Es la conciencia de los propios estados internos,
recursos e intuiciones.
Goleman (1996) utiliza la expresión “self-awareness”,
conciencia de uno mismo o autoconciencia, para referirse a la atención continua
a los propios estados internos.
La autoconciencia exige un conocimiento íntimo y exacto
de nosotros mismos y de las emociones. Asimismo, requiere la comprensión y la
predicción de nuestras reacciones emocionales ante las situaciones.
Para
aumentar la autoconciencia es necesario que meditemos seriamente y con valor sobre
cómo reaccionamos ante las personas y hechos que forman parte de nuestra vida.
En particular, debemos:
Examinar nuestros juicios
Sintonizar con nuestros sentimientos
Saber cuáles son nuestras intenciones
Prestar atención a nuestros actos.
Wiesinger (2003) sugiere que para el desarrollo de
nuestra autoconciencia, dar respuesta a las siguientes interrogantes:
¿Qué siento ahora mismo? ¿Qué quiero? ¿Cómo estoy
actuando? ¿Qué valoraciones estoy haciendo? ¿Qué me dicen los sentidos?
El manejo de las emociones y estrategias para su control.
El control de las emociones no significa que ellas deban
suprimirse, sino que se refiere a cómo manejarlas, regularlas o transformarlas
si es necesario.
El
autocontrol emocional persigue encontrar el equilibrio emocional para alcanzar
la autonomía y el bienestar personal.
Hay personas que poseen la habilidad para enfrentar
positivamente las tensiones emocionales, sin embargo, a otras les cuesta mucho
o se enfrentan de manera inadecuada, se escapan o las evitan.
Se recomienda:
Auto conocerse a través de la propia reflexión para
identificar las emociones positivas y negativas que experimentamos.
Controlar la expresión de las emociones negativas y
promover la expresión de las emociones positivas, esto favorece nuestro
bienestar personal y las relaciones con los otros.
Algunas estrategias para el control de las emociones.
Respiración, relajación, visualización y la meditación.