Aquí la responsabilidad implica que te
atienes a las mismas expectativas y
estándares que exiges a tus alumnos.
Debes ser justo e igualitario. Por ejemplo,
si no permites a los alumnos comer chicle,
tú tampoco debes hacerlo.
Es flexible
La flexibilidad implica que ante una
situación especial o problema eres capaz
de hacer cambios en las lecciones o
actividades en el momento. Debes poder
cambiar. Si la mitad de los alumnos no
comprenden un concepto, no puedes
continuar sin encontrar una mejor
explicación para que entiendan.
Se preocupa
Debes realizar tu mayor esfuerzo para asegurarte
que todos los estudiantes sean exitosos, debes
conocer sus personalidades e intereses, y poder
incorporar esos componentes para conectar
individualmente con cada uno.
Es compasivo
Es fundamental que puedas reconocer
que tus estudiantes tienen problemas
fuera de la escuela y hagas los cambios
necesarios para ayudar a resolverlos y
superarlos.
Es cooperativo
La cooperación es clave para trabajar
efectivamente con administrativos, otros
docentes y los padres de los alumnos. Debes ser
capaz de crear vínculos con otros aunque no
siempre te agraden
Es creativo
Un buen docente debe ser capaz de crear
lecciones que atraigan la atención de sus
alumnos y los incentive a continuar viniendo a
clase.
Es dedicado
La dedicación implica ir todos los
días a clase y pasar el tiempo
necesario para que los alumnos
reciban la mejor educación posible.
Es decidido
Encontrar los medios necesarios para
lograr conectar con todos los estudiantes
sin importar el desafío que se plantee,
define a un buen docente.
Es empático
Un buen educador debe poder reconocer
y empatizar con las luchas de los
estudiantes, aunque no puedan
relacionarse personalmente con ellas.
Es cautivador
La habilidad de atraer la atención en un
aula llena de alumnos, y ser capaz de
mantenerla por tiempo prolongado es muy
difícil, por lo que es necesario que el
docente cree lecciones divertidas, frescas y
energéticas, dejarlos queriendo más y
motivados a continuar viniendo a clase.