Zusammenfassung der Ressource
CARTA ENCÍCLICA SOLLICITUDO REI
SOCIALIS DEL SUMO PONTÍFICE JUAN
PABLO II
- La presente reflexión tiene la finalidad de subrayar, mediante la ayuda de la investigación teológica sobre las
realidades contemporáneas, la necesidad de una concepción más rica y diferenciada del desarrollo, según las
propuestas de la Encíclica, y de indicar asimismo algunas formas de actuación.
- NOVEDAD DE LA ENCÍCLICA POPULORUM
PROGRESSIO
- La encíclica Populorum
Progressio se presenta, en
cierto modo, como un
documento de aplicación de
las enseñanzas del Concilio.
- Por consiguiente se puede afirmar que:
- La Encíclica Populorum Progressio es como la respuesta a la llamada del
Concilio, con la que comienza la Constitución Gaudium et spes
- Tambien el temático, la Encíclica, siguiendo la gran tradición de la enseñanza social de la Iglesia, propone
directamente, la nueva exposición y la rica síntesis, que el Concilio ha elaborado de modo particular en la
Constitución Gaudium et spes.
- Estas y otras referencias explícitas a la Constitución pastoral llevan a la conclusión de que
- La Encíclica se presenta como una aplicación de la enseñanza conciliar en materia social respecto al problema
específico del desarrollo así como del subdesarrollo de los pueblos.
- La aspiración a la liberación de toda forma de esclavitud, relativa al hombre y a la sociedad, es algo noble y
válido
- Como aspecto mas importante vemos que
- Los pueblos y los individuos aspiran a su liberación
- Refiriendo esto a la búsqueda del pleno desarrollo es el
signo de su deseo de superar los múltiples obstáculos
que les impiden gozar de una « vida más humana
- Recientemente en América Latina
- Se ha difundido un nuevo modo de afrontar los problemas de la
miseria y del subdesarrollo, que hace de la liberación su:
- Categoría fundamental
- Primer principio de acción
- El principal obstáculo que la verdadera liberación debe vencer es el pecado y las estructuras que llevan al
mismo, a medida que se multiplican y se extienden
- En el marco de las tristes experiencias de estos últimos años y del panorama prevalentemente negativo del
momento presente, la Iglesia debe afirmar con fuerza la posibilidad de la superación de las trabas que por
exceso o por defecto, se interponen al desarrollo, y la confianza en una verdadera liberación.
- Por tanto, no se justifican
- La desesperación
- El pesimismo
- La pasividad
- Todos estamos llamados, más aún obligados, a afrontar este
tremendo desafío de la última década del segundo milenio.
- Cada uno está llamado a ocupar su propio lugar en esta campaña pacífica que hay que
realizar con medios pacíficos para conseguir el desarrollo en la paz, para salvaguardar
la misma naturaleza y el mundo que nos circunda.
- Lo que está en juego es la dignidad de la persona humana, cuya defensa y
promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosa y
responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la
historia. El panorama actual —como muchos ya perciben más o menos
claramente—, no parece responder a esta dignidad.
- En este empeño deben ser ejemplo y guía los hijos de la Iglesia, llamados, según el programa enunciado por el
mismo Jesús en la sinagoga de Nazaret