A. Doctrina Naval

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Conocimientos Específicos Conocimientos Específicos (Doctrina de la Armada de México) Notiz am A. Doctrina Naval, erstellt von Dulce María Castillo Flores am 08/03/2017.
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CAPÍTULO II ORÍGENES DE LA DOCTRINA NAVAL

A. Antecedentes históricos. El futuro de México se encuentra ligado a los mares que le rodean, por lo que se hace necesario conocer, analizar y comprender con una perspectiva de Estado, la importancia de los litorales de la nación a partir de un enfoque histórico, que permita proyectar con certeza su porvenir y su inseparable vínculo con el mar. El nacimiento de la Marina de Guerra Nacional se produjo tras la consumación de la Independencia de México el 27 de septiembre de 1821. Sin embargo, su consolidación aún se vislumbraba lejana en el horizonte, pues España se negaba a reconocer los Tratados de Córdoba y con ello, la independencia de México. Decisión que se materializó con la ocupación estratégica del Castillo de San Juan de Ulúa, lo que se denominó el último reducto español, ya que por su condición favorable de isla, pudo resistir más de cuatro años, por el apoyo que recibió desde la Habana, Cuba; así como por las limitaciones de recursos a que se enfrentó el naciente Estado Mexicano para adquirir sus primeras unidades de superficie y conseguir sus tripulaciones. No obstante que la Marina de Guerra Mexicana, mediante la escuadrilla al mando del Capitán de Fragata Pedro Sainz de Baranda y Borreyro, hizo capitular al reducto español el 23 de noviembre de 1825 y consolidó la Independencia nacional, eso no impidió que España reintentara una vez más reconquistar a México en 1829. La situación con España y la flota adquirida por el conflicto de Ulúa, motivó que el Estado Mexicano, entre 1826 y 1829, decidiera junto a la Gran Colombia, proseguir su lucha contra España en las aguas del Golfo de México, capturando diversos barcos mercantes españoles. A cargo de esta tarea estuvo el Capitán de Navío David Porter, quién logró en cuatro años dar renombre a la escuadrilla naval mexicana, a la par que instruyó y disciplinó a las tripulaciones con base en los reglamentos y manuales de la marina estadounidense, los que hizo traducir al español. Estos reglamentos y manuales a su vez tenían una marcada influencia europea y en ellos se encuentra una parte de los orígenes en que se sustenta la doctrina naval del país. La inestabilidad política de México y los sucesivos cambios de gobierno, llevaron a la disolución de dicha escuadrilla naval. Unos años después, la joven nación comenzó a sentir los efectos de los amagos imperialistas de las grandes potencias de la época, que ante la disolución del imperio ultramarino de España, se enfrentaron entre sí para imponer su hegemonía en las naciones latinoamericanas, donde México, por su posición geoestratégica fue uno de los blancos predilectos. La soberanía nacional de México fue mancillada por diversas potencias. De esta manera, fue despojado del 55% de su territorio nacional con la firma de los Tratados de Guadalupe en 1848 y en 1864 le fue impuesto un monarca extranjero. Las guerras conducidas contra México, evidenciaron la falta de experiencia del Estado en el manejo de los conflictos externos, reflejando la ausencia de un plan de defensa y de conciencia marítima. Esa tendencia empezó a revertirse, durante el gobierno del General Porfirio Díaz, pues bajo su régimen, se concedió preeminencia a la modernización de la Marina de Guerra a partir de tres ejes nodales: · El educativo, con la creación de la Escuela Naval Militar en 1897. · De infraestructura y con la adquisición de doce unidades de superficie para la seguridad y defensa de la nación. · Jurídico, con la emisión de la Ley Orgánica de la Marina Nacional de Guerra en 1900. Para 1910 el proyecto de modernización de la Armada Nacional, era una realidad; sin embargo fue interrumpido como consecuencia del movimiento revolucionario. Durante este proceso histórico, se hizo evidente la importancia de la marina, tanto para las fuerzas federales como para los revolucionarios. Uno de los hechos gloriosos de la Marina de Guerra Mexicana fue la defensa del puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914, en