las almas serán copiosas y me darás mucha gloria" (Diario T. 35, p. 442-445, junio 11, 1911). DE LA UNIÓN A LA TRINIDAD No debemos pensar en la transformación en Cristo como en una realidad estática. La vida divina en el hombre en su fase terrestre es una vida que debe siempre progresar, es una vida dinámica. Ya desde el inicio de toda vida cristiana en el nuevo nacimiento por el agua y el ESPIRITU SANTO hay una transformación en Cristo pero es solamente una transformación inicial, es un germen que debe desarrollarse. En las cumbres de la vida espiritual el proceso sigue su marcha. La vida de unión pide la UNIDAD, UNIDAD no ciertamente en el orden del ser, sino en el orden intencional del conocimiento y del amor. "Hay muchos grados progresivos de transformación pero el último en la tierra es aquel en el que la criatura no sólo se transforma pensando y obrando a lo divino, sino en cierto sentido desaparece, se aniquila y se disuelve para dar lugar a Mí. Este grado lo opera el ESPIRITU SANTO, quien se constituye en el alma de esa alma y la vida de ese cuerpo. Este es el punto que lleva no sólo a la unión, sino más aún, a la UNIDAD que es el punto de perfección que más acerca a la Trinidad. "La criatura por si sola sería incapaz de alcanzar este grado sin el concurso del ESPIRITU SANTO, y la ENCARNACIÓN MÍSTICA es la atracción que haciendo bajar al ESPIRITU SANTO con ese imán poderoso y divino del Verbo poseyendo al alma, operará esta transformación en la parte más íntima y más noble de la criatura" (Diario T. 37, p. 67-71, agosto 6, 1912). LUCES SOBRE LA UNIDAD DE LA TRINIDAD " Hoy en mi oración me dio el Señor luces claras de la UNIDAD de la Trinidad Santísima. ¡Qué abismo de perfecciones, qué encantos hay en Dios, infinitos! ¿Qué será el cielo, Dios mío? "Hoy me envolvió el Señor el alma en esas profundidades de luz increada: me asomó a aquellos abismos iluminados de las perfecciones de la Trinidad y me dijo: "Mira y atiende. Todas las perfecciones de Dios son infinitas pero como que se absorben en una, en la UNIDAD. Esa UNIDAD encierra todas las riquezas eternas. Y la perfección más alta de las almas consiste en simplificarse, en destruir la multiplicidad de objetos y de cosas en su corazón, acercándose así a esa UNIDAD por esencia, fecunda en su eternidad y que se multiplica en su inmutabilidad en un punto eterno..." "Son tres las Personas Divinas, pero es una su esencia, una substancia, una y eterna su UNIDAD en todo. Y precisamente en esa UNIDAD está el secreto de su fecundidad: y las almas que más se unifican en ella, por la unión, esas almas son las más fecundas, porque la medida de su acercamiento con la Trinidad, es la luz, de gracia y de dones que de Ella reciben". "En esa hermosa y divina UNIDAD se gozan las Divinas Personas y los bienaventurados; es una UNIDAD en donde están encerrados todos los bienes del cielo y de la tierra, todas las gracias y las creaciones hechas y por hacer; es el foco eterno de todo movimiento y ser. En esa UNIDAD está la vida, y ella es el amor, es Dios. "Simplifica tu espíritu y quita y cercena de él todo compuesto de criaturas y cosas. Ámame en la UNIDAD, y vive y respira y muévete y haz que todas las virtudes y cosas y todos los despojos de ti misma tiendan a esa UNIDAD. Debes vivir absorta en ese uno en esencia, en ese Dios único, resumiendo, concretando tu vida espiritual en un solo amor con Él, en una sola voluntad con la de Él, que en ese punto capital de la UNIDAD de voluntades esta la perfección de esta UNIDAD. "Esto me dijo el Señor en la Misa, y en mi oración siguió diciéndome lo que sigue: "El fin de toda criatura es esa UNIDAD en Dios y ahí se encuentra la paz y la felicidad perdurable. Las almas que se identifiquen más por esa UNIDAD es decir, que se hacen una