Erstellt von KRYSTAL JUDITH MARQUEZ LEON
vor etwa 4 Jahre
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Nuestra fragilidad. | La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. |
Tener fe en Dios. | Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre. |
Graves errores de la humanidad. | No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. |
Hagamos conciencia. | No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. |
Todos necesitamos de todos. | Médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. |
La bondad. | La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. |
¿Somos autosuficientes? | El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. |
La grandeza del Señor. | El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. |
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