No fumes, comas o bebas en el laboratorio.
Utiliza una bata y tenla siempre bien abrochada, así protegerás tu ropa.
Guarda tus prendas de abrigo y los objetos personales en un armario o taquilla y no los dejes nunca sobre la mesa de trabajo.
No lleves bufandas, pañuelos largos ni prendas u objetos que dificulten tu movilidad.
Procura no andar de un lado para otro sin motivo y, sobre todo, no corras dentro del laboratorio.
Si tienes el cabello largo, recógetelo.
Dispón sobre la mesa sólo los libros y cuadernos que sean necesarios.
Ten siempre tus manos limpias y secas. Si tienes alguna herida, tápala.
No pruebes ni ingieras los productos.
En caso de producirse un accidente, quemadura o lesión, comunícalo inmediatamente al profesor.
Recuerda dónde está situado el botiquín.
Mantén el área de trabajo limpia y ordenada.
Antes de manipular un aparato o montaje eléctrico, desconéctalo de la red eléctrica.
No pongas en funcionamiento un circuito eléctrico sin que el profesor haya revisado la instalación.
No utilices ninguna herramienta o máquina sin conocer su uso, funcionamiento y normas de seguridad específicas.
Maneja con especial cuidado el material frágil, por ejemplo, el vidrio.
Informa al profesor del material roto o averiado.
Fíjate en los signos de peligrosidad que aparecen en los frascos de los productos químicos.
Lávate las manos con jabón después de tocar cualquier producto químico.
Al acabar la práctica, limpia y ordena el material utilizado.
Si te salpicas accidentalmente, lava la zona afectada con agua abundante. Si salpicas la mesa, límpiala con agua y sécala después con un paño.
Evita el contacto con fuentes de calor. No manipules cerca de ellas sustancias inflamables. Para sujetar el instrumental de vidrio y retirarlo del fuego, utiliza pinzas de madera. Cuando calientes los tubos de ensayo con la ayuda de dichas pinzas, procura darles cierta inclinación. Nunca mires directamente al interior del tubo por su abertura ni dirijas esta hacia algún compañero.
Todos los productos inflamables deben almacenarse en un lugar adecuado y separados de los ácidos, las bases y los reactivos oxidantes.
Los ácidos y las bases fuertes han de manejarse con mucha precaución, ya que la mayoría son corrosivos y, si caen sobre la piel o la ropa, pueden producir heridas y quemaduras importantes.
Si tienes que mezclar algún ácido (por ejemplo, ácido sulfúrico) con agua, añade el ácido sobre el agua, nunca al contrario, pues el ácido «saltaría» y podría provocarte quemaduras en la cara y los ojos.
No dejes destapados los frascos ni aspires su contenido. Muchas sustancias líquidas (alcohol, éter, cloroformo, amoníaco...) emiten vapores tóxicos.