sola cosa con el Verbo hecho carne, tipo de perfección de la criatura, y que se divinizan por Él en el ESPIRITU SANTO y en el Padre, esas son las más santas, porque la santidad está en relación con el amor, y mientras más amor, más similitud con Dios, más UNIDAD con El, más perfección y santidad. Mira. Uno de los secretos del ESPIRITU SANTO para activar la vida divina en las almas, y por tanto la unión es simplificarlas en la UNIDAD es decir, endiosarlas por el amor que es la esencia de la UNIDAD en el cielo y en la tierra. El matrimonio espiritual tiende a esa UNIDAD por el ESPIRITU SANTO. La ENCARNACIÓN MÍSTICA tiende a esa misma UNIDAD por el Verbo, y se consuma en el cielo por el Padre, causa motriz del matrimonio espiritual y ENCARNACIÓN MÍSTICA en el orden de su eterna fecundidad de Padre. Toda la economía y planes redentores en las almas, y todos los medios de la vida mística, del papel que ejerce el Verbo hecho carne enamorando a las almas, y del ESPIRITU SANTO perfeccionándolas para honrar con ellas al Padre, tiende a esa UNIDAD de que te estoy hablando, UNIDAD por amor, siempre por amor, que simplifica, que eleva de lo terreno a lo divino y que une e identifica al alma con la Divinidad. Toda la vida cristiana, toda la vida mística tiende a llegar al punto culminante, al fin decretado para toda alma que quiere salvarse y santificarse: a la UNIDAD" (Diario T. 38, p. 78-84, abril 9-11, 1913).

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EL CAMINO MAS CORTO PARA LLEGAR A LA UNIDAD EN LA TRINIDAD

EL CAMINO MÁS CORTO PARA LLEGAR A ESA UNIDAD "¿Y cuál es el camino más corto para llegar a esta UNIDAD? El ESPÍRITU SANTO que une con el Verbo, que da testimonio de Él y que lleva hacia el Padre (misión que le complace en sumo grado). Él, como SANTIFICADOR, santifica, y al santificar, simplifica a las almas y las lleva al Padre, enamorándolas de la Trinidad. "Las almas que están más cerca de Él en el cielo son las que en la tierra más se unificaron, dejando las cosas que les impedían, rompiendo los hilos de malas pasiones y cosas por medio de las virtudes; las almas que DESNUDÁNDOSE de sí mismas y con DESASIMIENTOS y DESPOJOS CONSTANTES se unieron a Su Voluntad sin condiciones. "Señor, le dije: Dime, ¿cómo puedo yo simplificarme? - "MURIENDO A TU VOLUNTAD Y UNIFICÁNDO TU VOLUNTAD CON LA MÍA" (Diario T. 38, p. 85-88, abril 11, 1913). Y el Señor continúa mostrando el camino práctico para llegar a la UNIDAD. "Quiero insistir en que simplifiques tus actos en un sólo fin sobrenaturalizándolos en Dios: simplifica tus amores en un sólo amor, en el de Dios, derivándose de ahí el amor al prójimo dentro de la UNIDAD de ese Dios. Enséñate a tener una sola mirada, una sola tendencia y afecto y voluntad en Dios: concreta tu vida en amar simplísimamente a ese Dios, sin rodeos, sin compuestos, sin buscar otros caminos o rumbos que te lleven a Él, sino esa UNIDAD por esencia en la cual debes sumergirte. Las mismas virtudes que practiques, ponlas o dirígelas a ese Centro de Amor, a ese Único Ser, de donde se produce toda gracia y santidad, a esa UNIDAD que es Dios. El ESPIRITU SANTO, el Amor mútuo del Padre y el Hijo te llevará en sus alas al corazón de esa UNIDAD, a que entiendas, te muevas, alientes y vivas dentro de ella. Ese divino ESPIRITU hará que espiritualizándote, es decir, UNIFICÁNDOTE, te internes en lo que es espíritu, es decir, en la divinidad por esencia, pasando antes por Jesucristo en tu transformación en Él por la fe y el amor. El secreto para llegar a la UNIDAD es dejarse conducir por el ESPIRITU SANTO ya que Él consuma la Unidad en Dios Mismo "Amar es la perfección y amar con/EN el amor del Padre al Verbo, es decir, por el ESPIRITU SANTO, es la más alta perfección. "Al obrarse la transformación del