Sujeto de la vida espiritual

«La teología espiritual considera al hombre en su condición histórica: al mismo tiempo pecador y redimido, ser creado y sobrenaturalmente llamado a la santidad, portador de una historia personal y miembro de una comunidad eclesial y humana». (p. 105)

Sujeto de la vida espiritual

Sujeto de la vida espiritual

«Todo ser humano está invitado a responder personalmente a la llamada de Dios en Jesucristo, pero también a vivir como miembro del pueblo de Dios en el cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia». (p. 142)

Sujeto de la vida espiritual

«La realidad espiritual se vive de manera distinta según sea uno hombre o mujer»[1]. (p. 269)           [1] El autor da relevancia a la dualidad hombre-mujer. A este tema dedica el capítulo 8, en el cual, a través de diferentes miradas, intenta acercarnos a las diferencias y conexiones existentes. En cuanto a la dimensión religiosa hace un recorrido de las diferentes imágenes: figuras masculinas (el hombre como cabeza, padre, Hijo, esposo) y figuras femeninas (madre, virgen).

Sujeto de la vida espiritual

«El sujeto de la vida espiritual no es la naturaleza humana considerada en abstracto, sino la persona concreta, caracterizada por las condiciones fisiológicas, psíquicas, sociológicas, históricas»[1]. (p. 303)         [1] En el capítulo 9, el autor aborda el tema de Las disposiciones personales, a través del “carácter” y “las condiciones sociológicas: cultura y lenguaje”.