La aparición de la industria mediados del siglo XVIII se produjeron en Gran Bretaña varias transformaciones económicas y sociales que dieron lugar a la Revolución Industrial.
La revolución agraria.
Iniciada con la introducción de mejoras y nuevas técnicas (sistema Norfolk, arado triangular, máquinas trilladoras...) y los cambios en la propiedad de la tierra, lo que aumentó la productividad.
La revolución demográfica.
El cambio en el modelo demográfico antiguo, con el retroceso de la mortalidad, supuso un aumento de la población y un crecimiento de las ciudades.
Gran Bretaña contaba con varias condiciones básicas:
• El crecimiento de la población hizo aumentar la demanda de alimentos y productos manufacturados (especialmente ropa), por lo que las industrias incrementaron su producción. Además, supuso un aumento de la mano de obra disponible para trabajar en la industria.
• Los avances técnicos, gracias a los inventos y los descubrimientos relacionados con la energía, el sector textil y el siderúrgico, como la máquina de vapor, la lanzadera volante y el carbón de coque.
• La disponibilidad de materias primas y fuentes de energía. Había abundante algodón barato, procedente de las colonias, y carbón, necesario para generar vapor.
• Una buena red de comunicaciones, formada por canales navegables y caminos, importante para el aprovisionamiento de materias primas y la distribución de los productos elaborados. Además, esta red mejoró notablemente con el desarrollo del ferrocarril.
• Una clase social, la burguesía, con mentalidad empresarial y con un capital disponible para invertir en la nueva industria. El dinero provenía de la explotación de los recursos del imperio colonial inglés, del predominio en el comercio europeo y de los beneficios obtenidos con este comercio y la agricultura.
Al llevarse a cabo la Revolución industrial, las jornadas de trabajo eran largas y los salarios muy bajos, lo que ocasionaba mala alimentación y enfermedades entre los trabajadores y la población en general. Las novelas de Charles Dickens, que destacaban la injusticia del capitalismo, eran de las más leídas en su tiempo, pero la de Carlos Kingsley, que relata la historia de un niño deshollinador, dio como resultado una ley que protegía a los pequeños para que no realizaran trabajos tan forzados.
El desarrollo del sistema de producción capitalista produjo un crecimiento económico continuado. Entre 1873 y 1890 tuvo lugar la primera crisis, conocida como la Gran Depresión, en la que el exceso de producción y los bajos salarios provocaron el cierre de fábricas, el paro y la pobreza