alma en Jesús viene también a ser el ESPIRITU SANTO el espíritu de la criatura en más o menos grados según la intensidad y escala de la transformación, la cual depende en mucho de la correspondencia del alma en las virtudes. "Absorbiendo pues el ESPIRITU SANTO al espíritu de la criatura en la transformación la llena de ese Amor purísimo que es Él y entonces con ese Amor mismo ama la criatura al Divino Verbo, es decir con el amor mismo con que ama al Padre, con la perfección del amor. "Amar con/EN el ESPIRITU SANTO es la gracia de las gracias; la fusión de los carismas de Dios; es el mismo cielo puesto a la disposición de la pobre criatura, la cual ya no obra, sino que obra y late y quiere y vive en ella y ama con ella el ESPIRITU SANTO, poseyéndola por entero", (Diario T. 38, p. 92-96, abril 17, 1913). Al vislumbrar las alturas de esta vida espiritual pudiera uno preguntarse si este ideal está reservado a unos cuantos privilegiados o si pertenece al desarrollo normal de la vida de la gracia. El Señor nos da la respuesta: "Yo no escogí a los santos para decirles sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto sino que me dirigí a todos los hombres, a los buenos y a los malos y todos sin excepción están obligados a santificarse" (Diario T. 38, p. 117, abril 15, 1913). DIOS NO TIENE MÁS QUE UN SOLO DESEO: hacer entrar a las almas en Su UNIDAD Establecerse en las almas es el deseo de Dios, la necesidad de Dios por su Ser de caridad que tiende a comunicar lo que es, Amor infinito. Quiere poseer las almas no sólo con su presencia ordinaria, que no puede dejar de envolverlas, sino con la voluntad de la criatura, para hacerla dichosa, que es la única ambición de Dios, el transformarla en la UNIDAD (Diario T. 38, p. 163, abril 23, 1913). La ENCARNACIÓN MÍSTICA pone al alma en contacto íntimo con las tres Personas Divinas. En ellas y en María debo fundir mi vida, no tan sólo mi vida espiritual, sino la material también, fundiéndola además en el ofrecimiento del Verbo al Padre. "Debo, dentro del mismo ofrecimiento comer, dormir, alegrarme, sufrir, etc., toda mi vida simplificada en ese ofrecimiento constante que glorifica a toda la Santísima Trinidad. Toda mi vida, en unión con María, sin salir de María, imitándola en su amor a Jesús, en su total sumisión al Padre, y moviéndose sólo por el ESPIRITU SANTO". (Diario T. 46, p. 93-94, octubre 27, 1925). RELACIÓN CON LAS DIVINAS PERSONAS Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del ESPIRITU SANTO " estamos llamados a vivir inmersos en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y después de la muerte en la Luz de la eternidad. a) Hijos del Padre Dios habita en nosotros haciéndonos partícipes de su misma vida Trinitaria. Por nuestro bautismo entramos en la relación amorosa entre el Padre, el Hijo y el ESPIRITU SANTO En el Jordán el ESPIRITU SANTO descendió sobre Jesús y se oyó la voz del Padre que le decía: "Tú eres mi Hijo amado" (Mc1,11). Esto mismo sucedió en nosotros en el día de nuestro bautismo. Por eso, al igual que Jesús podemos decirle al Padre "Tú eres mi Abba, mi querido papa, en Tí me abandono" (cf. Mc 14,36; Rm 8,15; Gál 4,6). DESARROLLO DE LA GRACIA BAUTISMAL En la experiencia espiritual de Concepción Cabrera de Armida, a la que nos acercamos a través de sus escritos, aparece claramente que la ENCARNACION MISTICA tiene su origen en el bautismo. Tanto esa gracia como el sacramento están vinculados al mistterio de la encarnación del Verbo en María. Por la acción del ESPIRITU SANTO, por los medios espirituales de crecimiento que ofrece la Iglesia, y por la correspondencia de la persona la gracia santificante se va desarrollando hasta llegar a un punto « la consumación », que dicen los escritos de Conchita — que llamamos ENCARNACION MISTICA.