donde el personal de la Escuela Naval, junto al pueblo veracruzano, se enfrentó a la invasión norteamericana. En este hecho destacan las actitudes decididas del Comodoro Manuel Azueta Perillos, quien encabezó la defensa desde la Escuela Naval, y del Teniente José Azueta y el Cadete Virgilio Uribe quienes ofrendaron la vida en cumplimiento de su deber, iluminando con su ejemplo la doctrina de las futuras generaciones de marinos militares mexicanos. Diversos son los momentos clave de desarrollo para la Armada Nacional en el siglo XX, el primero se dio con la inclusión del artículo 32 en la Constitución de 1917, el cual sentó las bases para la nacionalización de la Marina Mexicana, pues se estableció que para pertenecer a ella se requería ser mexicano por nacimiento. Otro momento, fue en pleno contexto de la Segunda Guerra Mundial, pues como parte de las necesidades de defensa hemisférica en el continente americano, se efectuó una de las reformas más trascendentales en el marco marítimo de México, agrupando el 30 de diciembre de 1939, todos los entes gubernamentales relacionados con el mar en un Departamento Autónomo de Marina y que un año después fue elevada al rango de Secretaría de Estado. Cabe precisar, que ambas reestructuraciones se hicieron con el firme propósito de lograr el desarrollo y la defensa marítima del territorio. Se dieron otros hechos que marcan el accionar de nuestra Armada a fines de los años sesenta, cuando México expande su mar territorial a 12 millas náuticas y posteriormente en 1976 cuando entra en vigor el Decreto que establece, a lo largo de los más de 11 mil kilómetros de su litoral, una Zona Económica Exclusiva de 200 millas náuticas, en la que México ejerce derechos soberanos. (3’149,920 Kms2 de zonas marítimas). El Proyecto de Modernización Operativa que ha desarrollado la Armada en los últimos años, ha permitido hacer eficiente el poder naval de la federación, a través de la adquisición de diversas unidades de superficie y aéreas así como la construcción en astilleros de la Secretaría de Marina de patrullas oceánicas y patrullas interceptoras, con tecnología y armamento moderno, de la misma manera se ha equipado a la Infantería de Marina con vehículos, armamento y equipo acorde a las exigencias de las nuevas amenazas. También se crearon las Estaciones Navales de Búsqueda y Rescate con la finalidad de materializar y optimizar la parte operativa del Sistema Nacional de Búsqueda y Rescate Marítimo, ya que la Armada de México es el organismo registrado para tal fin ante la Organización Marítima Internacional. B. Desarrollo profesional. Como ya se ha mencionado la Escuela Naval se fundó en 1897 con el proyecto de modernización del presidente Porfirio Díaz, organizándose el aspecto educativo y de doctrina bajo el enfoque de la escuela prusiana de la Kriegsakademie y de los aportes teóricos de Jomini y Clausewitz. Antes de este hecho la oficialidad de la marina mexicana se formaba en la Armada Española, precisándose que a lo largo del siglo XIX la Armada Nacional había intentado consolidar la enseñanza naval con la creación en 1824 de la Escuela Naval de Tlacotalpan y otras escuelas que surgieron y desaparecieron debido a la inestabilidad interna. Posteriormente, ya en el siglo XX, se crearon otras escuelas de formación de oficiales como la de Aviación Naval en 1943 y más recientemente las escuelas: Médico Naval, de Ingenieros de la Armada, Enfermería, Intendencia, Electrónica, Mecánica de Aviación, Maquinaria Naval e Infantería de Marina. Por otro lado, el personal de Clases y Marinería se vio beneficiado con la creación de la Escuela de Marinería en 1942 y el Centro de Capacitación de la Armada en 1946. Especial atención debe darse a la creación del Centro de Estudios Superiores Navales que nació en 1970 con la misión de desarrollar los conocimientos superiores de orden naval, científico y marítimo que contribuyera a la preparación del personal de Almirantes, Capitanes y Oficiales. Las fuentes documentales refieren que la infantería de marina nació al interior de la Armada Nacional al crearse el Ministerio de Guerra y Marina el 4 de octubre de 1821, una vez consumada la independencia de México y en 1957 se establece como carrera en la Heroica Escuela Naval Militar. Posteriormente