SESIÓN 3
1.5 DIVERSIDAD Y CONFLICTO
¿Qué es cultura?
Si reconocemos que gran parte de la comunicación es a través de algo llamado "cultura", deberíamos comenzar por examinar dicho término. La idea más general que tenemos es que grupos de gente crean cultura. Al enfoque que sobre comunicación damos en este curriculum se le adapta bien una definición que proviene de la educación multicultural y disciplinas relacionadas. Esta definición mantiene que en un grupo dado " la cultura es lo que todo el mundo sabe que todo el mundo sabe", por lo tanto los grupos crean cultura al mismo tiempo que la cultura del grupo contribuye a la personalidad de cada uno de sus miembros.
En nuestra sociedad moderna y multicultural, casi nadie es producto de una única cultura. En La Naturaleza del Prejuicio (1954) el psicólogo social Gordon Allport observa que para la etapa adulta, cada uno de nosotros ha acumulado un complejo " sentido de pertenencia" que consiste en todos los grupos con los que usamos cómodamente la palabra "nosotros". Esto significa que la identidad cultural de cualquier persona es dinámica y está siempre abierta al cambio y al crecimiento. En consecuencia, estamos interactuando en un mundo de estilos comunicativos complejos y dinámicos.
¿Qué es la comunicación intercultural?
Dado que la comunicación intercultural requiere, para interactuar, de dos o más de estos estilos complejos, el proceso será impredecible y complejo. A menudo no sabremos qué esperar o qué resultados producirán nuestros esfuerzos por comunicarnos. Nuestra labor al aprender a aplicar habilidades a las interacciones interculturales no es hacer predicciones puntuales, sino aprender a manejar estas situaciones de manera más efectiva.
Al examinar cómo interactúan los estilos individuales, es difícil separar un estilo dado del grupo de pertenencia que lo produce. De hecho, muchos teóricos de la comunicación (Tajfel & Turner en Brown, " Prejudice: Its Social Psychology ", 1995; Gudykunst, 1991) creen que la comunicación interpersonal pura no puede existir. Sostienen que incluso la comunicación más íntima entre dos sujetos, como un desacuerdo de pareja, se ve afectada por el grupo de pertenencia de cada uno de ellos. Esto unido al carácter complejo de la identidad cultural, significa que la mayoría de nuestra comunicación es, y continuará siendo intercultural.
¿Por qué es esto tan difícil?
Para entender porqué la comunicación intercultural puede llegar a ser tan difícil, hay que empezar por considerar cómo aprendemos a ver el mundo. La necesidad de categorizar este mundo tan complejo para que tenga sentido se resume muy bien en la elocuente frase de Gordon Allport: " las categorías son nombres que rebanan nuestro entorno". Desafortunadamente, al categorizar personas pueden producirse una serie de efectos peligrosos. Las diferencias entre grupos parecen mayores, y las similitudes dentro de
los grupos también aumentan. Esto hace que la gente tienda a favorecer aún más a los miembros de su propio grupo y a aumentar la desconfianza y otras reacciones negativas hacia los miembros de otros grupos. Además, también tendemos a interpretar el comportamiento en los otros, más que a verlo o describirlo objetivamente, y de esta manera formamos estereotipos de los otros. A lo largo del tiempo se produce una dinámica en la que nuestros estereotipos afectan a nuestras interpretaciones (de la conducta de los otros) y nuestra interpretación refuerza nuestros estereotipos. Nadie está exento de esta tendencia tan poderosa. Nuestros estereotipos a menudo son inconscientes y por ello, no somos conscientes de cómo están afectando a nuestra comunicación intergrupal.
Los factores de la comunicación efectiva de Barnlund, mencionados anteriormente, nos pueden ayudar a valorar cómo tiene lugar la interacción y de qué manera avanza y porqué. Cuando interactuamos a través de las culturas hay dos conceptos adicionales que deberían ser considerados.
El primero es que entramos en cualquier interacción con ciertas expectativas que están basadas culturalmente y que incluyen nuestros estereotipos sobre cómo ciertos grupos se comportan en determinadas situaciones. Cuando el contacto es entre gente de diferentes grupos culturales, las expectativas son a menudo negativas, basadas en miedos tales como el daño al autoconcepto, a ser juzgado severamente y a ser explotados. Incluso cuando queremos comunicarnos, este deseo choca con nuestras ganas de evitar la incertidumbre y la ansiedad. No sabemos qué ocurrirá, así que o actuamos con nuestras propias suposiciones o evitamos la interacción.
En segundo lugar, a menudo empezamos la interacción con unas intenciones específicas, normalmente concernientes a lo que esperamos conseguir. Muchas veces, nuestras intenciones son, igualmente, afectadas por nuestros estereotipos, que limitan lo que asumimos que es posible durante la interacción. Cuando nuestras intenciones son distintas de las de la otra persona, que es a menudo el caso de los intercambios interculturales, puede darse un impacto radical en el resultado de la comunicación. Esta dinámica de intenciones distintas es especialmente común cuando un conflicto incluye diferencias de poder.