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LA INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD EL BAUTIZADO

LA INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD EN EL BAUTIZADO Se puede ver claramente esta afirmación en las palabras de Jesús: El ESPIRITU de la verdad […] mora con vosotros y estará en vosotros. […] Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él (Jn 14, 17.23). Para acoger a Dios hace falta acoger Su Palabra con fe y darle una respuesta de amor. Amar a Jesús consiste ante todo en guardar Su Palabra y cumplir Sus mandamientos. Jesús promete que el Padre y Él mismo vendrán a morar en quien lo ama. El amor del creyente no solo prepara el corazón para acoger a Dios, sinó que también motiva a Dios para regalarle en este mundo la gracia de una comunión personal con la Trinidad. Las tres Divinas Personas habitan en el creyente, le hacen conocer su misterio y lo introducen en Su Vida Divina. Los místicos, desde su experiencia, nos hablan también de la inhabitación de la Trinidad en su alma y de las relaciones que tienen con cada una de las Divinas Personas. Gracias a la presencia del ESPIRITU SANTO, el creyente puede amar a Dios con Su mismo Amor. La conciencia de estar inhabitado por la Trinidad no es un carisma especial, sinó un efecto de la maduración de la gracia bautismal. Los teólogos afirman el hecho de la inhabitación de la Trinidad en quien tiene la gracia santificante y el amor. El cristiano se relaciona con cada una de las Personas de la Trinidad. Con respecto al Padre, tiene la misma relación filial de Jesús: es hijo/a en quien el Padre se complace; se puede dirigir al Padre con la misma expresión de Jesús: Abba. Con respecto a JHS el cristiano tiene una relación de alianza y amistad, con la muerte y Su resurrección ha sido revestido de Cristo, está transformado en Cristo. Con respecto al ESPIRITU SANTO el cristiano es templo del ESPIRITU SANTO y por haber sido ungido por el ESPIRITU SANTO se da una relación de mutua pertenencia LA TRANSFORMACIÓN ES PROGRESIVA Jesucristo le explica a Conchita el proceso que sigue a la transformación en Él. Mira, hija mía, hay muchos grados progresivos de transformación, pero el último en la tierra es aquel yo no yo, de San Pablo en el que la creatura no sólo se transforma, pensando y obrando a lo divino, sino que en cierto sentido desaparece y se aniquila para dar lugar a Jesús. Entonces queda en tal situación la creatura que Jesús obra en ella y por ella estando más que unificada, ABSORBIDA en Dios. Este grado altísimo de transformación es como cuando el gusano deja de ser gusano y se transforma en mariposa, es decir, como que las tendencias humanas amortiguadas casi mueren y la que resucita ya no es la creatura, sino Jesús en ella, obrando una divina y altísima transformación. Entonces, la creatura queda sólo como sombra, ocupando su inteligencia, su ser, su voluntad, Jesús. Esto no quiere decir que la creatura quede destruida en el sentido de la palabra porque mientras viva tiene libre allbedrío y derecho de elegir el bién ó el mal, salvarse o condenarse. Pero es tan sublime, grande y poderosa la gracia en este grado de transformación que el germen del mal queda tan debilitado por la gracia que domina ésta y entonces la creatura perdida en el Creador, ABSORVIDA en Dios y compenetrada en Él, ama, siente, piensa, obra, desea y quiere como el Amado, tanto en la parte más íntima, espiritual y divina, como en la parte humana y física. Este grado lo opera tan sólo el ESPIRITU SANTO quién se constituye alma de esa alma y vida de ese cuerpo. Este punto es el que lleva, no sólo a la unión, sino más aún, a la UNIDAD, que es el punto de perfección que más acerca a la Trinidad […] Pero esta transformación no se opera en un día por las fuerzas humanas. Ayuda mucho la correspondencia a la gracia de la creatura pero es en su mayor parte es una gracia gratuita con la cual el ESPIRITU SANTO levanta y unifica con su poder y virtud. La creatura, por sí sola, sería incapaz de alcanzar este grado sin el concurso poderoso del que es la Fuente inagotable de las gracias, el ESPIRITU SANTO. El roce con lo divino, diviniza, y cuando un alma vive unida con el Verbo, la Divinidad trasciende... enraíza... transforma... activa la vida divina y se difunde