Los combustibles fósiles son recursos no renovables ya que al contrario que otros recursos de origen biológico, como la leña, el carbón vegetal, el biodiésel, no se pueden reponer a corto plazo
Se han formado a partir de la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de plantas y de animales. Sus restos se acumularon en depresiones como fondos marinos o lacustres, donde quedaron fuera del alcance de los microorganismos descomponedores aerobios. Allí fueron cubiertos por capas de sedimento. La presión y la temperatura crecientes transforman progresivamente esos restos orgánicos en petróleo, carbón y gas, que pueden permanecer in situ o migrar a través de las rocas, separarse, acumularse o incluso escapar a la atmósfera.
Los combustibles fósiles son petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo.
Los combustibles fósiles se obtienen mediante procesos de excavación.
La materia orgánica acumulada durante millones de años debajo de las capas de la corteza terrestre y en el fondo de lagos y mares sufre diversas alteraciones debido al aumento de la presión y la temperatura del suelo. Se transforma, entonces, en diferentes tipos de roca sedimentaria o fósiles que contienen calor concentrado.
Los combustibles fósiles no son renovables, por lo que se agotan progresivamente las reservas, dificultando su extracción y afectando a su precio. Son recursos de gran valor económico, y su distribución geográfica no es homogénea, por lo que su explotación puede originar o catalizar conflictos.
Los combustibles fósiles son cuatro: petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo. Se han formado a partir de la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de plantas y de animales. Sus restos se acumularon en depresiones como fondos marinos o lacustres, donde quedaron fuera del alcance de los microorganismos descomponedores aerobios. Allí fueron cubiertos por capas de sedimento.