Sin embargo, siempre hemos tenido un entorno personal del que aprendemos, aunque es probable que no hayamos sido conscientes de él y no hemos necesitado serlo.
Las personas han tenido siempre un entramado de conexiones sociales y de fuentes básicas de las que aprender.
Ese “entramado” ha estado condicionado siempre por las fuentes de conocimiento fiable de las que disponían y de las cuales se entendía que debían aprender.
En un primer momento el entorno de aprendizaje se limitaba a la tribu y a la familia, posteriormente incluyó también a un maestro del que éramos aprendices.
Luego, con la aparición y proliferación de los libros se los incluyó.
Y, cuando aparece la escuela, centraliza en ella casi todos estos elementos.