empapando, absorviendo, destruyendo lo malo y germinando en el alma todas las virtudes. ¡Oh hija mía! Muy ocultas son estas operaciones en el alma, pero verdaderas y reales en sus efectos. Agradece, humíllate sin término ni medida, esfuérzate en corresponder anonadándote y desapareciendo, para que sólo Jesús aparezca en tí, transformándote en esa unidad simplísima sin partes, unificando tu ser y tu voluntad en Dios. COLABORACION HUMANA Jesús le explica a Conchita la importancia de su colaboración para que se realice plenamente en ella esta transformación en Cristo: "Tu, hija, vienes siendo en esta ENCARNACION MISTICA como la naturaleza humana del Verbo, es decir, un Jesús en union del Verbo, con unión inseparable, compenetrativa, divina, participando de la naturaleza divina, aunque separada en cierto sentido de la humana, con reciprocidad entre estas dos naturalezas inseparables de Jesús". -Pero Señor, sólo a Tí se te ocurren estas cosas, ¡Ay! ¿Y por qué me las dices , no ves que tengo que escribirlas? YA NO VIVO YO Las palabras de San Pablo "ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí", (Tú eres yo, y yo soy Tú, por haberme disuelto en la hermosura de Tu Santidad) que más adelate analizaremos le sirve a Conchita para expresar la realidad de la transformación que experimenta. En 1907, Conchita explica al P. Maximino Ruiz, su director espiritual, cómo se sienta ella. Sí Padre, sí, siento lo que eso que dejó dicho: una transformación de mi alma en Jesús y de Jesús en mi alma, pero no de un Jesús imagen o figurado sino de un Jesús real, palpitante y vivo y quisiera decir con toda mi alma lo de San Pablo y me da vergüenza: "Ya no vivo yo, sino Cristo es quien vive en mí". Por medio de una analogía con la unión hipostática, Jesús le explica a Conchita lo que es la ENCARNACION MISTICA: "Mira, desde la ENCARNACION MISTICA, tu cuerpo es como MiCuerpo y tu sangre es como Mi Sangre porque Yo tengo la propiedad de transformar. Con una especie de unión hipostática vivo en tí, mi pobre criatura; préstate tú a vivir mi misma vida, dándote a las almas como yo me dí, es decir, para la gloria de Mi Padre y por la salvación de todas las almas del mundo. Yo contigo he hecho una sociedad tan íntima que sólo en el cielo lo comprenderás; te he unido a la redención, a mis planes redentores y universales, dándote parte de mis dolores para bién de las almas. No temas que Yo estoy contigo y sólo continuando mis designios sobre tu alma. Déjate hacer, que tienes que transformarte en Mí, para la gloria del Padre Eterno. No hago más que continuar mis fines de la ENCARNACIÓN MÍSTICA en tí. Ofrécete y ofréceme que para eso tienes vida no tuya, sino Mía. La ENCARNACIÓN MÍSTICA comunica a la persona la vida nueva de Cristo resucitado: Mira, al Encarnarme místicamente en una alma, la amplío, la hago inmensa esa alma al obrarse el misterio en ella, no me da a Mí la vida, porque yo soy la Vida sino que soy Yo la que se la doy a ella por medio de la gracia". El alma al recibirme en la ENCARNACIÓN MÍSTICA, recibe una nueva vida de pureza y de luz especialmente. Me da esa alma la vida a Mí en el sentido que participa de una manera mística de la fecundidad del Padre; pero al crecer diré por la gracia, que Jesús en el alma la absorbe y como que la creatura desaparece y puede decir en verdad: «ya no vivo yo, sino Jesús en mí »; puede decir en verdad - por los grados de transformación en mi unión al Padre eterno: «Éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre» inmolándose ante la presencia soberana por la salvación de las almas y entonces siendo ella más y más perfectamente Jesús, mi Padre la mira con complacencia y el ESPIRITU SANTO la posee, infundiéndole sus dones y sus preciosos frutos. Se complace el Padre en las raras ENCARNACIÓNES MÍSTICAS viendo en ellas el reflejo aunque lejano del misterio de la ENCARNACIÓN del Divino Verbo en María y se goza al ver esa continuación. Dar a luz a Cristo de Su Divino reflejo en las almas y ¿Por qué? Porque Él se goza en darse a Sí mismo y como Su esencia es darse y comunicarse y esparcirse, es feliz en ver Su Imagen en las almas y un reflejo de la Trinidad en ellas. Todas las Divinas Personas concurren imprescindiblemente en las ENCARNACIÓN MÍSTICA operando en las almas y recibiendo gloria por Mí humanado.