Comunicación intercultural eficaz
La habilidad para comunicarse bien con los otros, especialmente con los de distintos antecedentes, no es algo innato. Pero la comunicación puede ser aprendida, y todos poseemos el potencial de poder comunicarnos más eficazmente.
Un buen comienzo para la mejora de nuestra comunicación y efectividad intergrupal, podría ser el examen de nuestros hábitos y pautas actuales. ¿Cómo nos comunicamos en situaciones de conflicto? ¿Interrumpimos, peleamos, permanecemos en silencio? El hecho de responder a tales preguntas y discutir estas cuestiones con los demás, nos ayudará a entender mejor quienes somos y qué queremos como comunicadores. Deberíamos empezar con la toma de conciencia de nuestros propios antecedentes, con el entendimiento de los valores implícitos en nuestra conducta de interacción y cómo estos nos afectan en la comunicación con los otros. Debemos ser conscientes de nuestros hábitos, estereotipos y prejuicios; de dónde se originan y cómo estos nos afectan en la interacción con otros grupos. Este es el primer paso para suprimirlo de nuestro proceso cognitivo.
El primer paso hacia una comunicación más eficaz a través de las culturas, es entender nuestros propios valores de comunicación e incrementar la conciencia sobre nuestros prejuicios. También debemos tener presente el objetivo constante de aprender más acerca de los valores y normas de otros grupos. Aunque es importante ahondar en la medida en que podamos para formarnos una impresión adecuada, será durante la conversación en sí misma donde surgirá el aprendizaje. ¿Cómo sentimos la interacción?. ¿Qué revelan las respuestas no verbales de la otra persona?. ¿Qué tipo de expresiones llevan a las interacciones más significativas? Esta es la información que resultará más útil durante la próxima interacción con alguien que provenga de un grupo diferente. Tal exploración nos ayudará a construir lo que William Gudykunst (1991) llama "concienciación" .
Hacerse más consciente
Hacerse más consciente comienza con la motivación para comunicarse eficazmente con gentes de otra formación o cultura. Esto requiere un duro trabajo y un alto nivel de respeto hacia los otros para permanecer informado de las diferencias en valores, asunciones, percepciones, estilos comunicativos, expectativas e intenciones que quizás estén afectando la calidad de nuestro intercambio con otra persona. Esto es cierto particularmente en medio de un conflicto. Para hacerlo bien, uno debe tener gran paciencia y buena voluntad para dar, recibir y clarificar información, sentimientos y necesidades. Si no está presente la buena voluntad, los esfuerzos por comunicarse pueden ser inútiles.
Debido a la existencia de muchas áreas potenciales de diferencias entre las personas, es peligroso asumir que hemos entendido totalmente a la otra persona o que ellos nos entienden completamente. Además, ser conscientes también significa estar abiertos a explorar las diferencias - especialmente aquellas que hacen sentirnos incómodos -que existen entre la gente. Esto puede hacerse, por ejemplo, realizando preguntas respetuosas para descubrir el significado que hay detrás de un gesto particular o de determinada palabra. Esto demostrará nuestra creencia de que hay cosas que aprender de lo que el otro tiene que decirnos e incluso, de cómo lo dice. También debemos ser conscientes de cuándo tendemos a interpretar la conducta de los otros basándonos en nuestros valores, y cómo esto afecta tanto al otro como a nuestras interacciones con ellos.
El contexto de la relación.
Todas las ideas expuestas más arriba nos hacen llegar a la conclusión de que la construcción de relaciones es el fundamento para una buena comunicación a través de las culturas. Incluso un intercambio casual será más intenso si conocemos más sobre los valores del otro, y esto sólo puede ser aprendido gradualmente y en el mismo contexto de la relación.
Claves para una comunicación intercultural eficaz
Mostrar respeto hacia los otros. Escuchando a la otra persona con todo nuestro ser (ojos, oídos y corazón), podemos transmitir interés, preocupación y deseo por entendernos. Esto será interpretado normalmente como respetuoso.
Expresar nuestras opiniones como personales. Es fácil hablar y pensar como si nuestro punto de vista fuera universal, cuando de hecho, no es así. Es importante ir más allá de nuestro propio marco cultural.
Mostrar empatía. Significa comunicar que eres consciente de los pensamiento, sentimientos y experiencias del otro. Esto no es "ponerse en el lugar del otro", sino examinar cual es su posición, para aumentar el entendimiento.
Aceptar el malestar. La mayor parte de la interacciones interculturales incluyen cierto malestar. Esto ayuda a reconocer y recordar que los otros también lo pueden sentir.
Escuchar abiertamente y respetar los límites. Significa resistirse a la necesidad de decirlo todo inmediatamente, y observar cuando la otra persona está expresando algún límite, incluso a través de las expresiones no verbales.
Evitar expresiones de juicio. Es la habilidad para expresarnos en términos que describan , y no evalúen y juzguen.
