El análisis de los costes de la «no calidad» ha ido expandiendo su alcance, aplicándose al conjunto de tareas que lleva a cabo la empresa en todas sus áreas o funciones, por lo que va más allá de las especificaciones técnicas o estándares de los productos y servicios para adentrarse en cualquier proceso de la compañía. Así, la calidad total es un concepto global integrando las dos perspectivas clave:
Calidad como satisfacción del cliente.
Calidad como salida u output de una actividad de la empresa.
Siendo este un planteamiento para el denominado <<cliente interno>>, es decir, la persona o actividad que utiliza el output del anterior, asegurando continuamente los estándares de calidad dentro del conocido como plan de gestión de calidad de la calidad cuyo valor gira al rededor de los siguientes aspectos:
Aspecto material: hacerlo bien a la primera
Aspecto objetivo: hacer bien lo que se hace
Aspecto subjetivo: hacerlo a satisfacción del cliente (externo o interno)
Aspecto económico: hacerlo de forma rentable
Aspecto social: satisfacción de hacerlo bien a la primera
Parte fundamental de la estrategia empresarial de cualquier organización consiste en la determinación de sus prioridades competitivas, las cuales deben alinearse con su visión de futuro y que representan sus cartas de sostenibilidad en el mercado.
La calidad como factor natural de cualquier organización significa "cumplir", y como ventaja competitiva consiste en "exceder".
La mejora continua es un proceso que pretende mejorar los productos, servicios y procesos de una organización mediante una actitud general, la cual configura la base para asegurar la estabilización de los circuitos y una continuada detección de errores o áreas de mejora.
Las empresas, por su parte, son conscientes de que la calidad puede ser una ventaja frente a sus competidores, por lo que esta variable se tiene en cuenta en sus decisiones de gestión.
En este sentido, los técnicos de la empresa podrían establecer, de acuerdo con sus conocimientos, qué requisitos debería cumplir el producto para considerarlo de calidad. Este enfoque tiene varios riesgos. Uno de ellos es que se ofrezca al mercado un producto de calidad basado en características que los consumidores potenciales no valoran por falta de conocimiento. Otro riesgo es que para la elaboración de ese producto de calidad la empresa incurra en unos costes elevados y que el precio al que se deba vender sea considerado como excesivo por parte de los consumidores potenciales o que no se puedan permitir el pagarlo.
Planear:
Es necesario asegurarse que el proyecto seleccionado es el más importante. Para ello se debe recopilar toda la información relacionada con los indicadores claves de competitividad del negocio y representarlos gráficamente. Las herramientas claves en esta etapa son el histograma, la gráfica de control y el análisis de tendencia histórica.
Hacer:
En esta etapa el equipo seleccionado se dedica a identificar las causas del problema y sus posibles soluciones. Se recomienda utilizar la lluvia o tormenta de ideas para identificar las causas teóricas del problema. La lista de ideas generada se ordena por categorías o estratos y se representan en un diagrama causa-efecto o de Ishikawa. A continuación se buscará probar cuáles de las posibles causas están causando el problema. Lo ideal es hacer la prueba a través de medios estadísticos, como estudios de correlación de variables o diagramas de dispersión. Sin embargo, algunas veces no hay datos suficientes para ello.
Verificar:
A través de técnicas como histogramas, gráficas de control o gráficas de tendencia en el tiempo se verifica el grado de mejoramiento alcanzado con la implantación de las soluciones aprobadas en la fase de hacer.
Actuar;
Esta fase consiste en incorporar al siguiente ciclo de planeación los ajustes necesarios que se hayan evidenciado en la fase de verificación. La mejora continua consiste precisamente en resolver un problema tras otro sin interrupción.