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AMAR EN EL ESPIRITU SANTO

AMAR EN EL ESPÍRITU SANTOLa vida cristiana consiste solamente en amar. Quien ha recibido la ENCARNACIÓN MÍSTICA ama no sólo con la intensidad de un rayo de sol, sino con la fuerza del mismo sol.Hoy en mi segunda oración me habló el Señor y me dijo:-"Óyeme. La ENCARNACIÓN MÍSTICA del Verbo atrae al ESPIRITU SANTO, que la operó en el alma con la eterna fecundación del Padre y no se separa de ella cuidándola y haciéndole, diré al Verbo Divino, a Jesús, cuyo ESPIRITU es el mismo ESPIRITU SANTO, al obrarse la transformación del alma en Jesús (que para ayudar a esto es la ENCARNACIÓN MÍSTICA) viene también a ser el ESPIRITU SANTO el espíritu de la creatura en más o menos grados según la intensidad y escala de la transformación.Todo ello depende en mucho de la correspondencia del alma en las virtudes. Absorviendo pues el ESPIRITU SANTO al espíritu de la creatura, en la transformación, la llena de ese amor purísimo que es Él y entonces con ese amor mismo ama la creatura al Divino Verbo, es decir, con el Amor mismo con que lo ama el Padre con la perfección de Su Amor"- Señor, ¿pero qué el amor no depende todo del ESPIRITU SANTO?- "Sí depende, y es el ESPIRITU SANTO el que produce todo santo amor en el cielo y en la tierrra. Pero este modo de amar EN el ESPIRITU SANTO ó A TRAVÉS del ESPIRITU SANTO es el mismo el modo de amar perfecto, hasta donde no se puede pedir más.Te voy a poner una comparación . Es como si amarás tú con un rayo de sol y como si amara otro con el sol mismo, con todo su calor, potencia y fuego.Así es este amar EN el mismo ESPIRITU SANTO, que es amar con toda la fuerza y pureza de la Divinidad, con toda la voluntad de un Dios en amarse a Sí Mismo, que es infinito, con un amor aquilatado en millones de grados; afinado, delicado, purificado de toda escoria humana, con un amor no sólo divinizado, ¡sino divino!Ama el alma con la misma potencia de la Divinidad, con la Divinidad misma, y esto no tiene comparación, ni hay palabras en el lenguaje humano para explicarlo.¡Oh hija mía! - decía el Señor entusiasmado - Esta es la gracia de las gracias, la fusión de los carismas de Dios, es el mismo cielo puesto a disposición de la pobre creatura, la cual ya no obra (aunque el alma tiene libertad y puede hasta condenarse pero hablo de que siendo en ella tal la absorción del ESPIRITU SANTO que obra por él y en él) sino que obra y late y quiere y vive en ella y ama con ella el ESPIRITU SANTO poseyéndola por entero.Cuando esta gracia de amar EN el ESPIRITU SANTO llega a su plenitud, entonces es el alma que queda como fundida en el Amor, identificada en el Amor, quemada en el Amor, transformada en el Amor, pero esta plenitud y complemento se opera sólo en el cielo, con fuerza de gloria, con fortaleza divina, porque con un toque siquiera de ese Amor en la tierra la creatura moriria y aun el alma, como digo, necesita en el otro mundo de otra fuerza celestial para resistir y no liquidarse dentro de ese fuego y no ahogarse dentro de ese océano infinito de Amor, ¡de puro Amor!¡Hay hija mía - me decia el Señor con vehemencia - si comprendieras el don de Dios que es ESPIRITU SANTO! Si las almas lo amaran, se le consagraran, no lo resistieran y le abrieran los brazos entregándosele por completo, ¡harían de sus vidas un cielo! Cómo se disminuirían los pecados, cómo crecería la vida espiritual y mística, cómo se operaría un cambio en el mundo, cómo crecería Mi Viña y Mis Pastores, Mis obreros ser convertirían en apóstoles, en mártires, en santos, por el ESPIRITU SANTO.Ansío Su reinado en el mundo, hija mía, y ha llegado el tiempo en que Él se manifieste de que así