Límites del modelo de comunicación intercultural
Es importante reconocer los límites de este modelo. Si un conflicto tiene raíces sistémicas, la gente puede comunicarse tan eficazmente como puedan; pero aún puede quedar el problema sin resolver porque son incapaces de cambiar el sistema. Nuestra habilidad para enfrentarnos a problemas sistémicos puede mejorar escuchando y expresándonos bien, pero esto sólo no será suficiente para transformar el sistema mismo.
1.6 EMOCIONES Y CONFLICTO
¿Qué es la emoción?
La emoción forma parte de un aspecto crítico de nuestra vida, ya que estamos muy desinformados sobre su naturaleza y el impacto que puede crear tanto en nuestras interacciones sociales como en nuestras relaciones.
Muchos investigadores consideran que la emoción tiene tres aspectos; un aspecto cognitivo, un elemento psicológico y un aspecto comportamental. Así, Daniel Goleman, se refiere al término de la emoción como a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan.
Existen centenares de emociones y muchas más mezclas, variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas. En realidad, existen más sutilezas en la emoción que palabras para describirlas.
Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución. La misma raíz etimológica de la palabra emoción proviene del verbo latino movere (que significa moverse)más el prefijo “e-“, significando algo así como “movimiento hacia” y sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción.
La distinta impronta biológica propia de cada emoción evidencia que cada una de ellas desempeña un papel único en nuestro repertorio emocional. Así algunos investigadores proponen la siguiente clasificación de emociones:
Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, irritabilidad, hostilidad y, en caso extremo, odio y violencia.
Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desesperación y, en caso patológico, depresión grave.
Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y, en el caso que sea psicopatológico, fobia y pánico.
Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis y, en caso extremo, manía.
Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración y enamoramiento.
Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.
Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.
No cabe duda de que esta lista no resuelve todos los problemas que conlleva el intento de categorizar las emociones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con los celos, una variante de la ira que también combina tristeza y miedo? La verdad es que en este terreno no hay respuestas claras y el debate científico sobre la clasificación de las emociones aún se halla en el tapete.
Vamos a centrarnos en los tres aspectos anteriormente nombrados:
El elemento cognitivo de la emoción; nos volvemos emocionales o experimentamos la emoción cuando hay una apreciación o una valoración de una situación. Algo sucede, nosotros lo evaluamos o lo valoramos y esta misma apreciación nos da un aumento de la emoción. Aunque muchas veces la gente no se da cuenta de que están haciendo esa valoración, la hacen.
El elemento psicológico de la emoción; este es el aspecto sentimental de la emoción. La manera en que sentimos la emoción tiene una relación directa con el impacto que la emoción provoca en nuestras relaciones. En la resolución de conflictos se le da mucha importancia a la intensidad del sentir emocional, a tener sensibilidad respecto a las emociones de los demás y a la habilidad de manejar las emociones fuertes.
El elemento expresivo o comunicativo de la emoción; la emoción se expresa mediante el comportamiento con el objetivo de comunicar a los demás como nos sentimos. La expresión emocional tiene una dinámica muy compleja, especialmente en las situaciones de conflicto.
Los principios de la emoción y el conflicto
En la teoría y práctica del conflicto, se suele ignorar la emoción, o se suele tratar también como control del enfado o el manejo del enfado. Nosotros pensamos que la emoción está en la esencia del conflicto. presentamos los cinco principios de la emoción y el conflicto brevemente:
El conflicto está emocionalmente definido; de la misma manera que se dispara una emoción se dispara el conflicto. Reconocer que estamos en un conflicto, es reconocer que te han provocado emocionalmente. Percibimos el conflicto porque se nos desencadenan algunas emociones aprendidas culturalmente.
El conflicto es emocionalmente intenso; involucra una continua intensificación del nivel de la emoción, la cual varía dependiendo del problema y tiene consecuencias en el comportamiento que adoptamos en el conflicto.
La emoción moralmente estructura el conflicto; la emoción es esencialmente moral, ya que respondemos emocionalmente sobre algo debido a nuestras concepciones de lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y malo, lo apropiado y lo inapropiado. Por lo tanto, mediante la emoción podemos ver cómo nuestros valores operan en el conflicto.
La relación de la emoción y la identidad tiene consecuencias en el conflicto; la emoción y el conflicto están estrechamente relacionados. La emoción se obtiene a través de una percepción cuando algo personal importante está en juego.
La emoción tiene consecuencias en el conflicto relacional; la emoción tiene mucha importancia a la hora de construir y dar sentido a nuestras relaciones familiares, de amistad, de trabajo etc… La emoción tendrá importancia tanto en el momento en que se está dando la relación como en el primer contacto. Así los conflictos interpersonales tienen que ser pensados como una serie de episodios emocionales definidos que dejan un residuo emocional y que a su vez, actúan e influyen en el establecimiento de la relación con un resultado de conflicto.
ARTÍCULOS
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