El mandala tiene su origen en India y su nombre en sánscrito significa “círculo o rueda”, pasando a representar su característica básica, aunque pueden ser de diferentes formas incorporando todas las figuras geométricas.
Para los Budistas, su función es la meditación. No obstante, el proceso más importante para ellos es la “creación” de éstos por ser un camino “recorrido” que muestra las vivencias del momento de quien lo diseña y siendo la vía de conexión entre el hombre y la divinidad, tanto en el proceso de creación, al tenerlo para observación o como adorno.
El círculo: Representa la seguridad, el orden y el yo interior.
El cuadrado: Este representa la estabilidad o equilibrio.
El triangulo: Representa la transformación, cambios en la parte espiritual.
El corazón: Simboliza felicidad, amor, sentimientos puros.
La mariposa: Expresa la transformación, la crisálida se convierte en mariposa, fin de un ciclo comienzo de una nueva vida.
La estrella: Expresa también la espiritualidad
La cruz: Esta integra los cuatro puntos de la imagen para señalizar los cuatro puntos cardinales.
La espiral: Simboliza la presencia de energías positivas.
Rojo: El color rojo representa en los mandalas la fuerza, el amor, la ira y el odio.Naranja: Este color da señal a la presencia de optimismo, a su vez, muestra la confianza y la ambición.Amarillo: Demuestran alegría. Un mandala con amarillo nos habla de crecimiento, una luz que penetra en la fantasía acrecentando la sabiduría.Verde: Este se encuentra en los Mandalas representando el equilibrio, dándonos sensación de bienestar, curación, expansión del amor.
Azul: Da referencia a la calma, trae la paz, la serenidad, es una ayuda para la evolución, representa universalidad.Índigo: Sirve de puente para comunicación con el interior del individuo, representa la inteligencia cósmica proyectando la energía vital.Violeta: Da lugar al misticismo, la magia y la inspiración, colabora a no ser absolutista, está lleno de espiritualidad.Rosa: Representa la amistad, nos brinda la paz interior liberando los resentimientos y las culpas.
El dibujar Mandala nos permite momentos de relajación y descanso total aunque exige concentración, no es necesario un mayor esfuerzo cerebral, éste enfoque de energía te desconecta de tu entorno logrando así un descanso placentero. Las figuras representadas en los Mandalas muestran una idea de perfección lo cual te lleva a un acercamiento a la divinidad espiritual.
Los colores en las figuras estimulan un desarrollo en los niños en la parte cognoscitiva, activando el hemisferio derecho del cerebro. El pintar Mandalas se puede considerar como un mecanismo de defensa contra el estrés y la agresividad que puedas encontrar en tu entorno, esto demuestra la teoría del Psiquiatra Carr Jung el cual fue un estudioso de los efectos sanadores que proporcionan las formas circulares en nuestro espíritu.