sea.FINALIDAD DE LA ENCARNACIÓN DE JESUS Y LA OBRA DEL ESPÍRITU"El Verbo se encarnó para hacernos partícipes de la naturaleza divina "(2P 1,4).Esta verdad es expresada así por San Ireneo: "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre y el Hijo de Dios, hijo de hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios".San Atanasio, por su parte dice: "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para que el hombre llegara a ser Dios."Años después santo Tomás de Aquino expresa esta realidad de la misma manera: "El Hijo Unigénito de Dios queriéndonos hacer partícipes de Su Divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres."La divinización del hombre es obra del ESPIRITU SANTO. Las siguientes palabras de San Atanasio no dejan lugar a dudas: "Por el ESPIRITU SANTO participamos de Dios […].Por la participación del ESPIRITU venimos a ser partícipes de la naturaleza divina […]. Por eso aquellos en que habita el ESPIRITU estan divinizados".Juan Pablo II lo expresa así: "En la divinización […], la teología oriental atribuye un papel muy particular al ESPIRITU SANTO, por el poder del ESPIRITU que habita en el hombre la deificación comienza ya en la tierra, la criatura es transfigurada y se inaugura el Reino de Dios".LA EXPERIENCIA DE LOS MÍSTICOSOtros cristianos, desde su experiencia de unión con Dios, también nos hablan de la divinización. Los místicos señalan algunas veces que ellos, en la unión mística, yendo más allá de la propia existencia, son "Dios" y son todo "lo que Dios es"El alma dice San Juan de la Cruz "es Dios por participación".Saben muy bién que ellos lo son por gracia lo que Dios es por Naturaleza.DAR A LUZ A CRISTOEn este proceso de divinización, el amor desempeña un papel decisivo. En la unión mística, los místicos sienten el anhelo de amar a Dios del mismo modo que Él los ama. Se trata de la "igualdad de amor" de la que habla San Juan de la Cruz (cf.p.27). Pero esta igualdad no puede consistir en el encuentro del amor infinito de Dios con el amor finito del hombre. La única posibilidad es que Dios, en la unión mística regale de tal modo Su Amor al alma, que el alma sea capaz de amar con el mismo amor con que ella es amada por Dios.Esta idea la sugiere el Evangelio de Juan: "para que el amor con que Tú me has amado esté ellos" (Jn 17,26). El amor a Dios y al prójimo es el distintivo del verdadero discípulo de Cristo. "Este amor ha sido derramado en nuestros corazones por el ESPIRITU SANTO" (Rm 5,5).Cuando amamos JHS mismo es quien ama a través de nosotros. La transformación en Cristo comenzó desde el bautismo; es un proceso nunca terminado en esta vida, por lo que implica paciencia y esperanza y exige esfuerzo; esta transformación llegará a su plenitud sólo en la gloria celestial.La ENCARNACION MISTICA es un reflejo, aunque lejano, del misterio de la encarnación del Verbo en María; la persona viene a ser como la naturaleza humana del Verbo; JHS vive en ella como una especie de unión hipostática.LA ENCARNACION MISTICA es una gracia que regala el ESPIRITU SANTO; una gracia que une a la persona con JHS, la asemeja a Él, la transforma en Él. Quien recibe esta gracia experimenta en ella los pasos de la vida de Jesús.Si la persona corresponde a esta gracia practicando las virtudes, entrará en un período de nuevas graciasque la llevará a una más plena transformación en Cristo, a una mayor unión o unificación con Dios.LA ENCARNACION MISTICA simplifica a la persona y la une a JHS por medio de la pureza y el dolor, de esta forma, Jesús mismo es quien actúa a través de la persona, el Padre Eterno se goza en ella y se le da la capacidad de alcanzar gracias para los demás.LA ENCARNACION MISTICA debilita la concupiscencia