se incorpora la especialidad de paracaidista en 1975. Como virtud importante, cabe destacar que la Armada de México, con un espíritu de equidad de género, ha admitido entre sus filas a personal femenino desde tiempos remotos, principalmente en actividades relacionadas con la salud y administrativas. Posteriormente se abrieron otras posibilidades en escuelas de formación, incluyendo recientemente para carreras de mando. C. La tradición naval. La Tradición Naval es el conjunto de costumbres, conocimientos y formas de conducta que caracterizan y distinguen a los marinos militares mexicanos, contribuyendo a modelar y orientar al personal durante su vida en la Armada. Habiéndose formado a través de nuestra historia, esta tradición ha permitido a los elementos de la Armada de México obtener el lugar de prestigio que poseen ante los ojos de sus conciudadanos y, a través de los mares, ganar un lugar de respeto y consideración internacional. Esta Tradición ha permitido al personal naval desempeñar con efectividad sus actividades, conservando una conducta de apropiada educación y en muchas ocasiones de refinamiento. Genera un amplio sentimiento de solidaridad que se deriva de las peculiares dificultades que impone la necesidad de operar en el medio marítimo. Esta solidaridad se genera entre el personal de la Armada de México, así como con la gente de mar y miembros de otras Armadas del mundo, generando respeto mutuo y la clásica caballerosidad del Oficial Naval. Aunque la Tradición Naval no está contenida en un sólo documento, ya que se transmite de generación en generación por la vía del ejemplo, se puede afirmar que se encuentra contenida en algunas publicaciones y principalmente en el actuar cotidiano de sus hombres y mujeres. No es estática, ya que con la aplicación de nuevas normas se van incorporando prácticas que perduran en el tiempo por su acertada concepción, generando una positiva evolución. Es responsabilidad de todo el personal de la Armada de México como un compromiso de honor, la preservación, práctica y difusión de la Tradición Naval.

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CAPÍTULO III CONCEPTOS, VALORES Y PRINCIPIOS DOCTRINARIOS

La Doctrina Naval es el conjunto de principios, conceptos y directrices fundamentales que guían la organización, preparación y el empleo del Poder Naval de la Federación para el cabal cumplimiento de la misión que la Armada de México tiene asignada por ley, contribuyendo así al logro de los objetivos nacionales. A. Conceptos doctrinarios La Doctrina Naval se fundamenta en los preceptos legales, conceptuales y éticos que norman y orientan la creación, organización y acción de la Armada de México y están dados en todos los casos por: · La legislación nacional vigente. · Los hechos históricos. · La tradición naval. · La estrategia naval, derivada de la estrategia militar. · Los valores morales e intelectuales. · Los valores institucionales. · La experiencia, que impone un carácter dinámico a la doctrina. · Las nuevas tecnologías. El éxito de cualquier Armada organizada está asociado directamente con la eficacia de su Doctrina Naval, es decir, la correcta interpretación del contexto para el cual se ha formulado, su acertado desarrollo y la efectividad en su aplicación. La Doctrina Naval es el punto a partir del cual se desarrollan soluciones y opciones para enfrentar demandas específicas en situaciones de paz, conflicto, crisis o guerra. Se debe considerar que la Doctrina es dogmática, pero requiere del juicio personal en su aplicación; es conceptual y a la vez flexible; es una forma compartida de pensar. Contiene los conceptos que constituyen el marco necesario para conseguir el imprescindible acuerdo intelectual entre todos los componentes de la Armada de México y por ello es concebida y formulada con base en nuestra historia, cultura, tradición y la realidad del contexto en que será aplicada. Es referencia que guía las acciones hacia objetivos bien definidos y proporciona las bases para el uso de una terminología común, asegurando la eficiencia y el acierto en la ejecución de los procedimientos y las tácticas, lo cual demanda un profundo conocimiento de la misma. La doctrina influye en: · Las normas y procedimientos de operación. · La política de personal que influye