Zusammenfassung der Ressource
Sobre algunos mecanismos
neuróticos en los celos, la paranoia y
la homosexualidad (Vol XVIII, p.213)
- Los celos se cuentan entre los estados afectivos, como el
duelo, que es lícito llamar normales.
- Los tres estratos o niveles
de los celos merecen los
nombres de:
- 1) de competencia o
normales
- lo esencial están compuestos por
- el dolor
por el
objeto
de amor
que se
cree
perdido
- el duelo
- por la afrenta narcisista, en
la medida en que esta puede
distinguirse de las otras;
- además, por sentimientos de hostilidad hacia los
rivales que han sido preferidos, y por un monto
mayor o menor de autocrítica, que quiere hacer
responsable al yo propio por la pérdida del amor
- estos
celos
por mas
que los
llamemos
normales
- brotan del complejo de
Edipo o del complejo de
los hermanos del primer
período sexual.
- notarse
que en
muchas
personas
son
vivenciados
bisexualmente
- esto es:
- en el hombre, además del dolor
por la mujer amada y el odio
hacia los rivales masculinos,
- adquiere eficacia de refuerzo también un
duelo por el hombre al que se ama
inconcientemente y un odio hacia la mujer
como rival frente a aquel.
- 2) proyectados
- provienen, así en el hombre como en la mujer,
de la propia infidelidad, practicada de hecho, o
de impulsiones a la infidelidad que han caído
bajo la represión
- Las costumbres
sociales han
saldado cuentas
sabiamente con
este universal
estado de cosas
- En el tratamiento de uno de
estos celosos es preciso evitar
ponerle en entredicho el
material en que él se apoya;
sólo puede procurarse moverlo
a que lo aprecie de otro modo.
- Los celos nacidos de una
proyección así tienen, es
cierto, un carácter casi
delirante,
- pero no ofrecen
resistencia al trabajo
analítico, que descubre
las fantasías
inconcientes de la
infidelidad propia.
- 3) delirantes.
- los delirantes en sentido estricto.
- También estos provienen de
anhelos de infidelidad reprimidos,
pero los objetos de tales fantasías
son del mismo sexo.
- Los celos delirantes corresponden a
- una homosexualidad fermentada, y con
derecho reclaman ser situados entre las
formas clásicas de la paranoia.
- En su calidad de
intento de defensa
frente a una moción
homosexual en
extremo poderosa,
podrían acotarse (en
el caso del hombre)
con esta fórmula:
«Yo no soy quien lo
ama; ella lo ama».-
- Frente a un caso de delirio de
celos, habrá que estar preparado
para hallar celos de los tres
estratos, nunca del tercero
solamente.
- Paranoia
- Por razones conocidas, los casos de paranoia se sustraen la
mayoría de las veces de la indagación analítica
- Algo nuevo, dos paranoicos
- Es lícito
inferir que en
cada caso,
después de
saciada la
libido
heterosexual
- dos
- Tampoco ellos admiten
nada indiferente en
otro, y en su «delirio de
ilación» usan los
mínimos indicios que
les ofrecen esos otros,
extraños.
- el paranoico precisamente la persona más
amada del mismo sexo deviene el perseguidor,
- el sentimiento de ambivalencia, presente
de continuo, proporciona la base para el
odio, y lo refuerza el incumplimiento de los
requerimientos de amor.
- paranoia
persecutoria,
segundo
caso
- Lo nuevo que aprendí en
él fue que pensamientos
clásicos de persecución
pueden estar presentes
sin que se les dé crédito
ni se les atribuya valor.
Durante
- el otro paciente producía en
gran número sueños de
persecución que podían
considerarse los precursores
o las formaciones sustitutivas
de las ideas delirantes de
idéntico contenido.
- el componente
homosexual coexcitado se
conquistaba su expresión
en el ataque de celos.
- Así, para defenderse de la
homosexualidad, la ambivalencia de
sentimientos presta al perseguido el
mismo servicio que los celos
prestaban a nuestro paciente.
- que la paranoia no se
introduce en el sueño.
- la comparación de los
sueños de nuestros dos
pacientes nos enseña que
nuestro planteo, a saber,
si la paranoia (u otra
psiconeurosis) puede
instilarse también en el
sueño, descansa en una
concepción incorrecta de
este.
- El sueño se diferencia
del pensamiento de
vigilia en que puede
acoger contenidos (del
ámbito de lo reprimido)
cuya presentación en el
pensamiento de vigilia
no se autorizaría.
- Los pensamientos
preconcientes pueden
ser los resultados de
todos aquellos
procesos patógenos en
que reconocemos la
esencia de una
neurosis.
- Por tanto, un sueño
puede corresponder
sin más a una
fantasía histérica, a
una representación
obsesiva, a una idea
delirante, vale decir,
destilarse como tal
en su interpretación.
- Homosexualidad.
- Como marca de este proceso se establece por muchos años esta
condición de amor:
- los objetos masculinos
deben tener la edad en que
se produjo en él esa
trasmudación.
- diversos factores que contribuyen a este
resultado, probablemente en grados variables.
- En primer lugar, la fijación a la madre, que
dificulta el pasaje a otro objeto femenino.
- Después, la inclinación a la elección narcisista de objeto, que en general es más
asequible y de ejecución más fácil que el giro [Wendung] hacia el otro sexo.
- Más tarde hemos llegado a conocer todavía, como poderoso motivo
para la elección homosexual de objeto, la deferencia por el padre o la
angustia frente a él, pues la renuncia a la mujer tiene el significado de
«hacerse a un lado» en la competencia con él (o con todas las personas
de sexo masculino que hacen sus veces).
- Bajo los influjos de la educación, y sin duda también por la continua impotencia de estas mociones, se llegaba a su represión y a una trasmudación de
sentimientos, de suerte que los que antes eran rivales devenían ahora los primeros objetos de amor homosexual.
- El proceso típico
- establecido
para
incontables
casos, consiste
en que el
hombre joven,
intensamente
fijado a la
madre,
- algunos años después de
la pubertad emprende
una vuelta {Wendung}
- se identifica él mismo con la madre
y se pone a la busca de objetos de
amor en los que pueda
reencontrarse, para amarlos
entonces como la madre lo amó a
él.