y hace florecer las virtudes de tal manera que la persona ya no peca, aunque por la libertad, siempre pueda pecar.Quien ha recibido La ENCARNACION MISTICA ama, desea, obra, piensa y siente, como Jesús; ama con la fuerza y la pureza del amor de Dios; ama en el ESPIRITU SANTO. Tras haber recibido La ENCARNACION MISTICA, crece en Conchita la sed de transformación; quiere morir a sí misma para que sólo Jesús viva en ella. Esa sed es signo de autenticidad de la gracia que ha recibido. Las palabras de san Pablo le sirven para expresar su experiencia: "no vivo yo, sino que Cristo vive en mí."Esta expresión también se podría expresar de la siguiente forma: "Tú eres yo, y yo soy Tú, por permitirme disolverme en la hermosura y grandeza de Tu Santidad".El nacimiento del Verbo en el alma presupone en el hombre un completo vaciamiento de sí mismo, de modo que su ser profundo aparece fundamentado únicamente en el Amor de Dios. Finalmente, el alma descubre y puede afirmar: "Tú, eres el Alma de mi alma, Tú, eres la Vida de mi verdadera vida que escondida, descansa sólo en Tí".MATERNIDAD POR EL ESPÍRITU SANTOMaría permanece para siempre como el prototipo y el modelo de la Iglesia en lo referente a su maternidad. María fue fecundada por la fuerza del ESPIRITU SANTO: si la iglesia quiere ser fecunda, no sólo desde el punto de vista sacramental sino también existencial en la santidad cotidiana, debe renovarse continuamente en el ESPIRITU. Como el ESPIRITU ha fecundado misteriosamente a la Virgen y ha dado a luz a Cristo, así fecunda continuamente a su esposa, la iglesia y si Maria colaboró con el ESPIRITU para que se realizará aquella generación, también la iglesia debe disponerse dócilmente a Él para ser madre de nuevos cristianos.Siguiendo el principio formulado por Isaac de Stella, esto que se dice de la iglesia en su conjunto, vale también para cada cristiano: para que Jesús pueda nacer en cada alma y continuar así el misterio de la maternidad con respecto a JHS, es necesario que Dios mismo se ponga en el corazón de la criatura y que ESPIRITU SANTO la cubra con Su Sombra.San Gregorio de Nisa dice: "Lo que ha sido realizado corporalmente en María, la plenitud de la divinidad que brilla en la Virgen a través de Cristo, de manera análoga se realiza através del ESPIRITU en todas las almas purificadas.El Señor no viene ya corporalmente, porque "nosotros no conocemos al Señor según la carne" pero Él habita espiritualmente y el Padre, como afirma el Evangelio, hace con Él Su morada en nosotros. Lo que ha sido realizado corporalmente en María, se realiza por obra del ESPIRITU en el bautizado.Por su vinculación vital con la iglesia, el cristiano puede vivir una maternidad espiritual con respecto a JHS. El origen de esta maternidad está en el bautismo, pero el nacimiento del Verbo en el alma, siendo un don del ESPIRITU SANTO, está condicionado al crecimiento de las virtudes y a la intensidad del deseo. Este deseo se traduce en vehemente súplica para obtener la capacidad de engendrar a Cristo en la propia alma.El cristiano debe dejar que el ESPIRITU mismo quite los obstáculos que hay en el corazón y vaya agrandando la capacidad de acoger a Dios. Esto lo realiza el ESPIRITU por medio de crisis, purificaciones, dolor..., pero es un dolor fecundo, dolor de parto producido por Dios al nacer.Cuando el Verbo ha nacido en el corazón, el cristiano experimenta un nuevo amor, participando del amor del Padre y reflejo del de María; por eso puede dirigirse a JHS llamándolo "Hijo".BIBLIOGRAFIAPablo Francisco MaurinoPedro Sergio Antonio Donoso BrantHistoria de la Encarnación Mística en Conchita Cabrera de Armida

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