directamente en la trayectoria profesional de los elementos de la institución. · Las bases que orientan a los mandos para la formación moral, intelectual y física del personal, a través de un liderazgo ético, humano y profesional, que detone el entusiasmo e incremente la proactividad en cada una de sus acciones. · Los fundamentos de la enseñanza naval que, entre otros, conforman los planes de estudio en los distintos niveles de la misma. · Las bases para la elaboración de los planes de adiestramiento de las unidades e instrucción del personal. · Los criterios para el perfeccionamiento de las estructuras orgánicas. · La determinación del equipamiento y tecnología de los medios operativos, así como el diseño y la cantidad de unidades de superficie, aeronavales y de infantería de marina. · El diseño y operación de un aparato logístico eficiente, así como la adecuada visión y selección en el complicado procedimiento de adquisición de medios. Para que la Doctrina Naval sea útil debe ser uniformemente conocida, entendida y aplicada; con la doctrina se obtiene estandarización en la acción sin restringir la libertad de juicio profesional de los elementos de la Armada de México, ni la necesaria iniciativa requerida en el ejercicio del mando. La convicción de lo que se es y de lo que se hace está en cada individuo, pero la guía que conjunta todas las acciones individuales en una sola y poderosa acción de grupo está en la doctrina. B. Valores doctrinarios Los valores son la base sobre la cual el ser humano forja sus convicciones y apoya sus acciones; los valores dan sentido a nuestras vidas, estructuran y orientan nuestra conducta proporcionando un marco de referencia a nuestras palabras y acciones. En la Armada de México los valores doctrinarios rigen el comportamiento de los miembros de la institución y contribuyen a formar los rasgos de su personalidad. Los valores actúan como principios y constituyen el fundamento de todo juicio, decisión o acción que realiza el personal naval a lo largo de su carrera profesional. Algunas características son deseables en todo individuo que se integra a una organización, sea esta militar o no, destacan entre ellas la entrega, la disponibilidad, la capacidad, la creatividad, la iniciativa, la discreción, la tolerancia y el sentimiento de pertenencia o “amor por la camiseta” como se le llama coloquialmente; sin embargo, no debemos confundirlas con los valores institucionales que son aquellos que hacen del conjunto un pilar que apoya a la sociedad y a la patria. Los criterios para escoger los valores de una institución militar pueden ser muy variados, sin embargo aquellos que se consideran indispensables son los que tienen aplicabilidad para todos los grados y situaciones; los que son perennes, es decir, son siempre actuales y por ende apegados a la situación que vive la sociedad mexicana en el contexto nacional e internacional; y por último los que van más allá de las características personales positivas porque su rasgo fundamental es el bien del conjunto a través de la institucionalidad. Los conceptos originarios de los valores contemplados en la doctrina naval están inscritos en una placa de bronce colocada en la Heroica Escuela Naval Militar; estos son los de Honor, Deber, Lealtad y Espíritu de Justicia. Aunque estos se consideran los valores fundamentales para la Institución, la tradición naval incluye otros que hacen del conjunto un código de conducta para el personal de la Armada de México, considerados como valores institucionales. Su descripción substancial es la siguiente: HONOR. Es la cualidad moral que lleva a la persona al estricto cumplimiento de los compromisos establecidos con su nación, la institución, sus conciudadanos y con ella misma, conduciéndose con dignidad, integridad y espíritu de justicia en todo momento dentro y fuera del servicio. DEBER. Es la vocación que muestra el personal naval para cumplir cabalmente con las obligaciones que la sociedad y el servicio exigen. LEALTAD. Es la convicción de fidelidad hacia la nación, la institución, la superioridad y subalternos. PATRIOTISMO. Es el amor, devoción y compromiso que se tiene por México y sus símbolos, anteponiéndola siempre a cualquier interés personal y de grupo.

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